jueves, 30 de junio de 2016

Oreja de cerdo al estilo Fdez. Díaz. Las escuchas o el Dr. No

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Lo de Jorge Fdez. Díaz, las escuchas y sus supuestas conspiraciones tiene algo de peliculero que hace que la realidad se perciba como una película de espías donde ésta, como siempre, supera la ficción. Como en  todas ellas hay un malo que maquina e intriga para acabar con el mundo, con el orden establecido o con algún proyecto de vital importancia para el país o la humanidad, sea este un remedio contra una enfermedad o un proyecto soberanista. Porque sin un Dr. No empeñado en ello, que haga de antagonista de los buenos, el filme se hace bola y no triunfa.

El problema con la película del ministro es que el argumento ha dado supuestamente un giro de 180º y, al parecer, el  Dr. No, el malo, se encuentra a este lado de la ley y el papel protagonista lo encarna él mismo, una circunstancia que el espectador, el ciudadano de a pie, acostumbrado a las tramas banales de la tele, no termina de asimilar porque confundir es un error imperdonable. Es más, se siente estafado y engañado, pues creía ver una cosa y luego era otra. Considera que el juego sucio, conspirar, intrigar, crear falsas pruebas y alimentar mentiras contra los adversarios políticos y las personas, son prácticas que solo se conciben al margen de la ley, propias de los malos de verdad, de los delincuentes y los mafiosos, y nunca debe ser el ‘modus operandi’ (como dicen en las pelis) de la propia ley. De ahí la decepción y el cabreo mayúsculos. Porque así la ficción no funciona. La realidad tampoco. Los crímenes siempre tienen que tener su castigo. Y los culpables pagar por ellos. Pero cuando los malos son los que encarnan los papeles del bueno no hay condena ni justicia posibles, y el villano siempre queda impune. Y eso confunde y desalienta mucho y cabrea más, mucho más al espectador.

Que dos titiriteros fueran a la cárcel por no hacer nada, en aplicación de la ley de Seguridad Ciudadana (o de ’Vagos y Maleantes’), y que al mismo tiempo el ministro que la pone en vigor, por conspirar quede en la más absoluta impunidad, es indignante. Debe ser por tener una legión de santos detrás. Ventajas de su intercesión.  De hecho no va ni a comparecer ante el congreso para dar explicaciones. Al menos de momento. Porque no va a haber más consecuencias que el probable encausamiento de quien desveló el escándalo. Es lo que tiene el poder y trabajar en las cloacas del estado. Puedes conspirar y mentir y no pasar nada, porque la guerra sucia es lícita en ‘aras del país y el bien común’, sobre todo cuando no salen a la luz los trapos sucios. Porque la ética y la moral no existen en esas realidades sucias.
Entre los de mi clase a eso le llaman ‘meter mierda’, creo. Y a quienes lo hacen ‘metemierdas’, tengo entendido. Claro que yo pertenezco a la clase media trabajador, la clase titiritera, y como que casi no cuenta para personas de esta calaña.

En fin, habrá que seguir a la escucha y ver cómo va evolucionando la película. Poner la oreja y no perder ripio. Creo que al ministro le gusta mucho. Parece una persona que sabe escuchar y seguramente le gusta que le escuchen. Lo que ya no sé es si en abierto o en cerrado; si en público o en privado. Sea como sea, esta receta le viene como anillo al dedo y se la dedicamos: Oreja de cerdo al estilo Fdez. Díaz. Una delicia de la casquería que no por más que comas te va a hacer oír mejor, pero que está tan buena que te pondrás hasta las orejas de comer. No podrás parar hasta verle el fin, te lo aseguro. Una oreja finamente cortada, con un velo leve de rebozado, que unida a la sutileza de la salsa que la acompaña hace de ella un bocado difícil de olvidar.

