jueves, 27 de noviembre de 2014

El 'pequeño' Nicolás o el 'caganer' en el belén político

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“Niño, deja ya de joder con la pelota.
Niño, que eso no se dice,
Que eso no se hace,
Que eso no se toca”
Joan Manuel Serrat

¿Será el ‘pequeño’ Nicolás un ‘loco bajito’ bipolar, un ‘loco bajito’ de “florida ideación delirante de tipomegalomaníaca” o solo un ‘loco bajito’ canalla y cabroncete? La verdad es que tiene a todo el  personal tan fascinado como desconcertado con su historia, pero lo  cierto es que este loco bajito de 20 años no ha parado de joder con la pelota, de decir lo que le viene en gana y de hacer y tocar lo que le ha apetecido, en especial, las gónadas al mundo político y empresarial los últimos días, y eso mola, mola mucho. Y no es que mole por su apariencia simpática, un discurso patriótico y un aspecto tan pepero como convencional resta puntos, mola por haber sido capaz de urdir en torno a su persona una vida de novela tan estrambótica como estrafalaria y singular, que lo ha convertido en el ‘caganer’ de moda en el belén de la política española de estas navidades, la figura más preciada, la más buscada, esa que todos quieren oír. Una figurilla simpática y carota, colocada en un rinconcito discreto, tras los arbolillos del belén, pero que ha sabido encontrar su sitio en el Portal usurpando el puesto en el pesebre entre un Mariano-San José y una María-Saenz de Santamaría que se lo comerían, y no precisamente a besos. Definitivamente lo ha conseguido: de amante de los selfies, a protagonista indiscutible y centro de atención de todas las miradas

miércoles, 19 de noviembre de 2014

'Diccionarizando': Glosario desordenado de vocablos improbables sobre sexo (1)

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La única manera de sobrevivir al empacho de tanta convulsión política y social y al aluvión de noticias relacionadas, es pensar en otras cosas más entretenidas. No me refiero a vivir de espaldas a la realidad, sino, de tanto en tanto, ‘cambiar de canal’, desconectarte  y crear tus propias realidades, que siempre serán más divertidas que la que ésta nos ofrece. El lenguaje es una de ellas, un auténtico parque de atracciones y fuente de juegos inagotable. Desde luego, en esto los políticos sí que son grandes jugadores, atletas de la acepción capaces de convertir cualquier término en verbo y de inventar palabras y expresiones absurdas que acabamos por asumir a fuerza de tanto oírlas (peatonalizar, procesos congresuales, empleabilidad, flexibilización del mercado laboral…). La verdad es que no sé si será esta la solución a nuestros problemas, pero desde luego los hace mucho más llevaderos, porque, a la postre, crear o buscar nuevos significados a palabras y expresiones conocidas, pese a ser una actividad del todo improductiva desde el punto de vista semántico (ahí reside su encanto), es enormemente eficaz para entretener la mente, estimular la imaginación y, sobre todo, pasar un rato divertido solo o en compañía de otros rastreadores de significados alternativos. Deberían recomendarlo como terapia de choque contra la ansiedad y el aburrimiento, y si además lo acompañas de unas cañitas…que tiemble la RAE.

martes, 11 de noviembre de 2014

Manual para sobrevivir al hartazgo de la política y no acabar 'sonado'


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“Ojalá llegues a ser la persona que eres” me decía mi abuela parafraseando a Pindaro. Ella veía en aquel niño las buenas cualidades que a esa edad tenemos y anhelaba que las mantuviera intactas el resto de mis días, sabiendo que, con los años, sería muy fácil que algunas de ellas, cuando no todas, quedarían prendidas de las ramas que en el camino de la vida irían apareciendo, sembrando el recorrido con los jirones de la sensibilidad perdida y transformando aquel niño bueno en un individuo desconfiado e interesado. Mucho me temo, después de haber sido sacudidos por la vida, que en ese tránsito de pérdida de la inocencia todos perdemos cualidades que impiden definitivamente que saquemos lo mejor de nosotros mismos y nos incapacita para construir una persona y una sociedad mejores. Algunos más que otros, desde luego, pero todos, en definitiva, en mayor o menor medida.