jueves, 24 de diciembre de 2015

Descorazonado de alcachofas 20D...No tenemos remedio ¿o sí?

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No hay duda, el PP es el paradigma del vanguardismo y del artista total. Para ser exactos, sus votantes. Es decir, nuestros vecinos. Nadie sabe quién los vota, ni las encuestas más serias han dado con la respuesta ni la ‘vieja el’visillo’ ha sido capaz de conocer a uno, por más empeño que haya puesto en ello; pero los millones de votos obtenidos salen de algún lado, y no lo dudemos, también de la escalera en la que vivimos.

Siempre he creído en el arte y en su infinita capacidad para subyugar al ser humano. Y si un mingitorio es arte y una lata con los excrementos de un artista lo es también, no lo es menos que el PP vuelva a ganar las elecciones. Se requiere mucho arte para ello. Ser un artista en el más amplio significado de la palabra,  porque al final es todo un arte conseguir que el ciudadano, que mis vecinos, los tuyos y los míos, terminen por votar en contra de sus propios intereses.  No ha sido suficiente con la corrupción, que por sí sola hubiera bastado para hundir un partido en tiempos de estabilidad. No ha bastado con convertir en pobre a quien no lo era y deshacer la clase media. No han tenido bastante con que hayan creado una sociedad más desigual, donde el paro sigue siendo una epidemia, los derechos laborales se han perdido y los sueldos no garantizan una vida digna. Con que hayan  desmantelado unos servicios públicos ejemplares ni con haber perdido los derechos civiles que una ley de Ciudadanía dice garantizar, para que mis vecinos dejaran de votarles. 
La verdad es que tiene mucho mérito y hay que reconocerlo: tenían razón; ese era el camino para todos aquellos que temen el más mínimo cambio, que han sido muchos. La prueba evidente que recortar, al menos en educación, funciona.

Y por si el país no tenía ya suficiente con la indigestión del potaje post-electoral, Mou se queda sin equipo y el Madrid plantea ficharlo de nuevo…Ya te digo, nos estamos convirtiendo en el paradigma del vanguardismo. No somos nadie.

En fin, qué duro es que te rompan el corazón, en la política o en el amor; sobre todo en el amor. La receta que hoy te presento es excelente para los corazones desencantados: Descorazonado de alcachofa 20D. El bocado perfecto para sobrellevar las decepciones. Pequeños corazones de alcachofa que confirman la evidencia de que lo sublime y exquisito, como el perfume, puede contenerse en un frasquito muy pequeño. Una auténtica joya de la huerta que guarda en esa cámara secreta, en ese lugar clandestino, la dulce esencia de su profundo sabor. Y si además la acompañamos de jamón y mousse de foie, el resultado es insuperable; pues no sólo se convierte en el plato perfecto, sino que nos ayudará a evadirnos, siquiera en los instantes en que los disfrutamos, de esta realidad cansina que, como ‘en el día de la Marmota’, se resiste a abandonarnos y dejarnos en paz de una vez.

Que los disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 16 corazones de alcachofa.
  • 2 huevos.
  • Harina de maíz.
  • 100 g de jamón serrano bien picado.
  • Un poquito de mousse de pato.
  • Aceite de oliva virgen extra para freír.
  • Sal y pimienta.


ELABORACIÓN

  1. Saca del bote los corazones de alcachofa y pásalos por papel absorbente para que queden lo más secos posible. Con cuidado de no romperle el corazón haz un huequecillo a cada uno y rellénalo con el jamón picado.
  2. Bate los huevos con la sal y la pimienta. Pasa por el mismo los corazones cuidando que no se vacíen de su contenido y después por la harina de maíz.
  3. Dóralos en freidora o sartén en aceite bien caliente y pásalos por papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
  4. Guarda en el congelador el mousse de pato hasta que se congele.
  5. Emplatado: Sirve los corazones calientes en fuente como tapa, primer plato o acompañamiento espolvoreados con el mousse de pato rallado.

Sencillísimo y tan aparente como delicioso.

NOTA

Yo he utilizado corazones de bote, así me evitaba el mal trago de tener que operar las alcachofas a ‘corazón abierto’. Pero si lo prefieres las compras frescas eliminas las hojas hasta alcanzar su corazón y los hierves en agua con sal durante 25’ aproximadamente (si al intentar quitar una hoja se desprende con facilidad, ya están.
Rellenas con el mismo mousse y jamón están deliciosas también. En cualquier caso admiten multitud de rellenos; adáptalo a tu gusto.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: El ángel exterminador, Fran Laguna.
Para la degustación: Flor del mal, María Rodes.

VINO RECOMENDADO

La Gitana, Manzanilla. DO Manzanilla Sanlucar de Barrameda.

DÓNDE COMER

La verdad es que se trata de un bocado reparador especialmente dedicado a corazones desconsolados; así que en mesita de dos, perfectamente vestida, bien surtida de vino y que sean las manos de tu pareja las que a modo de cubierto los lleven a tu boca…y a las penas, puñalás.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

No sufras, vendrá solo y sin avisar. Además de ligero, con lo que previsiblemente te espera, estos corazones no sólo no te engordarán sino que, por encima de todo, te reconfortarán…y mucho. A por ellos.



viernes, 11 de diciembre de 2015

Choricillos navideños o el día que la navidad se vistió de campaña electoral. Un cuento de navidad

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Se debatieron varias fechas, pero al presidente ninguna terminaba por encajarle. El jefe del comité de campaña para las elecciones, hombre de confianza ‘de la casa’, como gustaban llamar al propio partido, le instaba a decidirse y le recordaba que la incertidumbre nunca traía nada bueno más allá de la desconfianza del electorado, que en tiempos en que los sondeos no les eran favorables era algo que no les beneficiaba.  Además, estaba el otro tema. Dada su fobia a las ruedas de prensa, su secretaria general ya no sabía por dónde salir cada vez que le preguntaban por la fecha de los comicios o por cualquier cuestión de estado, y no era la primera vez que, a pesar de su entereza, la encontraban llorando en los baños del congreso o de los platós de televisión los minutos previos a una comparecencia. Si en algo la apreciaba, y aunque sólo fuera por ella, debía decidirse.

“el 4 de diciembre”, dijo, después de una larga pausa. “¿El 4 de diciembre? ¿Por qué esa fecha? ¿Por qué tan tarde? Además es el comienzo de un largo puente y el inicio de la campaña navideña. No es una idea acertada”, argumentaban convencidos en el comité. “Cometemos un error que nos puede costar muy caro, Presidente”. “Tal vez, pero me hace ilushión”, contestó con ese deje suyo tan particular. Y en el partido tenían claro que cuando tomaba una decisión y la lanzaba sin más, era inútil pedir explicaciones por muy desconcertante que resultara su estrategia, pues lo suyo no era darlas o enmarañarse en medio de un discurso incoherente cuando se aventuraba a ello. Así que se habían acostumbrado a  cruzar los dedos y confiar en providencia cuando esta circunstancia se daba.     