La que nos ocupa, en la foto y en la receta, es la que elaboran en el bar la Pepa (av. / 9 de Octubre esquina con Juan de Austria). Sin lugar a dudas una de las mejores orejas que podrás encontrar, no sólo en Puerto Sagunto. Se deja comer como nadie y como ninguna, y con la salsa secreta que la acompañan (que no desvelo), es una auténtica delicia. Te la recomiendo.
Que la disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 2 orejas de cerdo.
  • Sal y pimienta.
  • 1/2 cucharadita de pimentón.
  • Agua.
  • Aceite.
  • 2 huevos.
  • Harina.
  • Pan rallado.
  • Salsa romesco.


ELABORACIÓN

  1. Lava muy bien las orejas bajo el agua del grifo. Mételas en una olla con agua hirviendo y sal y cuécelas hasta que estén bien tiernas (aproximadamente 40’, una vez arranque a hervir de nuevo, pero ve probando). Sácalas, déjalas enfriar y sécalas muy bien. Que reposen un par de horas en la nevera.
  2. Sácalas y córtalas en tiras de 2 o 3 cm de grosor. Sálalas un poco por encima.
  3. Bate los huevos con la sal, un poco de pimienta y la ½ cuchradita de pimentón. Pon un poco de harina en un bol para rebozar y en otro pan rallado. Pasa los trozos por harina, huevo y pan rallado un par de veces para que queden bien cubiertos y en ese orden. Fríelos en abundante aceite, bien caliente, hasta que estén bienn dorados por todos sus lados.
  4. Emplatado: Sírve la oreja bien caliente acompañada por la salsa romesco.

Sencillo, económico y una auténtica delicia. A disfrutar.

NOTA

Yo la he acoompañado con salsa romesco, en este caso comprada. Le viene que ni al  pelo. Pero con una salsa de tomate picante, salsa argentina o simplemente una picada de ajo y perejil por encima está para no parar de comer hasta que no queden ni los restos.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: James Bond 007: Theme
Para la degustación: España va bien. Ska-P

VINO RECOMENDADO

Luna Lunera 13 tinto roble. VT: Tierra de Castilla

DÓNDE COMER

Es comida de interior o exterior, tanto da, pero dada las fechas en que nos encontramos y el caso que nos ocupa, que ni Val Kilmer en el Santo, mejor fuera, a la vista de todos y sin ocular nada, que la intimidad mueve en acasiones a mirar y escuchar más de lo que toca. Que la mesa esté bien dispuesta y mejor surtida de vino para acompañar y realzar, más si cabe, la exquisitez del plato

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

La oreja es puro cartílago y gelatina, así que, poca cosa; tal vez con ‘comerle’ la oreja al de al lado con el tema de las escuchas, una vez acabada la del plato, sea actividad suficiente. Y si te ha sabido a poco, pues, Lázaro, levántate y anda.



lunes, 27 de junio de 2016

Croquetas de chocolate negro 'PPasso'. Del 'sorpasso al 'PPasso'.

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Ha vuelto a suceder. Y no por esperado deja de sorprender (y si no que se lo pregunten a los ingleses y a una Europa estupefacta). El PP ha vuelto a ganar las elecciones. Más allá de la baja participación, de las futuras alianzas, de la ausencia de ‘sorpassos’, la única realidad es que, tras años de políticas antisociales, el partido que las ha impuesto siga siendo el más votado. y además mejora sus últimos resultados. Todo un misterio desalentador. Un auténtico 'PPasso' que convierte este día en una jornada triste; no tanto para España, que también, sino por España, que lo ha vuelto a hacer y ha votado por quien menos le interesa.

La verdad es que mis vecinos no dejan de sorprenderme. Casi 8 millones de votos son muchos millones de personas que, siendo trabajadores, la mayoría con sueldos humillantes, pensionistas, parados y jóvenes con o sin trabajo, han vuelto a votarles, a pesar de no defender sus intereses; a pesar de gobernar en contra de sus intereses. El partido que ha menguado la clase media y generado una legión de pobres, se ve aupado por los mismos a los que fustiga. Es difícil de entender, pero es así; es lo que hay. Lo que los ciudadanos desean. Y estos no se equivocan. Sin embargo, hay situaciones como la presente, en las que no caben ni excusas ni explicaciones y que hacen de uno el protagonista absoluto de su sino, aunque este sea el de eterno perdedor. Lo trágico es que arrastra con sus acciones también a los demás tras de sí.

