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(Receta inspirada en un tartar de atún del restaurante Canalla Bistro de Ricacd Camarena).
Dicen que los ordenadores de
quienes nos gobiernan tienen un icono donde pueden indicar Me gusta o Me gusto indistintamente y hay
muchos que lo funden de tanto usar este último. Debe ser una leyenda, pero
¿sabes?, hay un no sé qué en el político moderno y cuanto le rodea que
desprende cierto tufillo a seductor. Y de esto no tiene la culpa el chachachá:
la culpa es de la tele y la fascinación por el glamour, el triunfo y el dinero.
Antes, cuando ésta no existía y el político sólo contaba con la radio para exponer su capacidad
dialéctica, su discurso se mostraba estructurado y rico, y pese a la retórica
política, con contenido, porque las únicas armas de seducción eran la voz y la
palabra, ofreciendo alegatos y réplicas cargados de ingenio y belleza y en
muchos casos con un valor literario indudable. Oyendo algunos de ellos, da la
sensación que fuera la gloria y el afán por el servicio público lo que les
motivaba, unos intereses al parecer muy alejados de la imagen que transmiten hoy
en día, aparentemente obnubilados con la fama y con sus brillos, dada la
naturalidad y el aire seductor con que se enfrentan a la cámara, desde el más
feo al más sosito.
Y es que una cosa es la erótica
del poder y otra muy distinta erotizarse con uno mismo y creérselo; al menos es
lo que transmiten, empaquetados en sus trajes y perfectamente encorbatados para
la faena. Incluso hay quien pone ojitos y lanza mensajes sublimizares cargados
de feromonas, como si hubiera más testosterona en una rueda de prensa para
notificar la subida de la prima de riesgo que en una competición de culturistas.
La imagen ha vaciado de contenido
el discurso y ha reforzado el continente; un continente la mayoría de las veces
limitado y poco agradecido, pero pagado consigo mismo. Auténticos narcoléxicos
de la palabra, capaces de fundir de puro aburrimiento al más pintado, el contenido lo presentan lleno
de información carente de significado, donde los datos estadísticos y los
eufemismos sustituyen al mensaje verdaderamente importante…siempre y cuando no
consideremos que el mensaje verdaderamente importante sea la propia imagen.
Sí, se ven guapos, glamorosos y seductores. Como el Atunsiasmado con su cuerpo, un tartar de atún tan satisfecho de sí mismo que nos lo comeremos crudo, pero que, a diferencia de los otros, este sí es un seductor de verdad al que le sobra belleza y glamour para hartar y no impostura, en el plato y en la vida.
Vas a disfrutar como nunca
hubieras imaginado con esta receta. Incluso puede que hasta te pongan a ti
también ojitos. Así que cuidado delante de quién te sientas.
Advertencia: Este plato alimenta el ego, por lo que su consumo debe realizarse bajo la atenta supervisión de un amigo realista y sus certeras apreciaciones acerca de Vd. y su personalidad. No se han descrito efectos secundarios con una ingesta responsable y consciente. Si pese a todo, Vd. o alguna de las personas que le rodean percibe alguna modificación en su comportamiento que le hace creer ser más guapo, arrogante o engreído, suspenda inmediatamente su consumo y busque sin falta a ese amigo que le sobrecoge y tan bien le cae cada vez que le dice: “te voy a ser sincero…”
NECESITARÁS (para 4 personas)
- Para el Atunsiasmado:
- 400gr de lomo de atún o bonito.
- 1 cebolleta (o puerro; yo prefiero cebolleta).
- 2 aguacates.
- 1 lima (o limón, pero mejor lima).
- 4 cucharadas de salsa de soja.
- 3 cucharadas de aceite de oliva virgen.
- ½ cucharadita de jengibre molido.
- 1 cucharadita de mostaza a la antigua.
- Un poquito de salsa Perrins (opcional, como todo en esta vida).
- Pimienta y sal.
- Para el aceite de pistacho:
- 50gr de pistachos pelados y sin piel.
- 100cl de aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
- Para la vinagreta de tomate y la ensalada:
- 1 bolsa de brotes de tiernos o de verdolaga que te guste.
- 6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- 2 cucharadas (ó 1 y ½ si te va más suave) de vinagre de manzana.