Llegado el día, el presidente se aventuró por las calles de la ciudad. No era lo habitual salir solo, pero iba embozado en su grueso abrigo, con el cuello y media cara cubiertos por una bufanda. Un gorro protegía del frío su incipiente calvicie y terminaba de parapetarlo de las miradas curiosas. Sabía que de ser reconocido, aquel paseo terminaría en saludos inoportunos, en insípidos selfies a los que debería acceder de mala gana, cuando no en preguntas insidiosas. Y a eso no estaba dispuesto. Llevaba años labrándose una fama merecida de persona de escasa agilidad dialéctica y algo sosa, de eludir el cuerpo a cuerpo y de bregar sólo en las distancias largas. Y aceptándolo sin más, no tenía reparos en dejar ‘plasmado’ a todo el mundo en sus comparecencias, cuando no a delegarlas en su fiel secretaria. Y ahora no iba a ser menos. Quería disfrutar de su momento. 

Paseaba por el centro justo en el instante en que las luces de navidad lo iluminaban por primera vez. Hágase la luz, se dijo, y sonrió. Las guirnaldas pendían sobre las avenidas y se perdían hacia el infinito en perspectiva vertiendo su haz de luz. Los árboles iluminados, los edificios singulares compitiendo por la decoración más original, los balcones adornados hasta lo grotesco, las canciones insípidas gravitando en el ambiente como moscas empalagosas,…todo como siempre. Todo como debía ser. Todo preparado para unas fechas en las que la ilusión se vendía como un producto más y se derramaba a la velocidad en que se sacaba la tarjeta de crédito.

Y como aquellas luces chillonas, como aquellas melodías indigestas, las caras de sus adversarios políticos, la suya propia y la de su secretaria, colgaban como bolas de navidad de las farolas, se desplegaban como guirnaldas por las paredes y aparecían entre los anuncios de juguetes y turrones en la televisión. Todos a la misma hora. Todo el mismo día. A fin de cuentas él establecía las reglas. Caminó por su obra. ‘España en serio’, rezaba su propio eslogan. ‘Futuro para la mayoría’. ‘Defensa el teu vot’. Como a los perros de Paulov, el estómago le segregó ácidos más allá de sus posibilidades. “¿Un verso suelto en la ciudad?”, pensó; pero miró hacia otro lado y siguió caminando. ‘Un país contigo, Podemos’, ‘Por un nuevo país’, ‘Con ilusión’…Así, hasta no poder recordar todos los leídos. Estaba satisfecho. Todos mostraban el mismo mensaje. Todos ofrecían ilusión. Todos hablaban de esperanza. Todos se esforzaban en gustar. Daba igual que cuando las luces se apagaran la realidad volviera a mostrar su rostro. Lo importante era el momento en que estas se encendían. Y él siempre había sabido sacar ventaja de la confusión.
Se sentó en un banco frente a una pared donde todos los candidatos le observaban. La avenida estaba desbordada de personas con el rostro encendido de luz y fiesta, un trajín alborotado que reparaba en todo menos en aquellos carteles y en su persona. Sonrió mientras les miraba pasar, y pensó “¿Con lo mayores que sois y todavía creyendo en cuentos de navidad?
Y es que el presidente, cuando estaba solo y escondido en sí mismo, siempre hacía gala de una chispa muy especial.

Este relato sabe mucho mejor si se lee acompañado de la siguiente receta, un aperitivo sencillo, lleno de chispa y de color que no dejará indiferente a nadie en cuanto la pruebe: Choricillos Navideños. La versión dulce y festiva de un embutido tan  humilde como sublime que nos recuerda que un chorizo por dulce que parezca no deja de ser un chorizo. Así que, para que no nos la peguen otra vez y votemos lo que no nos interesa, pensemos bien qué nos conviene. Que las luces de colores y las palabras vacías de contenido no nos arrastren allá donde no queremos permanecer.     

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 150-200 g de chorizo fresco.
  • 250 ml de vino blanco de calidad.
  • 4 cucharadas de mermelada de calabaza.
  • Un poquito de aceite de oliva virgen extra.


ELABORACIÓN

  1. Introduce en un cazo los chorizos con el vino. Llévalo a ebullición manteniéndolos a fuego fuerte durante 3’ o 4’. Baja la potencia y deja que reduzca hasta que el vino haya desaparecido casi por completo. Retira los chorizos.
  2. Añade la mermelada a la salsa que ha quedado en el fondo del cazo y emulsiona batiendo con energía y añadiendo un hilillo de aceite de oliva virgen extra hasta obtener una salsa homogénea y con cuerpo. Puedes hacerlo también con batidora.
  3. Emplatado: acompaña los choricillos con su salsa y lascas tostadas de pan de pueblo.

La sencillez en estado puro servida al centro de la mesa. Una delicia.

NOTA

Estos choricillos navideños están hechos con chorizo dulce, pero en su versión picante también están muy buenos y agregan a la tapa un plus indignado muy a tener en cuenta.
Puedes utilizar otra mermelada (melocotón, naranja,…) pero la de calabaza le aporta un dulzor más neutro que no enmascara la potencia del choricillo.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Long way home, Tom Waits
Para la degustación: Unwind, Guy Garbey

VINO RECOMENDADO

Pata Negra crianza tinto. DO Valdepeñas

DÓNDE COMER

Los choricillos navideños son muy de sofá, frente al televisor, rodeados de amigos y bien regados de vino. Viendo y comentando los debates de campaña sientan de maravilla.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Ir a la cocina a por más choricillos tantas veces como sea necesario, que los debates, como la campaña, se auguran tan largos como interesantes.



domingo, 6 de diciembre de 2015

Atún Tun. Manual para suspender un examen como dios manda


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Si detrás de cada uno  de tus suspensos se esconde una persona perpleja, desconcertada y confundida que se deshace en preguntas existenciales del tipo ‘por qué a mí’ o en excusas inverosímiles, tal vez sea porque te lo montas tan bien para que eso sea así que te has convertido en un profesional de las asignaturas pendientes. Porque si dices que estudias (y no te engañas a ti mismo, claro) y a pesar de ello no pasas del 4, estas son algunas de las cosas que probablemente haces mal.

Es el efecto ‘Juan Valdés’ o ponme los cafés de tres en tres que mañana me examino. Un proceso que se retroalimenta en una espiral que comienza con posponer lo importante y que paso a paso te conduce al desastre en una crónica de una muerte anunciada ¿eres de estos?

