domingo, 28 de febrero de 2016

Banderillas de ternera 'escarmentás'. Soy profesor, no pederasta

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A partir del 1 de marzo, para ser profesor, al menos en la comunidad Valenciana, además de aportar los títulos que te acrediten como tal, será requisito imprescindible presentar un certificado negativo del Registro Central de Delincuentes sexuales; es decir, que no eres ni un pederasta ni un violador.  Para los que somos docentes desde antes de esa fecha, se accederá a tal información desde el Ministerio de Hacienda. Es una exigencia del Ministerio de Justicia en virtud de la aplicación de la Ley de Protección Jurídica del Menor.

No deja de ser curioso que uno siempre tenga que andar demostrando que no es culpable de algo, y pongan en entredicho su presunción de inocencia hasta que no se demuestre lo contrario, o al menos lo acredite. A nadie se le ha pasado por la cabeza exigir este requisito para emprender el sacerdocio, habida cuenta de los escándalos sexuales que a la sombra de las sotanas salen a la luz todos los días. O que un pediatra tenga que acreditar que no es un delincuente sexual, porque el objeto de su estudio y de su  trabajo sean los niños. Por supuesto que no, porque la buena fe es un principio que prevalece sobre todos los demás, aunque no parece de aplicación en el colectivo del profesorado, que con medidas como esta una vez más se encuentra socialmente cuestionado. Cabría preguntarse el porqué de la medida y su efectividad, y del mismo modo, si se considera que la educación puede convertirse o lo ha hecho ya en un reducto de pederastas.

La verdad es que parece existir en este gobierno un interés cicatero y singular en estigmatizar un colectivo, el docente, que, a pesar de todas las sospechas que ha vertido en él, ha seguido trabajando con una ilusión muy difícil de mantener en las condiciones en las que ha quedado la enseñanza tras su desastrosa política en materia educativa. Circunstancia que se debe a que la inmensa mayoría de los que  lo componemos amamos lo que hacemos y con ello hacemos que gran parte de nuestros alumnos se implique y se ilusione con el futuro que les aguarda. Todos los que formamos la comunidad educativa. Los que estamos y los que estarán. Con certificado negativo del Registro Central de Delincuentes Sexuales o sin él. Y sobre todo, a pesar de ustedes.

Porque harían bien en dejarse de tantas chorradas dirigidas a la galería, y dedicar todos sus esfuerzos en revertir las nefastas ‘soluciones pedagógicas’ adoptadas con el único fin de ahorrar dinero a costa de la educación de los chavales; empezando por reducir las ratios en  el aula y ampliar las plantillas que diezmaron.

Y ya puestos, me pregunto si para ser congresista o senador es necesario presentar el Certificado de Antecedentes Penales. Dada la vergonzante trayectoria de muchos de nuestros políticos y asesores, estabulados en la administración por ellos mismos, no estaría de más contemplar su necesidad y exigirlo al Ministerio de Justicia, para acreditar fehacientemente la carencia de antecedentes o su existencia, no vaya a pasarse por alto algún chorizo del que no hubiera constancia.

A fin de cuentas, la presunción de inocencia (o de culpabilidad, según se mire) es idéntica para todos los ciudadanos. Y puestos a computar, es mucho más alarmante el número de ladrones que ha sumado la política en nuestro país los últimos años que el de pederastas el sistema educativo. Es más, no conozco ningún delincuente entre mis compañeros. No sé si podrán decir lo mismo quienes nos gobiernan.

Ya está bien de banderillas en la espalda del profesor. Que las únicas que nos clavemos sean estas y nosotros mismos, pero sentados a la mesa y directamente al paladar: Banderillas de ternera ‘escarmentás’. La puya perfecta para olvidar todas las demás. Unos sabrosos tacos de carne ensartados en un pinchito y acompañados con una delicada y deliciosa salsa de mostaza. Una combinación perfecta para no dejar en el plato ni el palo de la banderilla.

Que las disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 600 g de lomo alto de ternera en tacos.
  • 1 cucharadita de mantequilla.
  • 1 copa de vino blanco dulce.
  • 1 cucharada de miel.
  • 2 cucharadas de mostaza a la antigua.
  • Sal.
  • Pimienta.
  • Aceite.
  • Cebollino.
  • 2 patatas.


ELABORACIÓN

  1. Pelamos las patatas y las cortamos en láminas gruesas. En una sartén con aceite de oliva virgen extra las freímos, primero a fuego lento y por último a fuego fuerte, para que queden bien hechas por dentro. Sacamos de la sartén, pasamos por papel absorbente, salamos y reservamos.
  2. En una sartén deshacemos la cucharadita de mantequilla, vertemos la copa de vino y dejamos hervir 1’ aproximadamente. Añadimos la cucharada de miel y removemos bien para que se integre perfectamente con el vino. Añadimos las dos cucharadas de mostaza a la antigua, removemos, salpimentamos y dejamos cocer durante 2’-3’.
  3. Cortamos la carne en tacos gruesos de un grosor similar para que se cocinen al mismo tiempo. Los ensartamos en pinchos de madera previamente mojados para que aguanten bien el calor y salpimentamos. En una sartén echamos un hilillo de aceite y los asamos al gusto por todas sus caras.
  4. Emplatado: colocamos en el fondo del plato las patatas, sobre ellas las banderillas, añadimos la salsa por encima y espolvoreamos cebollino picado.

Sencillísimo, sabroso y exquisito. A disfrutar.