¿Qué mueve a una persona a votar a quien le perjudica, a votar en contra de sus propios intereses? ¿Qué mecanismos del subconsciente le impulsan a confiar en quien le ha engañado permanentemente y cuyo discurso se ha centrado en justificar las políticas perversas que lo empobrecen? Sólo se me ocurre que el miedo, el arma más utilizada por los grandes partidos durante las dos últimas campañas. Ni el escandaloso número de delincuentes estabulados en sus filas ni la corrupción generalizada han sido suficientes para que les dieran la espalda. El miedo inducido ha hecho su función. El miedo a lo desconocido. El miedo al cambio. El miedo que paraliza e impide avanzar. El miedo que hace creer en la certeza engañosa de que vale más malo conocido que bueno por conocer. El mismo que te hace suponer que las cosas no pueden ser de otra manera.
Cuando las campañas del miedo triunfan, se produce entre ciertos ciudadanos una suerte de síndrome de Estocolmo que les hace amar a quien les hace daño, a quien les mantiene apresados e inmovilizados, a quien convierte su futuro en una posibilidad llena de negra incertidumbre. Un síndrome de Estocolmo que les hace desear quedarse como están y olvidar dónde estuvieron. Porque al final el tiempo lo cura todo, hasta el recuerdo de lo que fue.

El problema es que el voto del miedo es tan peligroso como follar sin condón: puedes coger una enfermedad de transmisión (sexual o generacional) e hipotecar tu futuro. Y lo que es peor, el de tus propios hijos.

En fin, habrá que resignarse a una realidad desconcertante y ser pacientes. Al menos nos queda el consuelo de la ausencia de una mayoría absoluta y absolutista. Esperemos que el futuro no se nos abra tan negro como los duros años que nos han precedido. Negros como el interior de estas croquetas, nuestra receta de hoy, con el que sólo comparten el color: Croquetas de Chocolate PPasso. Unas croquetas que guardan en su interior el dulce regalo que las urnas nos han negado. Un postre original que no sólo volverá locos a los más golosos, sino que convencerán incluso a los más exigentes, por su originalidad y exquisitez.

Que las disfrutes.  

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 250 g de chocolate para fundir. Cuanto más puro (negro) mejor.
  • 150 g de azúcar.
  • 1 paquete de nata de cocina de 200 ml.
  • 2  huevos batidos.
  • 125 g de galletas a la canela picadas (1/2 paquete aproximadamente).
  • 50 g de pan rallado aproximadamente.
  • 1 cucharada de canela.
  • Barquillos (opcional).
  • Sirope de chocolate (opcional).
  • Aceite de girasol para freír.


ELABORACIÓN

  1. Vierte la nata en un cazo y ponlo a calentar a fuego medio. Cuando esté caliente, pero sin llegar a hervir, incorpora 2/3 del azúcar y el chocolate a trozos; que se deshaga bien, y remueve continuamente hasta que los ingredientes queden bien atados. Guarda en la nevera al menos un par de horas o hasta el día siguiente.
  2. Picamos las galletas en la picadora. Deben quedar perfectamente picadas y conseguir ‘polvo’ de galleta. Le añadimos el pan picado, la cucharada de canela, el resto del azúcar y mezclamos todo bien. Verter en un bol.
  3. Batimos los huevos.
  4. Moldeamos las croquetas a nuestro gusto, a mano si las quieres redondas o con dos cucharas si las prefieres en quenelle. Es pringoso, pero tiene su encanto. Las pasamos primero por el huevo y después por la mezcla de galleta, pan, azúcar y canela. Pasarlas por ese orden 2 o 3 veces para que queden bien cubiertas.
  5. Sofreímos en abundante aceite, a fuego vivo, lo justo para que queden doradas. Sacamos y pasamos por papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
  6. Presentación: sírvelas acompañadas de un barquillo y con un hilillo de sirope de chocolate por encima.