  1. Lo tuyo no es procrastinar, lo tuyo es un delito académico. Jamás tienes tu habitación más ordenada, la casa más limpia ni tu armario mejor organizado que en época de exámenes. Tareas que hace siglos deberías haber hecho, visitas pospuestas… lo que sea que te pase por la cabeza, ahora es el momento de hacerlo. Cualquier cosa menos ponerte de una vez por todas a estudiar. Y cuando lo haces te percatas que al día siguiente es el examen, o dentro de dos, con suerte, y comienzas a vislumbrar el desastre; y con esa premonición llegan los agobios y la ansiedad, porque no hay persona más estresada que quien se lo deja todo para el último momento. Y los nervios, la falta de estudio y llevar apenas hilvanado lo poco que has visto es sinónimo de suspenso…y lo sabes.
  2. No sólo no estudias, además tienes sentimiento de culpa. Y esta realidad, además de patética, te arrastra a un escenario que juega en tu contra: dejas de comer o te atiborras cada 10’ por pura ansiedad; vives pegado a la cafetera y no descansas; te angustia querer aprender y que el agotamiento te lo impida. Y encarar un examen mal nutrido, cansado y más confuso que antes de ponerte a estudiar te garantiza una nota: 0.
  3. Lo tuyo no es la concentración, lo tuyo es la distracción, la omisión, la desatención y el olvido todo junto. Te has especializado en mosca en vuelo, y para ahondar más en ello estudias con el móvil al lado y, por supuesto, encendido. Sabes que mañana es el gran día, que no tienes ni idea, pero eres incapaz de no contestar un whatsapp, de no mirar lo qué se cuece en el ‘face’, de no espiar las fotos que ha colgado el personal…Definitivamente, no tienes remedio, eres carne de repetición.
  4. Eres un espíritu libre. Lo tuyo es el libre albedrio y los hábitos basados en el desorden y la falta de planificación. Y está bien improvisar en la vida, levantarte por la mañana con la ilusión de comprobar qué tiene preparado para ti el destino; pero como no cojas buenos apuntes, no planifiques el estudio y te organices, el tren de tu destino académico sólo tiene una estación-término: la del suspenso.
  5. Confundes ser carnívoro con basar tu dieta estudiantil sólo en las chuletas. Eres un crack, no hay duda. Eres capaz de dedicar más tiempo haciéndote chuletas que estudiando, sin darte cuenta de que en ese proceso también se aprende, pues estás pasando los apuntes de su estado natural a resumen y ‘micro-apunte’. Si por principios eres de estos, lo reconoces y no piensas cambiar, tienes un problema, pero, qué se le va a hacer, incluso puedes tener suerte en un futuro (conozco algún que otro cargo de la administración y la banca que guarda su vida escolar en forma de chuletas en una caja de zapatos y no lo ha ido nada mal). Al menos repásalos, estúdialos, recréate un tiempo en tu propia obra. Y eso sí: si pasas hambre de chuleta porque no puedes hacer uso de ellas, o te pillan, ten la decencia de asumirlo y no abochornes a nadie con excusas.  

Así que ya sabes: organízate, planifica y no dejes todo para el final;  no te distraigas y apaga el móvil; descansa, relájate, concéntrate en lo que haces mientras estudias y fíjate bien en lo que te preguntan el día de la prueba. Porque del ‘es que…’ al ‘hay que…’, de la excusa al buen hábito, no hay más que un paso: reconocer tus errores y para la próxima, evitarlos…si de verdad quieres, claro.

La receta de hoy es muy de piso universitario. Una de esas de emergencia. La respuesta culinaria a esa chica o ese chico que tanto te pone y que te acaba de llamar diciendo que va a tu casa a ver si le puedes explicar no sé qué tema… ¡A ti, que todo lo dejas para última hora y no te enteras de nada! ¡Y lo sabe! Quiere algo, sin duda, y no son explicaciones. Así que vas a desear quedar bien. Querrás prepararle algo de picar; algo sencillo pero exquisito, para vacilar y que la clase de repaso vaya a mayores. Miras en la nevera y ¡mon dieu! caes en la cuenta de que el táper con ensaladilla de la mami te lo cepillaste anoche con avaricia. Y lo peor, lo que ves da pena: 3 latas de atún, unos pimientos de bote, los restos de queso de untar…Qué más da, estás especializado en preparar exámenes en un plisplás (con resultados más bien malos, vale, pero esto no es lo mismo)…Con un par, así, al tuntún, vas a deleitarle con un paté que va a alucinar: Atún tun, la receta definitiva para las citas inesperadas. La prueba irrefutable que demuestra que la cocina, con un poquito de imaginación, es el único espacio que nos convierte en un artista y nos permite aprobar con nota. Como con este paté: un plato para picar sencillo, económico y muy aparente que te dejará a la altura de las circunstancias.

Que lo disfrutes.    

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 3 latas de atún en aceite de oliva pequeñas.
  • 4 pimientos del piquillo asados.
  • 3 anchoas en aceite.
  • 2 cucharadas de crema de queso natural para untar (unos 80 g).
  • 1 cucharadita de mayonesa.
  • 2 tomates secos.
  • Un par de gotas de tabasco.


ELABORACIÓN

  1. Escurre bien de su aceite el atún y las anchoas, así como de su líquido los pimientos. Introduce todos los ingredientes en el vaso batidor y bate hasta obtener una crema homogénea y consistente. Deja reposar en la nevera un par de horas.
  2. Emplatado: servir en un bol acompañado de pan tostado.

Tan bueno como sencillo. No pararás hasta verle el final.

NOTA

Si te apetece puedes añadirle a la crema un huevo duro, le queda muy bien también. Sin embargo, yo prefiero acompañar los montaditos con el huevo duro rallado, aceitunas troceadas o una pequeña cucharadita de sucedáneo de caviar, gana mucho en sabor y sobre todo en apariencia. 

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Lazaretto, Jack White
Para la degustación: I feel love, The dead weather

VINO RECOMENDADO

Tesoro de Bullas rosado 14. DO Bullas.

DÓNDE COMER

En el sofá, frente a la mesita de centro, con el bol de atún tun sobre ella, los vasos con vino, los apuntes desperdigados por el sofá y la mesa, la conversación versada en el tema a repasar, mantita sobre las piernas para el fresco y los calores, y dejándose llevar.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Dejarse llevar, tan solo eso…Y si no has llegado adonde esperabas, estudiar más, el cerebro es el mayor consumidor de energía que se conoce.




martes, 24 de noviembre de 2015

Bolitas de cordero y yogur o la lucha contra los malos y la sutil línea que separa hacer lo correcto de lo que te pide el cuerpo

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“Perdonar a los yihadistas es cosa de Dios, mandárselos a él es cosa mía”. No, no es una frase sacada de un personaje de Tarantino. Tampoco es de Scorsese o de Kubrick. Ni siquiera de Rambo, aunque pueda parecerse a él. Es una frase de Putin (por la que cualquier guionista daría lo que fuera), alusiva a su cruzada contra el Daesh en Siria, y que encierra en sí misma la esencia de lo que se avecina. Si la realidad fuera una película, sin duda, este sería su headline, su eslogan.    

