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“Qué época tan terrible ésta en que unos idiotas gobiernan a unos
ciegos”.
Willian Shakespeare
No es verdad que los árboles no
nos dejan ver el bosque, a veces es un sólo árbol el que nos lo impide. La
última temporada de la serie catalana ‘El Procés’ ha batido récords de
audiencia. Y no precisamente en plataformas de pago de contenidos online como Netflix
o HBO, sino en todos los canales públicos y privados estatales. Líder de las
series de ficción en los últimos meses, cada episodio televisado ha conseguido,
más que el minuto de oro, el de platino.
Ha sido tal su éxito que ha
trascendido el ámbito del entretenimiento y llenado de contenidos los programas
de debate y opinión en todos los medios (televisivos, sonoros y escritos),
donde el análisis de la trama y su argumento ha convirtiendo a sus
protagonistas en verdaderas estrellas de la audiencia, tan odiados por unos
como admirados por otros.
Una realidad inducida y nada casual, hábilmente
promovida por los programadores oficiales del gobierno (que dirigen y controlan
las principales cadenas de televisión y grupos de información), que han llenado
la parrilla informativa durante horas, días y semanas con el único contenido de
‘El Procés’, ensombreciendo series de reconocido prestigio como ‘La verdad
sobre el caso Gürtel’.
No es una práctica nueva, ni
mucho menos; pero sí poco democrática desde un punto de vista de la audiencia
al limitar la libertad de elección. Pues, como responsables del soma
informativo que nos alimenta, establecen qué series son de interés general y
cuáles no; y en función de los datos de audiencia que quieren obtener, dan
prioridad a unas en detrimento de otras, determinando las preferencias del
espectador, convirtiéndose (convirtiéndolas) en creadores de opinión. Pura
manipulación.
Y es una lástima, porque en el
penúltimo episodio de ‘La verdad sobre el caso Gürtel’, la aparición de un
personaje que hasta el momento había pasado inadvertido, un inspector jefe de
la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal -no veas cómo suena, ¿eh?, y
la tensión que se respiraba en su declaración. Estos guionistas son la leche-),
que llevaba investigando 8 años el caso, aclara lo que era un secreto a gritos
entre la fiel audiencia de la serie: que el presidente de un gobierno de una
nación occidental y democrática, y muchos miembros de los diferentes gabinetes
de gobierno del mismo partido, habían estado poniendo la mano miserablemente y
cobrando sobresueldos de una contabilidad paralela gestionada por el propio
partido. Al menos “indiciariamente”, decía el inspector. Sólo por esta palabra
y cómo la pronunciaba al responder tras cada nombre por el que era preguntado,
valía la pena seguir la serie desde sus inicios. Porque una de las piezas clave
de la serie ha sido determinar si la inicial de un nombre asociada a un
apellido que corresponde al del presidente de gobierno, inicial que coincide
con la del nombre del mismo, es indicio suficiente para confirmar su identidad.
Para quien no haya seguido ‘La
verdad sobre el caso Gürtel’, ha de saber que perpetúa la tradición de la mejor
novela Negra. Es muy recomendable y de lo mejor que se ha rodado en los últimos
años. Como un Cuéntame -por el tiempo que lleva en antena-, pero en política.
Trata sobre la corrupción en las más altas esferas y sobre impunidad ante la
ley. Sobre la ausencia de independencia judicial, fiscales a la carta y
policías e inspectores de delitos económicos atosigados y puestos en entredicho
desde el gobierno para entorpecer su labor de investigación. Hay muertes
misteriosas alrededor del caso, testaferros, hombres de paja y desgraciados que
pagan por todos. Políticos que alargan la mano y cogen sobres llenos de dinero,
que se retuercen como cucarachas para defenderse, que mienten sin pudor y
gastan recursos públicos en sus defensas porque saben que no tendrán que
devolverlos. Y trata, en definitiva, de la cara más abyecta y miserable que
puede mostrar el ser humano.