Deliciosas y espectaculares. A disfrutar.

NOTA

Puedes hacerlas también elaborando una bechamel. En este caso,  añades el chocolate a la mantequilla y después la harina. Deslíala bien y ve añadiendo la leche hasta obtener la bechamel de chocolate.
Si quieres puedes congelar las croquetas antes de freírlas. Pero pon atención para que no queden congeladas por el centro si son muy gordas; nada peor que una croqueta con el interior helado
Si te gusta más, con chocolate blanco también están buenas, pero el contraste visual y de sabor que le da el negro no tiene color; aunque para gustos...

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Las alas rotas, Manu Chao.
Para la degustación: Adentro. Calle 13.

VINO RECOMENDADO

Laura, Moscatel. DO Jerez.

DÓNDE COMER

Independientemente de cuál haya sido tu voto, en mesa vestida de fiesta, bien surtida de croquetillas PPasso y rodeado de amigos para celebrar el triunfo o sobrellevar el disgusto de la manera más dulce posible. El vino que las acompaña mejorará, si cabe, la velada… sea cual sea tu caso.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Como les cojas el gustillo y te pases, circunstancia previsible dado lo buenas que están, te recomiendo unas buenas  zapatillas y salir a trotar unos km a hora prudencial. Si te comes un par, con un buen paseo después de la ingesta será suficiente para quemarlas y sobreponerte al disgusto.




domingo, 19 de junio de 2016

Alioli de ajo negro 'la Moreneta'. Cañizares o el cardenal anacrónico forense


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Es increíble la que han liado dos vírgenes inocentes al darse un hermoso beso. Un cartel, dos mujeres besándose (con nombres tan bizarros como ' la Moreneta' y ‘ la Geperudeta'), y probablemente el calor que llevamos padeciendo en esta primavera abrasadora, han bastado para que Monseñor Cañizares entrara en combustión y pasase a 'modo agravio'. Ríete tú de los Ayatolás y sus llamamientos a la yihad, que aquí, como no comulgues en domingo y tomes el 'beso de dios' en vano, te saca a la calle a la feligresía en un visto y no visto y la pone de inmediato a rezar un 'rosario protesta' en acto de desagravio. Total por el beso de dos chicas a las que sólo se les reconoce por la peineta.

El cardenal Cañizares lleva ya una buena temporada dando caña (haciendo honor a su nombre) a todo aquel que no comulga con su modo de entender la vida. No sabemos qué le pasa ni por qué está tan de mala leche, la verdad.  Pero al mismo tiempo, lo sorprendente es que aquellos que se santiguan y acuden de inmediato a alistarse contra la ofensa y el mal a su llamamiento (que no son pocos a la vista de los que asistieron  a la misa de desagravio del pasado 16 de junio), no encuentren en las barbaridades que espeta de tanto en tanto en sus homilías al menos los mismos motivos de ofensa. Entre otras cosas, porque cuando las lanza lo hace contra personas o grupos de personas cuyo único delito es ser diferente o no pensar como él. ¿O hay algo más obsceno que insinuar que el aborto es un acto más grave que el abuso sexual?¿Que los refugiados son una invasión?¿Que la familia peligra  por la influencia del “imperio gay” y las feministas? ¿Qué los ateos sólo piensan en dinero y sexo?¿Algo más insidioso que arengar a la insumisión y la desobediencia de las leyes de igualdad de género? Tal vez sea porque piensan o son exactamente igual que él, y bajo el tendal protector de su sotana se sienten protegidos de putas, maricones, ateos y demás hijos  de Satanás que viven, piensan y sienten de forma diferente.