NOTA

Puedes hacer tus banderillas con la carne que más te guste y ajuste a tu presupuesto. Con cerdo o pollo están igualmente muy buenas, aunque la ternera le da un sabor inigualable.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Opinión de mierda, Los Punsetes
Para la degustación: Niebla, Juventud Juché

VINO RECOMENDADO

Coronas, tinto crianza 12. DO Cataluña.

DÓNDE COMER

En mesa perfectamente vestida, pues la ocasión bien lo merece, bien sentados y con las espaldas protegidas contra la pared, no sea que entre  bocado y bocado nos pongan de nuevo a nosotros otras banderillas de esas que dejan muy mal sabor de boca.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Poca cosa, dada la levedad calórica de la receta. Con ir al PROP más cercano a solicitar el dichoso certificado mientras la orden siga en vigor, será suficiente. Una vez se derogue, celebrarlo.





martes, 16 de febrero de 2016

Chorizo 'Entrullado'. ¿En tu cárcel o en la mía?

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No sé si “el PP es una puta mierda”, pero lo que está claro es que huele a corrompido hasta la náusea. Bárcenas, Ratos, Bigotes, Fabras, Ritas y Barberás; Taulas, Púnicas, Gürteles y Nóos... sabemos cuántos más podrán salir, pero entre todos han dinamitado la credibilidad del partido y sembrado el desánimo entre sus filas y en los votantes. La puntilla ha sido la dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta del PP en Madrid para desmarcarse de la corrupción generalizada que la rodeaba y decía desconocer. Una  deserción de tal calado y en el corazón de la  misma Corte, que ha abierto la caja de Pandora y hace plantear la regeneración total de un partido, que más que en horas bajas parece haber agotado todos sus tiempos; incluso, el de un Mariano que con laconismo ha admitido la decisión de Aguirre con un esclarecedor “Te entiendo”.

Tal vez no haya sido un gesto de generosidad y vergüenza política, sino un golpe de efecto del que salir reforzada públicamente. Porque, lo cierto es, que asumir responsabilidades y dimitir en este país es tan insólito, que muchas personas, dentro y fuera de su partido, la aplauden, y en aras de una auténtica regeneración política, esperan que su gesto sea imitado por altos cargos, senadores, diputados o presidentes, hasta dejarlo más limpio que una patena.

Y es que es tanta la mierda que está aflorando, que a este paso no va a quedar ningún político que pueda un día sentarse en el sofá de Bertín Osborne y nos revele, entre fogones y almohadones, la hagiografía de toda una vida; al menos ninguno que haya pertenecido al PP. A no ser, claro está, que, en un cambio obligado de escenarios, se pase del batín con Bertín, al traje de rayas; de la comodidad del sofá, a la molestia del cristal de seguridad; y del ‘¿En tu casa o en la mía?’, al ‘¿En tu cárcel o en la mía?’.   

Es lo que tiene ser un mangante, un chorizo declarado. Es lo que tiene pastar del erario público con voracidad de cerdo hambriento y pacer en lo de todos como en la finca familiar. Es lo que tiene ser un señorito de cortijo y clientelar. Criar como conejos asesores y estabularlos por los ministerios, las consejerías, los consejos de administración y los ayuntamientos, y urdir las condiciones para perpetuarse en el poder y que todo siga igual.

Afortunadamente, a todo señorito le llega su san Quintín; y, de tanto en tanto, surgen Azarías capaces de echarle el lazo a estos pajaritos, como esos jueces tenaces que investigan, pese a las trabas y las presiones, y aplican la ley con la valentía de quien se sabe cargado de razones.

Los Chorizos Entrullados son su plato. Un trullo de hojaldre, eso sí, para unos chorizos que hacen honor a quienes representan, pero con  mucha más categoría y, sobre todo, mejor paladar. Unos simbólicos barrotes de hojaldre que se deshacen a su paso por la boca para mezclarse con aquel a quien tienen retenido y liberar con toda la potencia su sabor. La pesadilla gastronómica que todo chorizo imputado jamás desearía tener.

Que los disfrutes.   

NECESITARÁS (para 4 personas)

4 Chistorras (unos 250 g)
1 huevo.
1 lámina de hojaldre.
Unas semillas de sésamo o amapola.

ELABORACIÓN

Extiende con un rodillo ligeramente la lámina de hojaldre. Coloca una chistorra sobre la misma ajustando el tamaño de ésta a su anchura. Envuelve, corta la masa sobrante y pega bien el borde para que no se abra. Una pincelada de huevo batido te ayudará. Procede igual con el resto de la chistorra.
Con un cuchillo corta cada rulo en trocitos de unos 4 cm. Pinta con el huevo batido y espolvorea por encima las semillas de sésamo. Colocaen una bandeja de horno sobre papel sulfuroso o lámina de silicona.
Precalienta el horno a 200º C e introduce los entalegados aproximadamente 20’o hasta que estén dorados.
Emplatado: Servir recién hechos, aún templados, en una fuente y a compartir.

Exquisito, económico y sencillísimo. A disfrutar. 

NOTA

Puedes rellenarlos con lo que más te guste, el modo de elaboración es idéntico, pero el sabor del chorizo le da un toque insuperable.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Que la detengan, David Civera
Para la degustación: El rock de la cárcel, Elvis Presley

VINO RECOMENDADO

Murviedro Bobal Tinto Roble, DO Utiel-Requena

DÓNDE COMER

Es un bocado muy adecuado para compartir, sobre la mesa, en la calle o en el patio, a poder ser de colegio. Bien acompañado con el vino se convierte en el aliado perfecto de las reuniones informales.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Si has tomado el dinero, corre; y si no es así, y sólo te los has comido, también.