En fin, todos los ingredientes
que ha de tener una buena serie de ficción para quedar boquiabierto capítulo a
capítulo. Y está tan bien hecha que si no fuera porque sabes que es una
película hasta creerías que pasa de verdad. A veces llegas a pensarlo. En serio.
Creo que tiene un montón de Emmy’s; o de Grammy’s, no recuerdo. Pero tener
tiene algo, ya digo, porque engancha.
Menos mal que aquí, en la vida
real, tenemos un presidente que ante las mentiras e injusticias ha dicho: “Si
se engaña a la gente uno está inhabilitado para la política”. No sé a ti, pero
al menos a mí, después de ver ‘La verdad sobre el caso Gürtel’, este tipo de
declaraciones me dan confianza y me tranquilizan.
Para el penúltimo capítulo de
esta serie hice una receta que le viene al pelo: Manitas de cerdo al estilo Eme Punto Rajoy. No veas qué bien saben
y cómo se disfrutan mientras ves los tejemanejes de esta gente en el televisor.
Te pones como un gorrino chupando huesecillos, pero vale la pena. Unas manitas
de cerdo bien cocidas con su salsa y patatitas. Y un suave manto de micuit de
pato rallado por encima para darle más untuosidad al plato, si cabe. ¿Se puede
pedir más para digerir una trama como la Gürtel? No sé yo, pero a mí me han
sabido a gloria.
Que las disfrutes.
NECESITARÁS (para 4 personas)
· 2 cebollas medianas.
· 1 puerro.
· 2 tomates rallados.
· 4 dientes de ajo.
· 2 hojas de laurel.
· 1 clavo (de especia).
· ½ cucharadita de romero y otra media de tomillo.
· Sal y pimienta.
· 3 patatas medianas.
· 50 g de micuit de pato congelado previamente.
· Aceite de oliva virgen extra.
· Agua para cubrir el guiso.
ELABORACIÓN
1. En
una olla rápida introduce las manitas salpimentadas junto al puerro troceado, 1
de las cebollas en cuartos (con el clavo pinchado en uno de ellos), dos dientes
de ajo machacados, el laurel y un chorrete de aceite. Deja cocer
aproximadamente durante 1h. Dejar enfriar y reservar.
2. Corta
la cebolla y el ajo muy finos y sofríe en aceite en una sartén. Cuando empiece
a ponerse transparente la cebolla incorpora el tomate rallado, las aromáticas y
rectifica de sal. Dejar sofreír.
3. Añade
un poco de agua de la cocción de las manitas y batir. Rectifica de sal si es
necesario. Añadir las manitas y dejarlas cocer en la salsa unos 10’-15’ más.
4. Pela
y lava las patatas y córtalas en láminas de medio cm aproximadamente. Sofríelas
en abundante aceite.
5. Emplatado: en un plato llano coloca una
camita de patatas fritas y sobre ella dos manitas. Añade 3 cucharadas de salsa
y ralla por encima el micuit previamente congelado.
Indiciariamente delicioso,
sencillo y económico. Para rebañar hasta llevarse la porcelana del plato.
NOTA
También puedes comprarlas
cocidas; indiciariamente todos pensarán que las has cocido tú…O no, a saber. Cuando
hayas dado buena cuenta de las manitas, puedes añadirle un huevo frito a la
salsa que nos queda y las patatas fritas que hemos puesto como cama. El bocado
resultante es tan contundente como glorioso, indiciariamente, pues no suele
quedar rastro en el plato.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Que os follen. Niño de elche
Para la degustación: España va bien. Ska-P
VINO RECOMENDADO
Ruberte garnacha tinto 2016. DO
Campo de Borja
DÓNDE COMER
En lugar espacioso donde puedas
abrir bien los codos, porque te vas a poner de chuparte los dedos hasta las
cejas.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Indicialmente las manitas son muy
gelatinosas y no tienen por qué tener una carga calórica importante. Pero si
les sumamos el micuit rallado, las patatas, el tomate y el posible huevo, o
comes con una camisa de fuerza para no expandir el continente abdominal más de
lo necesario o sería recomendable unos trotecillos livianos una vez acabada la
digestión (incluso antes).