No son buenos tiempos para predicar el odio a nadie, y menos en unos momentos en que el Papa se sitúa en el polo opuesto y despliega unos planteamientos que muestran una iglesia con deseos de actualizarse, de bajar de los púlpitos y los altares, de humanizarse y acercarse a sus fieles. Porque monseñor Cañizares avergüenza al cielo y a sus jefes con sus exabruptos y sus salidas de tono. Nada contracorriente y encaja el martirio de las críticas contrariado, asumiendo su papel de último y único defensor de los verdaderos principios cristianos, sin darse cuenta que es un viaje, el suyo y el de todos aquellos a quienes arrastra, a lo más profundo de la caverna. Como si en su fuero interno se viera a sí mismo santificado o cuanto menos beatificado (a poder ser en vida) por su defensa incondicional  de lo indefendible. Y para ello no ha tenido ningún reparo, aprovechando la coyuntura ofrecida por un cartel, en convocar una ‘cruzada’ que, por un lado, reivindique sus argumentos frente a quienes le ‘acosan’ pública e incluso judicialmente; y por otro, mostrar que no está solo. Y la jugada, por el momento, no le ha salido mal, pues su convocatoria de un acto de desagravio, con un rezo masivo de rosario (algo así como una batucada reivindicativa pero con rosario, una ‘rosariada’ podríamos decir) ha funcionado y llenado la plaza de la Virgen en Valencia. De verdad que no sé qué tiene esta capital que en los últimos años ha atraído (a excepción de ‘cruceristas’), entre prelados y políticos, gentes y comportamientos de lo más variopinto y singular, por no decir casposo y vomitivo.

En fin, haría bien Francisco en limpiar la iglesia y retirar los restos de las viejas actitudes al  ‘Instituto Anacrónico Forense’, hacerles la autopsia y certificar su defunción, porque el futuro de los principios de convivencia armónica y respetuosa entre los ciudadanos, que defiende los auténticos valores cristianos, tiene un pronóstico muy negro con fundamentalistas como Cañizares. Casi tanto como los ajos negros que hemos utilizado en esta receta: Alioli de ajo negro ‘La Moreneta’. Con la diferencia que aquí el negro potencia, modifica y mejora el sabor de un plato tradicional para crear otro diferente y nuevo, mientras que aquel ensombrece y enturbia cuanto toca. Además tampoco repite, otro tanto a su favor. Un ajo, el negro, que es producto  de la fermentación del ajo común, que le hace adquirir multitud de propiedades y modifica sus cualidades organolépticas, dotándolo de mayor suavidad y un sutil sabor dulce y a regaliz. Coge pan y moja, porque este alioli es de los que triunfan allá donde lo presentes, pues cuenta con el atractivo que sólo las novedades son capaces de ofrecer.

Que lo disfrutes
 
NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 5 dientes de ajo negro.
  • Sal.
  • 100-125 ml de aceite de oliva virgen extra.
  • 2 cucharadas de zumo de limón.
  • 2 yemas de huevo.


ELABORACIÓN

  1. Separa las yemas de las claras y vierte las primeras en el vaso batidor. Añade el limón, los dientes de ajo negro pelados y troceados, la sal (sé generoso porque este tipo de ajo tiende a ser dulce) y el aceite. Introduce la batidora hasta tocar con las cuchillas el fondo y bate moviendo el aparato ligeramente de arriba a abajo, pero sin que salgan las cuchillas al exterior, hasta que los ingredientes hayan emulsionado. Prueba y rectifica de sal si hace falta. Si crees que la textura es demasiado espesa añade aceite y vuelve a batir hasta que esté a tu gusto.

Facilísimo, diferente y sutil. Buenísimo. 

