domingo, 31 de enero de 2016

ArRus con leche o cuando al PP le crecen los enanos


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No hay duda, el PP ha entrado en modo ‘corrupción al descubierto’ y le crecen los enanos. El último, Alfonso Rus. Y no porque haya dado un estirón (ya le gustaría) sino por ser otro miembro aventajado dentro de una organización que ha gestionado la ‘Res publica’  como si fuera la ‘Cosa Nostra’. Açò ho pague jo, que tinc dos millones de pelas. Será per diners! Parece que decía con más frecuencia de la que debía, habida cuenta de que els diners  provenían casi siempre de comisiones ilegales.

Otro que se suma así a la lista que sitúa a España a la cabeza de los países más corruptos de la Unión Europea. Otro que queda con los amiguetes en el patio de la cárcel. Otro más. En algo había que ser buenos, y en esto, parece ser, somos de lo mejor. Son tantos los enanos que le crecen, que al menos en el circo de Valencia Rajoy se ha vistoobligado a disolver la dirección de su partido, demostrando así contundencia con un modelo de hacer política que exportaba la corrupción como quien exporta naranjas con denominación de origen. Demasiado tarde. Las manos se lavan antes de comer, no solo al acabar, y la firmeza se demuestra desde el principio.

De este modo, si 3 de cada 4miembros del gobierno de Aznar está imputado, cobró comisiones o está en lacárcel, los de la era Rajoy y aquellos que han engordado bajo su protección, parecen llevar el mismo camino.

Que “yo te quiero, Alfonso,coño”, le decía un Rajoy dicharachero al mismo Rus que ha pasado de tener la autoestima por encima de sus posibilidades a jugar al monopoly a la sombra del presidio. A este paso terminaremos viendo algún consejo de ministros en el patio de alguna cárcel. La de Picasent por ejemplo; como si se tratara de un acto más que formara parte del espectáculo que proyecta habitualmente este partido. Cosas más raras se han visto.

Uno termina por pensar si no será que, en ese avaro afán privatizador que les caracteriza, no querrán también hacerse con las prisiones de este país. Y desea que al menos, si es así, lo hagan  desde dentro. Por  lo pronto, es fácil suponer que encontrarán poca resistencia por parte del ciudadano. Que se las queden todas y que las disfruten. Tal vez algún día aquel Rus, capaz de “hacer saltar por los aires a los comunistas que le han denunciado” o de ‘pegarnos una paliza’ nos lo pueda contar con todo lujo de detalles.

El arRus con leche es su plato. Arroz con Denominación de Origen Valencia, por supuesto. Un plato tradicional, de los de toda la vida; tan bueno y sencillo, como natural. Honrado al paladar y sin tapujos. Todo lo contrario de aquel a quien va dedicado. Un personaje que, en sintonía con la tradición más casposa, ha ejercido el poder en su propio beneficio y no en el de aquellos a quienes representa. Un personaje, otro más, que lejos de mostrarse honesto y transparente, no ha hecho otra cosa que hacer gala de su zafiedad e incompetencia.

Que lo disfrutes y que se le atragante.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 750 ml de leche entera.
  • 3 cucharadas soperas de leche condensada.
  • 100 g de arroz redondo.
  • 75 g de azúcar.
  • 1 palo de canela.
  • 2 cucharaditas de canela en polvo.
  • La piel de un limón.
  • Unas galletas de barquillo para decorar.


ELABORACIÓN

  1. Ponemos al fuego en un cazo la leche junto con el azúcar, la canela en polvo y en rama y la corteza de limón (cuidando de eliminar la parte blanca interior). Vamos removiendo para que los ingredientes se mezclen bien y en el momento en que comienza a hervir añadimos el arroz.
  2. Seguimos removiendo hasta que rompa hervir de nuevo la leche. Bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocer durante 15’ aproximadamente, removiendo de tanto en tanto. Cuando veamos que ya está cocido, retiramos la rama de canela y la corteza del limón y añadimos la leche condensada. Mantenemos en el fuego 4’-5’ sin dejar de remover y listo.
  3. Emplatado: Servir templado con un poquito de canela espolvoreada por encima y un par de galletas de barquillo. 

Tan sencillo como asequible y exquisito. A disfrutar.