Suenan tambores de guerra. Ya está ahí. Tan sólo queda hacerlo oficial. Es una realidad que todos los  medios de comunicación se encargan de difundir las 24h del día desde los atentados de París: Acabar con el Daesh es el objetivo prioritario de Occidente. O ellos o nosotros. A cualquier precio. Caiga quien caiga. Y todas las señales apuntan a ello: La ONU pidiendo al mundo todas las medidas necesarias para acabar con él. Cumbres de jefe de estado para diseñar estrategias de lucha. Ciudades que se blindan y se cierran a la vida en su caza al terrorista. Obama prometiendo destruirlos. Países haciendo lo propio tras el asesinato de sus ciudadanos... Incluso el Dalai Lama ha dicho que esta amenaza no se soluciona rezando.
Occidente se viste para la guerra y enseña sus dientes en una cruzada que se llevará fuera de sus fronteras para evitar verse salpicado de nuevo por unos conflictos de los que es en parte responsable. Una cruzada a la que acabaremos yendo todos de una u otra manera, como lo hicimos aquel fatídico día en que 3 desalmados ponían sus pies sobre una mesa en las Azores. Unas bombas que no explotarán sobre nuestras cabezas, sino encima de la de algunos salvajes que matan en nombre de Alá para vergüenza de éste, además de la de miles de personas tan inocentes como nosotros. Una vez más. Por nuestra seguridad. Nada personal.

El protocolo que activa el miedo ha funcionado a la perfección. Como siempre. Ya tenemos un nuevo 11S, y el ciudadano lo justificará todo para sentirse protegido, desde la pérdida de libertades individuales, hasta la muerte atroz y gratuita de civiles tan poco culpables de su situación como él mismo. Simples daños colaterales asumibles en aras de una seguridad unívoca: la nuestra. Y con un público tan entregado, los gobiernos occidentes se sentirán legitimados para arrojar toda su ira sobre los de siempre, sin percatarse que con el uso exclusivo e indiscriminado de las armas jamás acabarán con un demonio que se aloja en sus propias entrañas, como una solitaria dormida deseosa de despertar. Una solitaria creada y alimentada por ellos mismos. Porque la inmensa mayoría de fanáticos que atentan en occidente proceden de su propio seno, descontentos radicalizados fácilmente manipulables a través de las redes sociales y la religión.
Eso sí, después, lavaremos nuestra manipulada conciencia cambiando la foto de perfil en las redes sociales por logos solidarios, y solicitaremos indignados la inclusión en ese mercadeo de la solidaridad emocional de los de aquellos países remotos sobre los que llueven bombas todos los días. Simples demostraciones de empatía con el mismo valor que la foto de la última cena de empresa. Plañideras de coste 0 sin otro objetivo que exhibir lo solidarios que somos.

Se combate a los malos con las armas, sí, pero con todas, también con la solidaridad y la coherencia. Porque no se trata de aprovechar la coyuntura para elevar los índices de popularidad de los políticos. No se trata de reaccionar sólo cuando los muertos somos nosotros, esperar a que la mierda nos salpique para darnos por aludidos. Se trata de ser menos hipócritas y más congruentes: No vender armas a los mismos que después hemos de combatir. No comprar petróleo a quienes financian con la transacción su Estado del terror y las armas que nos matan. Y también se combate con las instituciones y servicios del estado, porque donde éste fracasa el extremismo triunfa. Es en esos guetos periféricos de nuestras ciudades, surgidos entre los escombros de la pobreza y del abandono institucional; en esas filas de desempleados y descontentos; en esos agujeros negros colmados de abandono e indiferencia donde hay que luchar más aún, si cabe y por pura autodefensa; llenando esos vacíos infinitos de educación, de sanidad,  de urbanidad y de sentido de pertenencia. Solo así esos hijos de puta dejarán de reclutar sus soldados en nuestra propia casa.     

A estas alturas a saber si quedan hombres buenos entre quienes nos gobiernan, pero me pregunto si al menos quedan de esos otros capaces de anteponer el bien común, el de todos, los de aquí y los de allá a los propios intereses y actuar en consecuencia ¿quedan de esos? Por la cuenta que nos trae y lo que pueda pasar, esperemos que sí.

Que el plato de hoy nos sirva de homenaje a todos, los de aquí y los de allá, todos, y que se le haga bola y se le atragante a todos esos indeseables, del este y del oeste, que quieren enfrentar a iguales en beneficio propio: Bolitas de cordero con yogur. Una receta delicada que identifica oriente y occidente uniéndolos en el mismo plato, y nos presenta al cordero en una elaboración menos tradicional de lo que nos tiene acostumbrados. Un plato con un toque exótico que nos transportará al paraíso del sabor sin necesidad de levantarnos de la mesa.

Que lo disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 500 g de carne picada de cordero (mejor de pierna).
  • Unos 100 g de molla de pan mojada en agua o leche.
  • 1 huevo XL.
  • 2 diente de ajo.
  • Harina.
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • 2 cucharadas de perejil picado.
  • 1 cucharadita de cilantro picado.
  • 1 cucharadita de jengibre en polvo.
  • Pimienta y sal.
  • Piñones fritos.
  • 2 yogures naturales tipo griego.
  • 1 pepino pequeño o ½ grande.


ELABORACIÓN

  1. En un bol mezcla la carne con la molla de pan, 1 diente de ajo bien picado, el perejil, el cilantro, el jengibre, sal una pizca de pimienta y el puñado de piñones fritos hasta obtener una masa homogénea. Haz pequeñas bolas con ella, enharina y sofríelas en abundante aceite hasta que estén bien doradas.
  2. Introduce en el vaso batidor los dos yogures, una punta de pimienta, sal, un diente de ajo bien picado y el pepino pelado y cortado en trocitos. Tritura y reserva. Ya tienes tu salsa de yogur.
  3. Emplatado: sírvelas calientes acompañadas de la salsa de yogur.

Umm, una delicia sencilla, que no podrás parar de comer hasta verle el fin.

NOTA

Puedes jugar con las especias que más te gusten, el comino, por ejemplo, le va muy bien, aunque el cilantro y el jengibre le dan un saborcillo muy especial. Si eres de los que no pueden vivir sin él, mezclar el cordero con algo de carne grasa de cerdo, dará un toque más jugoso a tus albóndigas.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Paris será toujours Paris, ZAZ
Para la degustación: I only want you, Eagles of death metal

VINO RECOMENDADO

Alcanta tinto crianza. DO Alicante.