NOTA

Obviamente el alioli es el producto de la emulsión de aceite y ajo, pero con las yemas te garantizas que salga perfecto y es muy rápido. Además, ésta es la versión ‘La Moreneta’. Si lo prefieres puedes utilizar aceite más suave, bien de oliva o de girasol, pero a mí me gusta más el toque intenso del virgen extra, y asociado al tema que nos ocupa, con tanta virgen ‘despeinetada’, no tiene color.
Sin tener nada que ver, pues el sabor, el aspecto y los aromas son absolutamente diferentes entre el alioli de ajos negros y el de ajo tradicional, puedes hacer una mayonesa o alioli negros añadiéndole tinta de calamar congelada.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Juju. Samael.
Para la degustación: Girls & boys. Prince & The Revolution.

VINO RECOMENDADO

DNA Classic Bobal. DO Utiel-Requena

DÓNDE COMER

Con este alioli ' La Moreneta', por supuesto, cada uno en su casa y dios en la de todos; pero ya puestos, que te coja en buena compañía y bien surtido de vino que potencie los sabores de la receta y de la velada.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Dependerá de con qué lo comas y del pan que lo acompañes, porque así a bocajarro...En cualquier caso, un par de 'Ave Marías', mientras caminas un rato, te liberan del pecado de la gula y de la mala conciencia; o al menos caminar, de ésta última.





viernes, 10 de junio de 2016

Sopa de melón 26J. Del merengue a Ikea, pasando por Badajoz

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Los ‘face to face’, los duelos a cuatro, candidatos deshilando su hagiografía sentados en un sofá o chupándose los dedos entre fogones…Hasta ahora estas eran las formas utilizadas por los partidos para presentar al gran público a los candidatos, además de los tradicionales tour por las plazas principales y la pega de carteles. Vender su producto y seducir, y, sobre todo, que el ‘nominado’ a presidente salga airoso de una entrevista original y atrevida, aunque fuera a ‘Trancas y Barrancas’, es el objetivo en un mundo, el de la política, donde el consumidor potencial está más que definido y la captación de nuevos consumidores es una tarea ardua y difícil, que casi depende en exclusiva del grado de decepción y desengaño al que se haya visto sometido.

Cualquier cosa menos aburrir al público. Y en unas circunstancias como las actuales, con una repetición de elecciones a escasos meses de las anteriores, vivir una nueva campaña como un deja vu, sería un error imperdonable. En eso se ha centrado la estrategia de partidos como el PP y Unidos Podemos. Los programas electorales no pueden modificarse sustancialmente con tan escaso margen de tiempo, mostrarían debilidad de planteamientos y falta de credibilidad; pero la forma de presentarlos para evitar ser cansinos y reticentes, sí.

Al margen de los debates televisados ‘de chicas’, que da para otra reflexión, las campañas publicitarias de estos partidos no tienen desperdicio, por bochornosas, originales o ingeniosas, según cómo se mire y el prisma ideológico del espectador, claro está. Si tiene un punto entrañable ver a Mariano Rajoy andar por Badajoz como quien ha perdido el autobús y llega tarde al trabajo (mientras los guardaespaldas que le acompañan parecen decirle “venga, Mariano, que llegamos tarde”), lo que no tiene precio es la versión merengue del himno del PP. Si al menos estuviera acompañada con una coreografía de Twerking, la estupefacción inicial vendría matizada por la audacia del planteamiento; pero así a secas, como que se hace bola y produce la misma reacción de bochorno que a los periodistas que asistieron a la rueda de prensa de su presentación.

Uno se pregunta a qué público va dirigido este tipo de anuncios y qué imagen quieren proyectar con ellos. En el programa-catálogo de Unidos Podemos, al más puro estilo Ikea, el concepto está muy claro: modernidad, cambio, frescura, juventud y originalidad, además de buen gusto, valores muy  apetecibles en un mundo, el de la política, que atufaba a naftalina hasta hace cuatro días. El  contenido es lo de menos cuando ya es conocido o se intuye, y o bien lo aceptas o lo rehúyes de entrada. Es la forma la que cuenta. Y en este sentido, entre una y otra campaña,  esta última gana por ‘mayoría absoluta’.  