NOTA

Servido con un fondo de manzana asada se convierte en una exquisitez inigualable.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: El político neoliberal, Pony Bravo
Para la degustación: España Cañí, Olé Swing

 VINO RECOMENDADO

Vittore, moscatel de Valencia. DO Valencia

DÓNDE COMER

Es un plato que se degusta de maravilla entre amigos, sentados en el sofá y frente al televisor, comentando las mejores jugadas de las últimas redadas y las idas y venidas a las puertas de los juzgados. El remate perfecto de una pesadilla para una buena digestión.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Es tan energético como exquisito, así que…levántate y anda.




viernes, 15 de enero de 2016

Sopas del Niño o el bebé que irrumpió a 'tetajarro' en el señorío de sus señorías

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Si quieres llamar más la atención que Miley Cyrus frotándose en un palo a 5 m de altura, sácate una teta en un bar y da de mamar a tu bebé o llévatelo al Congreso de los diputados en tu primer día de trabajo. Desde luego son dos gestos que se han ido convirtiendo en algo tan inusual e inaudito (el primero por considerarlo vulgar cuando no agresivo a los ojos de algunos, y el segundo por la imposibilidad de conciliar maternidad y trabajo)  que los percibimos como sorprendentes cuando no de mal gusto e innecesarios. Al menos, por sus comentarios, eso es lo que ha debido parecerle a muchas de sus Señorías el hecho de que una diputada haya decidido llevar a su hijo al curro. Un bebé en el señorío de sus Señorías. Así, a ‘tetajarro’ y sin avisar. Para que conozca a los compis de trabajo de la mami. Y, ya de paso, para poder alimentarle cuando sea preciso, dedicarle todas las caricias del mundo que se merece y cuidarle con la exquisita ternura de quien más le quiere.

La verdad es que no ha sido laprimera vez que una diputada lleva a su hijo al Congreso, aunque bien es cierto que no pasó de los despachos y nunca entró al hemiciclo. Tampoco que una madre se lleva a su hijo al trabajo, sobre todo cuando se trata de un trabajo estiloso. En televisión conocemos verdaderas sagas de actores o presentadoras que comparten plató y camerino con sus hijos desde la prehistoria. Porque para el resto de ciudadanos de trabajo normalito, la posibilidad de conciliarlo con la maternidad es hoy por hoy una utopía.
Ahí está la pertinencia de la decisiónde Bescansa de llevar a su hijo a la sesión constitutiva del Congreso de los Diputados. Ha sido una manera de denunciar, desde el privilegiado cargo que ocupa, la necesidad de conciliar la vida familiar y la vida laboral, de reivindicar la normalización de la lactancia y de hacer ver que los permisos por maternidad han caído en España un 20% desde 2008. Quienes se sitúan enfrente de ella solo ven en su decisión una señal de oportunismo político, una pantomima sin más fin que el protagonismo. Incluso Jorge Fdez Díaz la acusa de una posible violación de la ley del menor. Pero quienes son capaces de leer el mensaje más allá de la teta que alimenta y del pañal, saben que es toda una declaración de intenciones y que gestos de esta naturaleza acercan la política al ciudadano sin que por ello el político pierda credibilidad, antes al contrario.

Sí, va a ser una legislatura diferente, no hay duda. Una legislatura donde las rastas van a expresar su opinión sin miedo a que la policía les golpee la cabeza, y a compartir espacio con quienes siguen trazando a tiralíneas la raya del pelo y de las ideas. Y, sobre todo, una legislatura donde algunas mujeres valientes, por fin, así, sin avisar y a tetajarro, van a hacer oír su voz y la de aquellos a quienes representan.

Para todas ellas y por todos los gestos valientes con que son capaces de sorprendernos, este plato: Sopas del Niño. Las sopas para el niño y la niña; y ya puestos, para toda la familia. El postre que se come con cuchara y se sirve en plato hondo. Una receta de las de toda la vida que nos trae la tradición a nuestros días. Unos tiempos en los que, con el ingenio que caracteriza a quienes siempre tuvieron poco, se era capaz de sacar adelante familias, iniciativas y hasta recetas. Como la que nos ocupa. Una elaboración exquisita que con un poco de pan, leche y almendra, convertirá el postre en toda una experiencia donde el sabor será el auténtico protagonista.

Que lo disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 100 g de pan del día anterior.
  • 750 ml de leche.
  • 100 g de azúcar.
  • 100 g de almendra molida.
  • 1 cucharadita de canela.
  • 1 rama de canela.
  • 4 bolas de helado de chocolate.