DÓNDE COMER

En mesita pequeña y bien dispuesta, al más puro estilo coqueto bistró parisino, presidiendo en el centro las bolitas, con el yogur en bonita salsera, bien regada la velada con el vino, y en la mejor de las compañías.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Si la velada se alarga porque la compañía lo merece, casi sobran las palabras. Pasear por la calle mientras gritas ¡No a la guerra! también será una opción recomendable si los acontecimientos nos arrastran hacia ello.




lunes, 16 de noviembre de 2015

'Endivia Cochina' y 10 canciones para venirse arriba que te quitarán la tontería de golpe

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Ni Platón ni prozac ni carísimas sesiones en el psicólogo; cuando la vida te pesa, estás de ‘hematocrito plano’, porque sientes que la sangre no te corre, y tu voz interior tan solo acierta a decir: “Dame veneno que quiero morir, dame veneno”, lo más eficaz, balsámico y ‘shenshato’ (como diría un presidente de gobierno) para venirse arriba es tirar de canción, olvidarse de todo y dejarse arrastrar por ella. Tan sencillo como eficaz. Tan cierto como seguro. Si quieres volver a sentir que eres el rey de la pista de tu vida, ponte los auriculares, sube el volumen, cierra los ojos, levanta los brazos…y déjate llevar; te aseguro que te sentirás como Mia (Uma Thurman) en ese instante en que Vincen (John Travolta) le metió un chute de adrenalina directo al corazón. 

Y es que ojalá la vida viniera con banda sonora de serie, una selección musical impresa en el ADN a modo de termostato sonoro, que regulara el ánimo automáticamente según la situación. Pero a falta de ese kit prodigioso, al menos tenemos la opción de seleccionar los temas que queremos nos acompañen en ella. Porque está demostrado: la música influye en nosotros de tantas formas que incluso un estudio ha determinado que el 64%de las personas sin pareja que escuchan el Hello de Adelle sienten deseos devolver con sus ex; por tanto, cuidado con lo escuchas. Pero además de provocarnos morriña o amansarnos cuando toca, también nos activa, nos levanta el ánimo y nos hace ver las cosas de manera positiva. No importa el motivo de nuestra apatía; más allá de los problemas sentimentales y de las tristezas emocionales que nos arrastran a la melancolía, de la pereza que nos provoca enfrentarnos a un jefe tirano o a la rutina diaria, siempre está esa canción que actúa como un chute directo a los sentidos, nos pone las pilas y hace que nos reencontremos con nosotros mismos olvidándonos de todo lo demás. Un croché directo a las penas que nos quita la tontería de golpe y nos hace sentir la realidad de manera muy diferente, siquiera por esos instantes, y concebirla menos terrible de como la percibíamos ¿Acaso hay alguna otra cosa que tenga efectos secundarios tan beneficiosos? Que la OMS aún no se ha pronunciado al respecto al menos tranquiliza.

De hecho, se ha determinado cuál es la mejor canción de la historia para venirse arriba  aplicando una serie de fórmulas y teniendo en cuenta variables que van desde la letra hasta el ritmo: Don´t stop me now, deQueen. Ahora bien, todos tenemos nuestra banda sonora particular, ésa que sólo  aplica fórmulas que brotan directamente de la emoción y que en la galería de melodías de nuestro ADN sonoro tienen la etiqueta de espitosas. Éstas son algunas. Probablemente no coincidan con las tuyas, pero de lo que no te quepa duda es de que funcionan, vaya que si funcionan; te lo aseguro.


¿Y las tuyas? ¿Cuáles son?

Si además las acompañas de buenos amigos, un buen vino y algo de picar…vamos, a las penas, ‘puñalas’. Algo de picar sencillo, apetitoso y adictivo como este bocado: Endivia Cochina. La envidia servida a modo de receta y en su doble vertiente: la que desata por su finura y elegancia en todos aquellos de mirada atenta que desearán pasarse a tu mesa en cuanto las pongas encima, y en esos otros que te observan y comprueban con asombro que, pese a tus problemas, siempre hay un aura brillante y musical que te acompaña a todas partes y aún no saben por qué.

Que las disfrutes.   

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 4 endivias grandes
  • Mermelada de arándanos.
  • 75 g de queso de cabra de rulo.
  • 50 ml de leche.
  • Un puñado de nueces y piñones.
  • Sal y pimienta.
  • Un poco de aceite de oliva virgen extra.


ELABORACIÓN

  1. Lava las endivias enteras en abundante agua. Sécalas bien y córtalas longitudinalmente por la mitad. Extrae de cada parte la mitad, con cuidado de no romper el ‘tallo’ que mantiene unidas las hojas. Procede de igual modo con los trozos sustraídos y reserva para otra preparación lo que sobra. Habrás obtenido 4 barquitas de endivia (por supuesto de diferente tamaño).
  2. Salpimiéntalas y pásalas por una sartén con unas gotas de aceite bien caliente. Ásalas ligeramente y reserva.
  3. En una sartén y a fuego lento deslía el queso en la leche hasta obtener una crema de queso de cabra.
  4. Asa en unas gotas de aceite las nueces y los piñones hasta que se doren.
  5. Emplatado: coloca en una fuente las barquitas de  endivia, dentro de cada una de ellas una cucharadita de mermelada de arándanos, encima la crema de queso de cabra y para terminar los frutos secos asados.

Umm, tan sencillo como delicioso. Para disfrutar.

NOTA

Si quieres puedes servir tus endivias sin pasar por la sartén, pero ese toque de asado le va de maravilla. La naranja amarga en sustitución de la mermelada de arándanos es muy buena opción también.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Cualquiera de los temas recomendados.

VINO RECOMENDADO

Vermut Miró Casero. Reus, Tarragona.

DÓNDE COMER

En casa, en el coche, en el trabajo, en la playa, en el campo, en… ¿O acaso hay algún lugar prohibido donde dejarse llevar por el placer y la música?

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Correr, saltar, bailar…, dejarse llevar. Sin más.



domingo, 8 de noviembre de 2015

Bombas de patata 'Anti-machos' o por qué era necesaria la marcha del 7N


 
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El mismo día en que el centro de Madrid se colapsaba  por una manifestación en contra de la violencia machista, TVE abría el telediario con un Rajoy en ‘modo campaña’. No debió parecer una noticia suficientemente relevante. O tal vez se consideró que las andanzas electoralistas de Mariano eran de mayor calado mediático para el interés general que el objetivo de la Marcha: Llamar la atención sobre un problema que hunde sus raíces en lo más profundo de la sociedad, demandar la implicación de todas las instituciones y exigir que la lucha contra la violencia machista se convierta en una cuestión de Estado, una lacra considerada como la principal causa de muerte  de la mujer en el mundo. No es más que un ejemplo de manipulación informativa, pero refleja a las claras el escaso interés que suscita para el gobierno un problema de esta magnitud.

