www.cocinaparaindignados.com |
No sé a los demás, pero a mí las
últimas elecciones me dejaron tan agotado ante una realidad política tan inamovible
y miserable, que hice el firme propósito de no volver a hablar de ella. Así que
he estado unos días de viaje, absolutamente desconectado de la actualidad del
país y del mundo, y de las novedades que los amigos derramaban en las redes
sociales. Salvo algunas llamadas y mensajes, que me situaban en el día a día de la rutina diaria de las personas más cercanas, la verdad es que cuando regresas te
sientes nuevo; casi como de un viaje de iniciación, de esos que recomiendan los
libros de autoayuda y los monjes budistas.
No es necesario atravesar el
Himalaya ni ponerse zen (aunque sean valores añadidos de un atractivo indudable,
sobre todo el primero); lo único que precisas, en realidad, es cerrar los datos
del móvil, obviar la prensa y no encender la televisión. Así se inicia un
camino que puede arrancar perfectamente en la puerta de tu casa. Un ejercicio
de desconexión (no necesariamente a la catalana) que debería enseñarse en las
escuelas para aprender uno a limpiarse por dentro y a encontrarse consigo
mismo. Y no me refiero a darle la espalda a la realidad, sino a tomarse un
descanso de ella para retomarla a la vuelta con más ganas y la mirada menos
contaminada por sus salpicaduras.
Más allá de las primeras horas
desconectado del mundo, en las que entiendes los padecimientos de un viejo
yonqui por su dosis, lo cierto es que al poco ni te acuerdas del móvil ni echas
a faltar la actualidad o las banalidades que cuelgan tus amigos. Así de
significativo debe ser todo lo que nos creemos importante.
Y ha sido a mi vuelta cuando he
confirmado su falta de trascendencia: nada nuevo bajo el sol. Todo sigue igual
en lo esencial: El PP imputado por enésima vez por el tema negro y sucio de la
destrucción de los discos duros de un tipo bizarro y duro llamado Bárcenas. El
PP ofreciendo a PSOE y C’s negociar leyes laborales y Mordazas impuestas por
ellos, tan restrictivas y con tan amplio margen de mejora que por mucho que
cedan seguirán teniendo al ciudadano cogido por donde más les duele. Izquierdas
moderadas invitando a ex izquierdas más moderadas para que transiten el camino
de la izquierda. Independentistas en labores eternas de desconexión mientras
pactan con quienes se empeñan en evitarlo. Rondas de consultas reales con
negativas infinitas a investiduras que terminarán por investir… (Hacer política
llaman a todo esto, creo). Terroristas ‘terrorificando’ el mundo un poco más
cada día. Estados aprovechando coyunturas terroristas para terrorificarnos a los
ciudadanos y sus víctimas. Incendios que asolan nuestros bosques y se llevan
tras de sí la belleza que oxigena nuestra existencia, como todos los veranos.
Refugiados sin refugio...y así inmersos en un bucle inacabable de una realidad
falsa y negra. Es como una de esas series de televisión de las tardes, que
estás meses sin seguirla y un día te sientas frente a ella, la vuelves a ver y
te metes como si el tiempo no hubiera pasado.
Bill Murray debe estar
descojonándose manejando los hilos del espacio/tiempo desde su día de la
marmota. Ya digo ¿algo nuevo bajo el sol? Más indignante, tal vez. Nuevo, nada.
Por otro lado, me ha resultado
curiosa y paradójica otra circunstancia a mi llegada. Al tender la ropa para
guardar mi viaje definitivamente en el armario, me he percatado que todo lo que
había tendido al sol era negro, desde la ropa interior hasta el chubasquero.
Así que me he planteado seriamente incorporar alguna una nota de color a mi
existencia. Porque uno empieza por comprarse ropa de un color, se siente cómodo
en ella y sin darse cuenta, motivado por un impulso inconsciente, va
impregnando su vestuario del tono que cree mejor le sienta, hasta empaparlo
todo. Con la realidad pasa algo parecido. Es necesario cambiar su traje de
tanto en tanto, desnudarla y desnudarse de ella de vez en cuando, para poder
vestirse con sus ropas sin que las costuras nos hagan daño.
Y para que la tela con la que
está elaborada esta realidad falsa y negra no nos apriete demasiado, nada mejor
que esta receta: Falsa langosta con
espagueti negro. Una combinación perfecta que nos la recuerda y no por ello
nos impide disfrutar de ella. Una falsa langosta hecha de rape y tan buena como
aquella y un lecho confortable de espagueti, por más negro que se presente,
para que campe sobre ellos a sus anchas. Una combinación perfecta, ligera y
sabrosa que hará que disfrutemos del mar en cualquiera de sus versiones, por
mucho que falsee su contenido.
Que la disfrutes.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 1kg de rape limpio y sin el hueso central.
- 250g de espagueti negro.
- Pimentón duce de la Vera.
- Sal y pimienta.
- Aceite de oliva virgen extra.
- 1 diente de ajo.
- ½ guindilla.
- 2 cucharadas de tomate frito.
- Agua para cocer.
- Perejil bien picado.
ELABORACIÓN
- Coge la cola de rape, sala ligeramente y embadurna muy bien por todos sus lados con aceite y con el pimentón. Colócalo en el fondo de una cazuela y ponlo a cocer en su jugo cuidando de darle la vuelta de tanto en tanto. El tiempo de cocción varía con el tamaño de la pieza, pero calcula unos 7’ por cada ½ kg de pescado. Saca de la cazuela, deja enfriar, corta y reserva.
- En la cazuela habrán quedado algunos restos del rape y un poco del caldo de la cocción. Reserva.
- Corta muy fino el ajo, previamente pelado, y en unas gotas de aceite sofríelo junto a la media guindilla. Incorpóralo a la cazuela de la cocción de rape junto a las dos cucharadas de tomate frito. Remueve todo muy bien hasta obtener una salsa. Rectifica de sal si es necesario.
- Cuece los espaguetis en una cazuela con agua hirviendo, durante 9’ aproximadamente. Deben quedar al dente. Escurre e incorpóralos a la cazuela donde has elaborado la salsa. Remueve bien para que ésta se reparta homogéneamente por la pasta. Salpimienta.
- Emplatado: Coloca en el fondo del plato un lecho de espaguetis negros y sobre el mismo, montados ligeramente unos sobre los otros el rape alangostado. Espolvorea con el perejil picado.
Sencillísimo y delicioso. A disfrutar.
NOTA
Hay quien cuece el rape, bien al
vapor o en agua, previamente envuelto en papel film y después en aluminio. Queda
perfecto también, pero de esta manera obtienes la base para la salsa de los
espaguetis. También puedes embridar la cola para que le dé un aspecto más
similar a la carne de la langosta.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Go. The Chemmical Brothers.
Para la degustación: Big Cat. Wild Beasts.
VINO RECOMENDADO
Borsao selección, rosado. DO
Campo de Borja
DÓNDE COMER
En la orilla de la playa, justo
en el momento en que el sol comienza a ponerse (me refiero a irse, que el
término confunde y uno no sabe si el sol llega o bebe, cualquier cosa menos
marcharse). También en el lugar más fresquito de la casa, en el balcón o la
terraza, por ejemplo; y en cualquier caso con la mesa perfectamente vestida, bien
surtida de vino y la mejor de las compañías para que el plato realce aún más su
sabor, si cabe.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Poca cosa, dado su bajo aporte
calórico; pero como es fácil que te hayas pasado con el vino, no remolonees,
levántate de la silla y da un paseo por la orilla, anda…