ELABORACIÓN

  1. Troceamos el pan y lo mezclamos en un cazo con la leche. Dejamos que se empape bien. Añadimos la canela y el azúcar, lo ponemos al fuego (medio)  y vamos removiendo de tanto en tanto hasta que comience a hervir. Añadimos la almendra y  continuamos removiendo. Pasados 5’ retiramos del fuego y pasamos por la batidora para conseguir una textura homogénea. A mí me gusta con la apariencia de una crema, como unas natillas claras, pero si te va más líquida, añade leche o un poquito más de almendra si, por el contrario, la quieres más espesa.
  2. Emplatado: servir tibia en plato hondo con la bola de helado de chocolate encima

La simplicidad llevada a su máxima expresión. Un plato tan económico como buenísimo.

NOTA

Esta receta tiene infinitud de variantes, incluso la que pasa por el horno y se convierte en un pastel exquisito. Si no tiene helado o no te gusta, pruébala también con galletas de canela troceadas o muesli picado y espolvoreado por encima, es todo un acierto. Y para los más puristas, sola. En cualquiera de sus formas no decepciona a nadie

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: El gallo Eduardo Montenegro, Albert Pla.
Para la degustación: Los cuatro muleros, Estrella Morente.

VINO RECOMENDADO

Málaga Virgen. DO Málaga.

DÓNDE COMER

En mesa amplia vestida para fiesta y bien flanqueada de niños y familia.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Irte al parque con tu niño, salir con él en bicicleta, jugar en su habitación…pero bueno, ¿habrá algo que absorba más energía que tu hijo?




domingo, 10 de enero de 2016

Chupitos de pepino o a ver cómo se lo explico a mi hija de 6 años

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Todos los eneros comienzan igual: saturados de acumular celebraciones, comidas y regalos como si la vida nos fuera en ello y no hubiera cuatros de febrero o doces de marzo donde celebrar y evitar así morir aplastados por el peso insoportable de unos compromisos que convierten esos días en un bodorrio interminable. Algo parecido a una versión bizarra del ‘Día de la Marmota’ pero a la española y anclados a una mesa.

Todos los eneros comienzan cuando los Reyes Magos se van. Miramos el trozo de roscón que  nos ha tocado en suerte y hartos ya, pensamos: es hora de morir”, como un Roy Batty resignado. Y todo lo pasado se pierde en el tiempo “como lágrimas en la lluvia” y su recuerdo cristaliza en nuestro presente con solo un par de quilos de más, si ha habido suerte. Es ahí cuando comienza por fin enero y su declaración de intenciones; enero y el toque de queda frente a las tentaciones; enero y sus propósitos de enmienda a la totalidad. Todos los eneros, igual.

Pero si algo ha diferenciado este enero de los anteriores no ha sido esta constatación ni sus consecuencias, sino la manipulación política y mediática de unas Majestades que, bien por Reinas o por Reyes, bien por su estilismo, han hecho correr océanos de tinta y encendido el ánimo de muchos hasta la auto-combustión y lo grotesco, como si el mundo se hubiera detenido a los pies de unos disfraces más o menos acertados o de unas damas tan voluptuosas como evocadoras llamadas Libertad, Igualdad y Fraternidad.

No sé cómo voy a explicar yo a mi hija de 6 años que haya políticos incapaces de explicar a sus hijas de 6 años que la magia existe y las cabalgatas, las carrozas, los pajes y sus Reyes, más allá de sus ropajes, de su sexo o de su raza, son eso: la ilusión personificada en la calle, la constatación de que algunas veces lo que no vemos existe, sin importar lo que se esconde detrás de unas barba…y si no que se lo pregunten a la novia de cualquier hípster que se precie.
No sé cómo voy a explicar a mi hija de 6 años que haya periodistas y políticos con una actitud tan reaccionaria y un discurso tan airado y violento que quedan perplejos incluso ellos mismos cuando escuchan con tranquilidad lo que sus palabras significan. O cantantes tan casposos que se permiten la licencia de insultar y amenazar a alcaldes o vicepresidentas en un ataque de españolidad.
No sé cómo voy a explicar a mi hija de 6 años que se critique más a una alcaldesa por una cabalgata de Reyes Magos que a su antecesora por ofrecer viviendas sociales a los especuladores o derrochar miles de millones en unas olimpiadas que ni se hicieron.
No sé cómo voy a explicar a mi hija de 6 años que mientras hablamos de los trajes de sus Majestades, miles de niños no han tenido juguetes ni apenas qué comer, porque cuando un gobierno no gobierna para sus ciudadanos sino que lo hace plegado a los intereses de los poderosos, hasta los Reyes Magos olvidan dónde viven e incluso muchos de ellos ya no tienen ni dirección que recordar.
No sé cómo le voy a explicar a mi hija de 6 años que mientras hablamos del sexo de los Reyes Magos, en Siria centenares de miles de personas corren el riesgo de morir de hambre y los padres alimentan a sus hijos con sopas de hojas de árboles muertos de frío y de tristeza.