Que en pleno siglo XXI, en un país occidental desarrollado económica y socialmente, se haya convocado una marcha reivindicativa contra las diferentes formas de violencia machista, debería ser un anacronismo; sin embargo, (y visto lo visto) no sólo ha estado plenamente justificada, sino que ha sido necesaria para dirigir la mirada sobre una realidad con la que se convive y que se muestra en todos los ámbitos de la sociedad, a veces de forma tan sutil que apenas nos percatamos.

Porque son las mujeres asesinadas, sí; es la violencia sexual o el maltrato físico y psicológico; es la recuperación económica y social de las víctimas: las mujeres y sus hijos; es que los maltratadores puedan seguir teniendo la patria potestad sobre sus hijos y ocupar el mismo espacio vital que sus víctimas, a pesar de todo... Pero no sólo es eso (de ahí el nombre de la manifestación: ‘Marcha contra las Violencias Machistas’). Porque la violencia machista se ejerce de muchas maneras y esconde su rostro detrás de multitud de máscaras. Es violencia machista cobrar menos por realizar las mismas funciones o tener que demostrar la valía para promocionar en el trabajo por encima de tus posibilidades; es aguantar un lenguaje sexista intolerable o tener que demostrar que eres la víctima de un acoso y no la provocadora; es soportar la condescendencia o el ninguneo, cuando no el desprecio. Es el problema de una sociedad que ha basado las vínculos de sus hombres y mujeres en una relación de desigualdad, y aún hoy para muchas de dependencia. Un ADN siniestro que en cierta medida convierte a todos en víctimas de unas relaciones perversas basadas en ese desequilibrio, donde las mujeres se llevan, por supuesto, la peor parte. Una sociedad que  ha alentado la desigualdad y limitado la autonomía económica y social de quien la padece. Una sociedad que garantiza la igualdad de derechos ciudadanos ante la ley, que avala la protección jurídica, pero donde la fuerza de la costumbre, más allá de las demostraciones de brutalidad extrema, al mismo tiempo, permite otras formas  de violencia explícitas o sutiles, e insta a asumir lo inasumible y a aceptarlo de manera inconsciente.  

Nadie nace machista; se hace. Es una cuestión de educación; de educación y de empatía, de compañerismo, de amor al otro, hombres y mujeres. Legislar e involucrar a todas las instituciones del estado es necesario, pero educar en valores en la casa y en la escuela es prioritario. Así que empecemos por ahí: más casa, más ciudadanía, más ética, y menos religión. Porque es en nosotros y en  nuestra capacidad para ponernos en el lugar del otro donde está la solución; y eso, se aprende.

Ojalá pudiéramos gritar “El macho ha muerto. Viva el hombre”…el hombre y la mujer iguales, claro; aunque a la vista de cómo está el patio aún es imposible hacerlo. Mientras tanto,  podemos ir haciendo algunas cosas entre todos, empezando por salir a la calle y manifestarlo.

Y que esta receta nos lo recuerde y sirva de homenaje a todos aquellos, hombres y mujeres, que creen en la igualdad y basan sus relaciones en el respeto mutuo: Bomba de patata ‘Anti-machos’. Un plato que combina como ninguno dos posibilidades igual de placenteras: la de arma arrojadiza contra todos aquellos que siguen instalados en la caverna, o bocado perfecto con billete directo al centro del sabor. Una receta que combina como ninguna el mar y la tierra a través de la textura térrea de la patata y la sutileza de la carne blanca y tersa de la sepia. Un plato sorprendente y sencillo que no dejará indiferente a nadie.

Que lo disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 600 g de patatas.
  • Agua para cocerlas.
  • 300 g de sepia limpia y sin las patas.
  • 125 ml de aceite de oliva virgen extra.
  • 1 huevo y la clara de otro.
  • 1 cucharada de mostaza a la antigua.
  • 2 dientes de ajo.
  • Sal y pimienta.
  • Cebollino y alguna florecilla para decorar (si quieres darte un toque de distinción y el pisto toda la noche).
  • 4 cucharaditas de sucedáneo de caviar (o del auténtico, si te atreves, aunque no le hace falta).


ELABORACIÓN

  1. Pela las patatas y cuécelas enteras en abundante agua con sal durante 35’-40’ según tamaño. Una vez hechas, retíralas de la cazuela, cháfalas con un tenedor, salpimienta al gusto y añádele un leve hilillo de aceite. Remueve bien. Debe quedar un puré espeso y consistente para poder hacer bien las bolas posteriormente. Reserva.
  2. Corta la sepia en trozos pequeños. Salpimienta. Pela un ajo, quítale la raíz y córtalo finito. Pica la ramita de perejil. Junta todo y añade un poco de aceite de oliva virgen. Mézclalo bien todo y deja reposar en la nevera durante 1h aproximadamente. Pasado este tiempo  viértelo en una sartén caliente y sofríe en su propio aceite del adobo durante 2’ más o menos. Si te pasas quedará dura. Reserva.
  3. Pela, elimina la raíz y pica fino el otro ajo. Ponlo en el vaso batidor junto al huevo, una pizca de sal y el resto del aceite (100 ml aproximadamente). Coloca la batidora con la zona de las cuchillas pegada al fondo y sin levantarla bate a potencia media-alta. Una vez veas que ha cuajado puedes ir levantando las cuchillas. En unos segundos ya tienes tu ‘ajonesa’. Añádele la cucharada de mostaza a la antigua y remueve bien todo.
  4. Monta la clara que tenemos a punto de nieve, bien con la batidora o a mano. Añádela a la ‘ajonesa’ y remueve con cuidado para que le dé un aspecto más liviano y aéreo a la salsa. Ya tenemos una muselina de ‘ajonesa’ y mostaza.
  5. Extiende sobre la palma de la mano puré de patata, coloca en el centro un par de cucharadas de sepia a la plancha y con gracia forma volasen las que quede ésta en el medio; ve añadiendo más puré si es necesario.
  6. Emplatado: en el centro de un plato hondo coloca una bomba, cúbrela con la muselina y corona con una cucharadita de sucedáneo de caviar. Decora con un poco de cebollino picado o perejil y si quieres estirarte con alguna florecilla comestible.

Umm, ¿has visto algo más sencillo y apetitoso? Con tanto color como sabor, además de económico y muy, muy estiloso. Que lo disfrutes. 

NOTA

Rellénalas con lo que más te guste, pero con sepia se convierten en un bocado muy original y especialmente sabroso. Si lo prefieres puedes utilizar un puré de sobre; sin embargo, el punto que se consigue cociendo las patatas es mucho mejor. Para montar las claras, es conveniente que esté a temperatura ambiente. Si le añades un poquito de sal y unas gotas de limón el resultado será perfecto.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: La Otra, La Otra
Para la degustación: Malo, Bebe.

VINO RECOMENDADO

Mo Salinas, tinto. DO Alicante.

