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Qué contradictoria es la
naturaleza. A veces juega al escondite, nos sonríe tras el cristal, nos mira y nos
confunde: La noche y el día, el norte y el sur, arriba y abajo, dentro y fuera…
¿Qué hace ese joven ahí escondido, camuflado bajo el pelo blanco y ralo, bajo
la mirada glauca, tras el rostro fruncido? Ese ímpetu juvenil en perpetuo
movimiento no entiende de fronteras, es
elástico, se las salta a la torera. No tiene edad, ni quiere y escapa a
borbotones por la mirada y por la palabra, por la expresión. Qué significado
tan extraño el de su juventud, entre el
invierno de la experiencia, y el verano arrebatado de la actitud.
Jamás hubo viejo tan joven, ni
joven tan mayor como par gritar con tanta fuerza y elegancia ¡indignación!
Y porque Stéphane Hessel, me sabe
así, contradictorio en su contenido y su continente; porque fue capaz de
mostrarnos el significado universal de
una palabra, se merece el pequeño homenaje de un plato. Un plato postrero y
juvenil, casi tanto como él; el punto y seguido de una estupenda comida. Un plato
que encierra en su interior la esencia de su propia contradicción: indignación,
piña, coco…Sol.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 400cl de leche.
- 3 huevos.
- 10 galletas napolitanas (las maría de toda la vida también dan buen resultado pero la canela de éstas le da un toque buenísimo).
- 100gr de azúcar.
- El mismo volumen de coco rallado que de azúcar.
- Caramelo líquido (puedes hacerlo tú o comprarlo.Yo he utilizado uno de supermercado).
- 4 rodajas de piña de bote.
- 50cl de oporto o jerez dulce.
ELABORACIÓN
- Poner todos los ingredientes en un vaso batidor menos el caramelo líquido, la piña y el oporto. Batir.
- Cubrir con caramelo líquido el fondo de una flanera grande y verter el contenido del vaso batidor. Tapar con papel de aluminio y meter al baño maría en el horno 30’, a 200ºc, previamente precalentado 10’.
- Mientras tanto, verter en un cacillo el oporto y cocer a fuego lento, removiendo de vez en cuando con la cuchara de madera, hasta que reduzca y pierda el alcohol. Añadir la piña troceada a la reducción y batir. Si crees que te queda algo espesa la salsa, añádele caldo de la piña hasta que coja la textura que te gusta.
- En un extremo de un plato rectangular pon una buena cucharada de salsa de piña y alárgala con gracia con la cuchara o el pincel de cocina.
- Desmolda el flan (una vez frío o no podrás) y corta un par de porciones poniendo una sobre la cucharada de salsa de piña y la otra montando ligeramente encima.
- Espolvorea un poco de coco rallado por el plato para decorar.
- Ummm, es indignante lo bueno que llega a estar.
NOTA
Un oporto o jerez blanco en lugar
de tostado potenciará el color de la piña y el contraste con el flan y el
caramelo será más aparente.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Sugar Men,de Sixto Rodríguez.
Para degustar: perpetuum mobile,de Penguin Café Orquesta
VINO RECOMENDADO
Solera 1847, de González Byass.
Imprescindible muy, muy frío.
DÓNDE COMER
Te va a dar igual porque creerás
estar en el paraíso.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Salir a la plaza y ponerte al
Sol…o a la sombra, qué más da y pasear y estar y no parar e incomodar,
incomodar mucho para una buena digestión.