No sé si todas estas cosas se las podré explicar a mi hija de 6 años, la verdad, mientras ocupamos nuestro tiempo hablando de tantas y tantas naderías sin importancia. Tampoco sé si podré perdonar algún jamás de los jamases a quienes arrastran al mundo a estas situaciones, a todos aquellos que en su egocéntrica forma de gestionarlo nos empujan como un viento malvado. Lo que sí sé es que estoy saturado de toda esta porquería; más incluso que de celebraciones, comidas y regalos. Debe ser el ‘efecto Navidad’, que satura, cansa y agota por acumulación de excesos y trascendiendo los márgenes exactos de su competencia ha terminado por invadir otros espacios. Será eso.

Esta receta es de esas en las que el hartazgo te hace decir ‘que le den a todo por donde amargan los pepinos’. De esas especialmente diseñadas para los momentos en que la saturación ha tocado techo y cualquier pequeño exceso se nos hace bola, en la mesa o en la vida. Y si en la vida y por pura salud mental, la receta más acertada es no escuchar a quienes intentan manipularnos, o al menos no hacerles caso, para proteger un estómago estresado y meter en cintura la cintura, este plato es el remedio ideal para el día después y los siguientes: Chupitos de pepino, el chupito que se come del que no dejarás ni rastro. Una receta con toda la frescura del verano para los estragos del invierno. Un plato lleno de color, nutritivo y vitamínico que te hará sentir ligero cuan pompa de jabón.

Que lo disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 3 pepinos grandes o 4 medianos.
  • 3 yogures naturales cremosos desnatados (375 g).
  • Unas gotas de aceite.
  • 3 cucharadas de zumo de limón.
  • Sal.
  • Una puntita de pimienta.
  • ½ cucharadita de eneldo.
  • ½ cucharadita de comino.
  • 1 ajo pequeño bien rallado.


ELABORACIÓN

  1. Lava bien los pepinos, córtales la base y con una mandolina de cocina quítales la piel. Deja si lo deseas algunas partes de la misma sin quitar para dar un toque de color. Córtalos en 3 o 4 partes cada uno de ellos, según sea su tamaño, y con un vaciador extrae las semillas y parte de la carne, cuidando de que no se rompan y dejando una base para que no pierda el contenido. Ya tenemos unos  vasos de chupito de pepino.
  2. Sala ligeramente el interior, espolvorea con un poco de comino y añade unas gotas de aceite, impregnando con el dedo el interior de los chupitos.
  3. Introduce en el vaso batidor todos los ingredientes junto a lo que hemos extraído de los pepinos y bate.
  4. Emplatado: llenar los chupitos de pepino con el yogur espolvorear con un poquito de eneldo y comino y servir.

Sencillísimo, fresco, ligero y extraordinariamente delicioso.

NOTA

Este chupito de pepino es precisamente eso, un chupito en el más estricto sentido de la palabra (eso sí, algo más largo que el trago que este es), pues al batir las semillas y carne que hemos extraído con el yogur y el resto de los ingredientes se licúa adquiriendo la textura ligera de un gazpacho, lo que te permite tomarlo bebido o a cuchara. Si quieres que sea una crema, bate los ingredientes sin añadir lo extraído al pepino. En cualquier caso, los vasitos de pepino te los puedes (debes) comer al tiempo que el contenido o después.


MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Stand by me, Playing for Change
Para la degustación: Be the one, Cycle

VINO RECOMENDADO

Al Vent blanco. DO Utiel-Requena

DÓNDE COMER
Es un bocado post-saturación. Un bocado de hastío de mesa llena. Por tanto, para disfrutar casi a vuelapluma, de pie o en taburete, y en barra, acompañado de trago rápido y conversación ligera. 


QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Andar, trotar, correr… No por su peso específico, sino por lo que le precedió.