DÓNDE COMER

En mesa redonda y bien dispuesta, como las propias bombas que la presiden, y rodeado de amigos que te hagan reír y sentir a gusto ¿acaso hay algo mejor y más divertido? Y si no es así, siempre podrás darle una utilidad más belicosa a tan aguerrido plato ¿no crees?

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

¿Y si después os vais todos de manifestación? La ocasión bien lo merece ¿no te parece?




miércoles, 28 de octubre de 2015

Bolitas de falafel. Banderilla y mocho, la nueva propuesta educativa para el niño y la niña

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Si Pilar Primo de Rivera, fundadora de la Sección Femenina, levantara la cabeza,  seguramente estaría encantada con las nuevas propuestas del PP en materia educativa y la profunda huella que al parecer, 40 años después, sigue imprimiendo su obra en destacados miembros de este gobierno. Y no sería para menos, pues de aquel ‘Manual básico de la buena esposa’, que se manejaba como libro de texto, a la FP Básica de Ama de Casa que propone el ministerio, no parece que haya una gran diferencia. Eso sí, actualizando los contenidos a los tiempos y situando en el lugar que corresponde conocimientos como el manejo de electrodomésticos, “dada su creciente complejidad”.

Que se proponga, para aquellos alumnos que no encajan con la oferta del sistema educativo o que quedan descolgados del mismo, una FP Básica de Tauromaquia y Actividades Auxiliaresganaderas, pensando más en ellos, y una FP Básica de Ama de casa (Actividades Domésticas y Limpieza de Edificios) dirigida fundamentalmente a chicas, no debe sorprender a nadie. No son ‘ocurrenciashh’ ni ‘despropóshhitoshh’, como diría Mariano, sino que expresa el modo de pensar de un gobierno y del partido que lo representa, y por encima de todo, una actitud ante la vida, aquella que reivindica el folclore como valor identitario por encima de todos los demás y que concibe a la mujer sumisa y abnegada, reducida a los márgenes del hogar y su mantenimiento.

Los estudios, pendientes de aprobación, suman 11 o 12 módulos según la modalidad de FP, y un total de 2000h de formación en cada uno de ellos, donde se plantean contenidos que van desde hacer la lista de la compra o coser un calcetín, al apoyo a personas en el ámbito doméstico en el currículo de Ama de Casa; o  realizar las suertes de la lidia, conocer su historia y preparar a los sementales para la cubrición en el de Tauromaquia, que te capacitan como banderillero, pastor o picador. Con la que está cayendo ¿tan mal está el gobierno de ideas? ¿No se le ocurre nada más práctico y menos casposo? Y puestos a hacernos preguntas ¿Se tendrá en cuenta el ‘Manual de la buena esposa’ entre los libros de texto? La experiencia en las labores de casa o en la plaza de toros como espectador o participante en los festejos taurinos ¿convalidará asignaturas? Es más, ¿significa esto que forma parte de los planes del PP poner un sueldo a las amas de casa? ¿Cotizarán? Bueno, si es así… 

El gobierno ‘progresa adecuadamente’ en su cruzada contra la educación, y a falta de la inversión necesaria y de planteamientos serios que den paso a la formación de ciudadanos con espíritu crítico, con sensibilidad y con las herramientas conceptuales suficientes que le posibiliten ganarse la vida con dignidad y buscar su felicidad, ‘ocurrenciashh’ como los estudios para Banderillero o para Ama de Casa seguirán planteándose. No son más que la continuación de una labor que se inició con su nefasta ‘reforma’ educativa. Nuevos ‘brotes Wert’.
Con propuestas como estas, no es de extrañar que haya dirigentes del PP que empiecen a avergonzarse de pertenecer a un partido más próximo en sus planteamientos educativos al s. XIX que al XXI; es una cuestión de ‘shhenshhatez’, y de ‘vergüenza torera’, ya que estamos con el tema.    

En fin, que no se te haga bola el tema. Que las únicas que tengas que tragar sean las de esta receta: Bolitas de falafel en ensalada. Un bocado fresco, sencillo, sano, equilibrado y exquisito para cuya elaboración no te hará falta ninguna FP, ni de Amo de casa ni de banderillera (a no ser que decidas pincharlas a palillo para llevártelas a la boca). Un plato para el que sobrarán 1999h de formación, y que, sin embargo, te encumbrará ante tus amigos como el más docto de los cocinillas… eso sí, sin la titulación de perfecta ama de casa que lo certifique.

Que lo disfrutéis.  

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 2 tomates grandes carnosos o 3 medianos.
  • 2 cebollas tiernas o moradas.
  • Un puñado de aceitunas negras.
  • 300 g de garbanzos.
  • 2 cucharadas de perejil fresco bien picado.
  • 1 ½ cucharadas de comino.
  • 1 cucharada de cilantro bien picado.
  • ½ cucharada de levadura en polvo.
  • ½ cucharadita de pimienta.
  • Sal.
  • 2 cucharadas de vinagre de manzana.
  • Aceite de oliva virgen extra para freír las bolitas.
  • Agua para remojar los garbanzos.


ELABORACIÓN

  1. Pon a remojo los garbanzos en agua tibia durante 24h para que se hidraten bien. Pasado ese tiempo los sacamos del agua, los escurrimos, los secamos bien y los introducimos en el vaso picador junto a los ajos picados y una de las cebollas troceada. Picamos bien hasta conseguir una textura homogénea pero espesa. Retiramos a un bol.
  2. Le añadimos entonces las especias, la sal y la levadura, y removemos bien para integrar todos los ingredientes. Tapamos y dejamos reposar en la nevera para que ésta última actúe y de esponjosidad a la masa.
  3. Pasado ese tiempo, hacemos bolas (o croquetas o pequeñas hamburguesas, según más te guste) y doramos en abundante aceite. Pasamos por papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y reservamos.
  4. Mientras tanto, pelar la otra cebolla y cortar muy fina a modo de plumas. Introducir en agua con un poco de vinagre de manzana y mantener durante 10’ aproximadamente. Secar y reservar.
  5. Lavar y cortar los tomates.
  6. Emplatado: en un plato disponer un lecho de cebolla, tomate por encima, aliñar con sal y aceite, esparcir unas aceitunas y sobre el conjunto disponer las bolitas de falafel.

Umm, sencillo, económico y buenísimo. A disfrutar.
  
NOTA

Pruébalas con la ensalada y en pan de pita; un bocata buenísimo. Acompañadas con salsa de yogur se convierten en un bocado  exótico y exquisito. Evita los garbanzos ya cocidos, el sabor y el resultado no tienen nada que ver con los hidratados.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Con las manos en la masa, Vainica Doble y J. Sabina.
Para la degustación: Tangos Toreros,  Estrella Morente.

VINO RECOMENDADO

Rosa de Murviedro rosado 12 cabernet sauvingon. DO Utiel-Requena.