- 1 tomate mediano.
- Sal, un puntito de pimienta y orégano al gusto.
ELABORACIÓN
- Pica el atunsiasmado muy, muy fino (vamos, para tartar) y colócalo en un bol. Haz lo mismo con la cebolleta y mézclalo.
- Añade la ralladura y el zumo de media lima y el resto de ingredientes, y remueve muy bien para que el conjunto se impregne bien de los sabores. Tapa y mételo en la nevera al menos durante una hora para que se macere y unifique el sabor.
- Pon los pistachos en el vaso mezclador junto con el aceite y la puntita de sal y bátelo a potencia media hasta que veas que el aceite queda trabado con los pistachos triturados. Puedes hacerlo también en el mortero, pero con la batidora queda muy bien y son 20’’. Eso sí, procura que el pistacho no lleve piel. Si puedes quitársela con facilidad, escáldalos unos segundos y saldrá enseguida. Sécalos antes de batir. Reservar.
- Para la vinagreta de tomate, escalda ligeramente el tomate y pélalo. Quítale la semilla y córtalo en trocitos muy pequeños (también puedes poner pimiento de diferentes colores si lo deseas; le queda muy bien). Mezcla el aceite, el vinagre, la sal la pimienta y el orégano y mézclalo bien. Añádele el tomate, vuelve a mover y reserva.
- Pela el aguacate (debe estar maduro pero entero, para nada blando o será imposible de cortar). Con la mandolina de cocina córtalo en láminas finas.
- Corta un trozo de papel film y ponlo en el banco de trabajo. Sobre el mismo verter unas gotas de lima, extender con los dedos y colocar, montadas ligeramente unas sobre las otras, las láminas de aguacate. Dos tiras de aguacate que formen un rectángulo de unos 15cm de largo serán suficientes por comensal.
- En el centro del rectángulo y a lo largo dispón un cordón de atunsiasmado. Y ahora viene cuando la lías. Si eres fumador de tabaco de liar o has liado algún que otro porro en tu vida, es posible que te resulte muy fácil la operación; en cualquier caso es sencillísima: ayudándote del papel film, enrolla el aguacate formando un canelón. Coge el papel por los extremos y dale vueltas al conjunto para que el mismo quede bien formado, apretado y consistente. Retira el papel y échale al canelón unas gotas de lima de nuevo.
- Montaje del plato: Dispón el atunsiasmado en el plato y échale por encima una cucharadita de aceite de pistacho y un poquito alrededor. Junto a él enmolda la ensalada y añádele un par de cucharaditas de vinagreta de tomate, retira el molde con cuidado y deja caer alrededor algo de la vinagreta y trocitos de tomate.
- Umm. No tienes escapatoria. Se van a enamorar de ti.
NOTA
Las proporciones de salsa de soja
y especias las he puesto a mi gusto (a mi me van los sabores un pelín fuertes y
subidos de tono) por lo que te sugiero que vayas probando hasta acertar con el
tuyo.
Si no tienes tiempo o no te
atreves con el canelón de aguacate, también queda muy bien enmoldado. En este
caso, juega con diferentes formas en el momento de presentar la ensalada y el atunsiasmado.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: For WhatIt’s Worth, de Buffalo Springfield. Porque calentar motores y usar la mandolina
al ritmo del punteo de su guitarra es toda una experiencia.
Para degustar: Eternal Sunshine of The Spotless Mind. Besos sabor a aguacate, la suave melodia…uff, pocas cosas
tan seductoras.
VINO RECOMENDADO
Homenaje, rosado 11. DO Navarra.
DÓNDE COMER
Es un plato que enamora y sobre
todo para enamorar, por tanto en mesita para dos bien vestida, protegidos por
la tenue luz de unas velas, la suave melodía de Eternal Sunshine y la
arrebatadora mirada de deseo atravesando la distancia que os separa, como un
resplandor largamente anhelado.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Ya que el deseo es una emoción
aérea, vuela, flota hasta el objeto de tus anhelos, sin red, sin paracaídas, a
tumba abierta. El deseo requiere de tantas calorías, que con solo mirar
apasionadamente quemamos cuanto ingerimos y ardemos.
Eso sí, procura no ser
fogonazo…sé, más bien, fogonero.