Lo cierto es que, coincidiendo con los rigores del verano, la segunda vuelta electoral se las prometía tediosa y aburrida, y mira por donde el márquetin le ha dado la vuelta a la tortilla y la ha hecho de entrada más fresca y entretenida de lo habitual. Al menos ha dado que hablar y para reír o sonrojarse, que ya es bastante. Tal vez PSOE y C’s, con campañas menos atrevidas y más convencionales, deberían haberlo previsto. Y tal vez por ello, probablemente, es aquí donde esperan encontrar esos votos indecisos  a los que hay que convencer.

Y es que somos consumidores, y como tales los partidos esperan que consumamos su producto. Diseñan su campaña de publicidad con el objetivo de  proyectar la imagen de marca, informar sobre sus virtudes y convencer de su consumo. Con un único fin: afianzar la fidelidad de su público incondicional y ganar nuevos consumidores.  

El problema es que en política se da la paradoja de que estos dos pilares del márquetin no se cumplen, pues el producto que se vende no informa de nada, sino que presenta las promesas e intenciones del fabricante (que en caso de incumplimiento siempre se acogerá a sagrado en la socorrida coyuntura), y difícilmente convence a nadie que previamente no lo estaba, pues es tan difícil que un ‘merengue’ se levante al día siguiente ‘culé’, como que un ‘pepero’ se vuelva ‘podemita’ de la noche a la mañana o viceversa.

En fin, en nada sabremos si las diferentes campañas han sido efectivas o no. Mientras tanto, y ya que hablamos de verano y de fresquito, una receta refrescante y estival que ayude a digerir tanta promesa electoral y evite que sucumbamos en el intento de su digestión: Sopa de melón 26J. Una sopa fría y deliciosa que combina, como las grandes coaliciones, las mejores virtudes de cada uno de sus ingredientes: la delicada y etérea carne del melón, la fuerza del jamón y la fragancia alegre y juvenil de la hierbabuena. Una alianza perfecta de ingredientes, y tan exquisita, que dejará los pactos para los comensales más glotones que desearán repetir un último plato.
Que la disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

1 kg aproximadamente de melón limpio de pepitas y cáscara.
150 g de jamón.
8 o 9 hojas de hierbabuena.
1 cucharada de almendra en polvo.
40 ml de aceite de oliva virgen extra.
Sal y una pizca de nuez moscada.

ELABORACIÓN

Introduce en el vaso batidor las hojas de hierbabuena junto al aceite y una pizca de sal. Bate hasta emulsionar y reserva.
Trocea el melón, mételo en la batidora junto al aceite (reserva un poco para adornar), la almendra, la pizca de nuez moscada y sal al gusto. Bate y reserva.
Corta el jamón en trocitos y pásalos por la sartén hasta que estén crujientes (cuidado de no quemarlos). Reserva.
Emplatado: Sírvelo en un bol añadiendo los trocitos de jamón crujientes y un hilillo de aceite de hierbabuena por encima.
Refrescante, sencillísimo y delicioso. A disfrutar.

NOTA

La albahaca y la menta le van también de maravilla a esta sopa. Puedes sustituir o combinar la almendra con un par de cucharadas de nata de cocina, aunque no será tan ligera como ésta. Si lo prefieres seca el jamón en el horno a baja temperatura hasta que quede crujiente, pero en la sartén es muy rápido y está igual de bueno. También puedes combinarla con gambas o langostinos cocidos y troceados en lugar de jamón.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: ha ha ha ha. White Denim
Para la degustación: Better find a church. JD &the Straight shot

VINO RECOMENDADO

El coto blanco 2015. DO La Rioja.

DÓNDE COMER

Búscate un lugar fresco y agradable y disfruta de esta sopa refrescante en buena compañía.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Es un plato tan ligero que un chapuzón y cuatro largos en una piscina de casa de monte será ejercicio suficiente que compense sus escasas calorías.