DÓNDE COMER

En casa de estudiante, de éxito o no tanto, a pie de calle o en mesa festiva. Es bocado de mantel o fiambrera que todo el mundo deseará compartir contigo, así que no te cortes e invita.


QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Más bolitas de falafel, sin duda. Un bocado tan equilibrado convierte su elaboración en una actividad además de entretenida, agradecida para el paladar y suficiente ejercicio que lo compense.



martes, 20 de octubre de 2015

Soletes de nieve y fruta o el día que el sol deseó ser antisistema


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 Los lunes al sol ya no saldrán gratis. Ni aun estando en paro. Ni los lunes ni los martes ni ningún otro día, porque definitivamente el PP le ha clavado un impuesto a quien lo utilice. Luis XIV ha resucitado y se ha reencarnado en el ministro Soria, el nuevo rey Sol, que ha desatado la última tormenta solar registrada por las agencias espaciales (y de noticias), por primera vez no provocada por el sol, sino por éste y su ministerio, que con su nueva normativa obliga a pagar a las eléctricas la energía fotovoltaica producida, penalizándose el autoconsumo. Como si el sol fuera propiedad de estas Compañías y del gobierno, plegado a sus intereses. Y no sólo eso, si hasta ahora el exceso de energía solar producida en los hogares que se autoabastecen se revertía al sistema, con la nueva ley no se contempla pago alguno por ello si no eres una empresa. Por si no era bastante con el impuesto.

El descaro y la impunidad con que se ha hecho es tal que ofende, tanto por el hecho como por las justificaciones que manejan. Una cuestión de “solidaridad” con el resto de usuarios de la red, justifica Luís XIV. Afán recaudatorio y subordinación interesada a las eléctricas, opina el sufrido ciudadano. Y en cualquier caso, un croché a las renovables y a los que se autoabastecen.  Vamos, que si querías independizarte de ese matrimonio formado por el consumidor y ‘los de la luz’, vas listo; porque con la nueva ley impuesta por el PP el divorcio es imposible, y estás condenado a sufrir la voracidad de estas empresas hasta que la muerte te separe de ellos.  

La verdad es que tienen acojonado a todo el mundo. La nueva ley ha abierto la caja de Pandora y una vez cogido el gustillo, de seguir gobernando, la creatividad e imaginación  del PP puede no tener límites. Por lo pronto los girasoles andan cabizbajos y han dejado de girar, no vayan a tener que pagar también por el uso indiscriminado que hacen de la luz solar. Y como flor emprendedora que es, y en aras de la sostenibilidad (como diría un político) ya están pensando en adaptarse a la nueva situación y ponerse a producir quicos en lugar de pipas, que necesitan menos energía lumínica para su crecimiento.

Y es que a este paso, no solo quien se autoabastece va a ser el gran perjudicado. Que se ande con ojo el agricultor, que a fin de cuentas todo cuanto produce basa su crecimiento en la transformación de esa energía lumínica en energía química a través de la fotosíntesis. Que se plantee ya criar sus tomates a la sombra, por lo que pueda pasar. O el ganadero, cuyos animales comen plantas que han metabolizado la luz solar; así que tal vez le salpique y deba pagar un ‘peaje’ también. Por no hablar del ciudadano que tiene a insana costumbre de alimentarse con este tipo de productos y puede incurrir en delito fiscal si no paga por el consumo indirecto del sol.
¿Habrá caído en la cuenta el gobierno del mundo de posibilidades que se le abre ante sus ojos? No demos ideas y esperemos que no, aunque todo se andará…

Lo único cierto es que si al sol le han llegado noticias del impuesto ‘impuesto’ a su nombre, debe haberse quedado tan helado con semejante descaro y desvergüenza como los ciudadanos sobre el que recae. Como en esta receta, ‘Soletes’ de nieve y fruta, donde unas claras montadas a modo de fría nieve emulan a un huevo, como éste al sol; en nuestro caso, con una yema frutal y radiante que ilumina el paladar a su paso con su dulce y suave sabor. Nada que ver con aquellos otros a quienes simboliza, cuyas maquinaciones, lejos de iluminar y facilitar nuestro camino, se nos hacen bola hasta terminar por atragantársenos.

Que lo disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 2 claras de huevo.
  • 1 cortada pequeña de piña.
  • 1 mango.
  • 8 fresas.
  • ½ copita de vino dulce.
  • 4 o 5 cucharadas de azúcar.
  • Unas gotas de limón.
  • Una pizca de sal.
  • Una nuez de mantequilla.


ELABORACIÓN

  1. Casca los huevos y separa las claras de las yemas, reservando estas últimas para otra preparación. Bate en un bol las claras junto a unas gotitas de limón, una pizca de sal y 2 cucharadas de azúcar y móntalas a punto de nieve hasta obtener una textura firme y consistente (es conveniente que los huevos estén a temperatura ambiente). Reserva.
  2. Selecciona un mango bien maduro pero de carne ‘entera’. Pélalo y córtalo en trozos no muy gruesos. Dóralos en una sartén con un poco de mantequilla, sin parar de mover durante 2’ aproximadamente (si no lo haces, al tener el mango tanta azúcar, podría quemarse). Retira, añádele la ½ copita de vino dulce y si procede una cucharada de azúcar (si está bien maduro no hará falta). Bátelo. Debe quedar una salsa fina pero consistente. Reserva.
  3. Lava y elimina el pedúnculo de las fresas. Añade unas gotas de limón y 2 cucharadas de azúcar. Bate y reserva.
  4. Extrae de la cortada de piña finas tiras a modo de patatas fritas.
  5. Emplatado: coloca en el centro del plato un par de cucharadas de las claras a punto de nieve simulando la clara de un huevo frito. Añade en el medio la ‘yema’ de salsa de mango, junto al ‘huevo’ las ‘patatas fritas’ de piña y sobre las mismas el ‘ketchup’ de fresa.
  6. Umm, facilísimo, refrescante y delicioso.

A disfrutar.

NOTA

Si prefieres puedes cocer durante 4’ o 5’ el mango en lugar de sofreírlo, pero el toque caramelizado que adquiere al pasar por la sartén realza muchísimo los matices del fruto.
Si prescindes del vino dulce y le añades una pizca de sal y pimienta, la salsa resultante acompaña muy bien pescados azules.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: No, No, No, Beirut
Para la degustación: Atraco a las 3, Dead Capo

VINO RECOMENDADO

Vino de licor Moscatel, DO Montilla-Moriles.

DÓNDE COMER

Menos a dos velas o a oscuras, cualquier sitio soleado y bien iluminado será el lugar idóneo para degustar tan dulce bocado.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Es una exquisitez dulce pero ligera, frutal, alegre y llena de luz y de color, que a poco que te muevas te bajará a los pies sin apenas darte cuenta. Casi que si bates las claras a mano y con energía será ejercicio suficiente.