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Hace unos años, cuando salieron a la luz los chanchullos
‘Urdangarinescos’ de Urdangarín, antes incluso de que la infanta comenzara a
padecer su infantil pero judicialmente exitoso proceso de atontamiento
amnésico, en Cocina para Indignados le dedicamos esta receta:
“Hay infinidad de chorizos en
este país. Los hay de León, de Galicia, de Lérida, de orza, dulce, picante…,
pero pocos tan afamados y mediáticos como este, que ha llegado a trascender su
ámbito estrictamente geográfico hasta convertirse en una denominación de origen
propia a la que ha dado nombre: Urdangarín. Casi, casi como un vino de pago (y
nunca mejor dicho) pero en chorizo.
Y de verdad que no es por
ensañamiento, pero su trascendencia ha sido tan grande que ha ensombrecido a
chorizos de corte clásico y manual mucho más arraigados. Más bien es por el
sentido de la pertenencia. No se puede ser cura y promiscuo a la vez; vendedor
de trajes y nudista a tiempo completo; yerno de un rey y pirulero. O lo uno o
lo otro, pero todo queda feo y casposo, muy casposo. Porque pirulero sin
nobleza, como que eres uno más, uno de tantos, y en tu casa casi que ni se
enteran. Pero siendo yerno de un rey…eso no tiene perdón, es para que te dé un ‘infanto’
de miocardio y no levantar cabeza.
Y es que hay pocas cosas peores y
más miserables que ser avaricioso y ladrón, aprovecharse de la posición y
maquinar a espaldas de la ley. Sobre todo, cuando al resto de la ciudadanía
solo le llueven miserias y los ‘esfuerzos’ que se le exigen suenan como el
chasquido de un látigo sobre la espalda del esclavo.
En homenaje a los denodados
esfuerzos de este personaje en su carrera a ladrón y al purgatorio de sus
fechorías, te sugiero este plato para compartir, muy indicado para días de
Pascua o de fútbol (no me preguntes por qué, pero le va). Un aperitivo
facilísimo de elaborar y extremadamente aparente, desenfadado y atractivo, como
el mismo al que representa. Un chorizo Real, como la vida misma, y un infierno
de llamas donde purgar sus penas.
Que te aproveche”.
Casi cuatro años después se
demuestra que, al menos en este país, robar sale a cuenta. Robar mucho, me
refiero, no miseria. Robar como un duque, como un ministro, como un banquero o como un tesorero. Robar
como roba el rey de los ladrones. Robar a manos llenas. Robar sin medida ni
media en el rostro; para qué, a cara descubierta, no vayamos a sudar. A fin de cuentas, quien roba de este modo puede contratar bufetes de 1000€ por hora que generen sumarios de 1000 folios por día; o emparentar con la realeza, que su sombra es alargada y te aleja de la sombra del barrote.
Son ladrones de porte
aristocrático, de porte ‘Urdangarinesco’; de tanto arraigo y de conducta tan
ejemplar, que, oye, en confianza, para qué poner fianza; que se vayan a Suiza,
y a ver si escampa. Porque arraigar en Ginebra no es igual que hacerlo en Móstoles,
que a los alpinos lo intachable les viene de serie, no como a nosotros. Y
además allí se sienten como en casa, contando billetes en el banco radicado a
la vuelta de su casa, esquiando o viajando y atendiendo sus negocios, que son
muchos y variados. Y de tanto en tanto pasando por el juzgado, para decir que
todo bien, que todo estable, dentro de la levedad.
En fin, es lo que hay. Sentencias
que se ajustan a la ley y se saltan la ética y la moral, como tantas veces, en
un país donde la justicia no es más que el traje a medida de quien se la puede
pagar o puede permitirse el lujo de saltársela.
Desgraciadamente, las recetas de
chorizo como esta siguen tan de actualidad hoy como en 2013. Y es la suya, la
de Urdangarín, no hay otra.
Urdangarines, pero no a Ginebra; Urdangarines al infierno. Un chorizo
hecho carne en la cruda realidad que nos abruma.
Ojalá todos los Urdangarines que
nos rodean acabaran de una vez en el infierno.
Ojalá se les atragante.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 100 g de choricillos de ración o urdangarines, dulces o picantes, como se prefiera (yo los he escogido ligeramente indignados, a saber, picantes).
- 4 panes tipo pulguita.
- Un poquito de queso parmesano o manchego curado rallado.
- 50 ml aproximadamente de alcohol de 96º, brandy, orujo o whisky para asar los chorizos (yo utilizo orujo blanco, le da un saborcillo muy particular, pero sale igual de bueno con alcohol o cualquier otro licor).
ELABORACIÓN
- En una cazuelita de barro o pequeña paella esmaltada verter el alcohol o licor. Prenderle fuego.
- Previamente, coger las pulguitas y cortarlas en dos mitades longitudinales. Vaciar parte de la molla formando como pequeños ataúdes de pan. Ensartarlas en una varilla de pincho moruno y pasar ligeramente por la llama para tostar los bordes y darle al ataúd un aspecto más adecuado a su uso y siniestramente apetecible.
- Colocar acto seguido sobre la cazuela los urdangarines previamente ensartados en las varillas (hay quien los pone directamente sobre el alcohol, pero a mi me gusta más así, queda más aparente y es más fácil para darles la vuelta). Si vieras que se apaga vuelve a echar orujillo y a encender. Ir dando vueltas de tanto en tanto hasta que los choricillos estén bien hechos y tostaditos.
- Colocar sobre los ataúdes un par de urdangarines cortados por la mitad o enteros.
- El toque casposillo-culinario lo dará un poquito de parmesano o manchego curado espolvoreado por encima, proporcionando una pincelada elegante a los urdangarines al infierno.
- Umm…A comer.
NOTA
Además de plato sencillísimo es
muy agradecido y aparente al hacer, tanto que la elaboración debe formar parte
de la degustación, por lo que recomiendo prepararlos en la misma mesa donde se
vayan a comer. A los chiquillos les encantará y a los mayores enseguida les
sacará el fogonero que llevan dentro ¡Más madera! ¡Más madera!
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Money, de
Pink Floyd.
Para la degustación: Rata dealcantarilla. Paquita la del Barrio.
VINO RECOMENDADO
Allozo, tinto crianza 12. DOC La
Mancha.
DÓNDE COMER
En mesa camilla, con el brasero
bajo las faldas y el infiernillo de los urdangarines acariciando la palma de la
manos. Por supuesto, unos copos de nieve cayendo en la noche, iluminados por el
reflejo luminoso de las ventanas, darán un toque sofisticado y muy, muy
familiar. En su defecto, un televisor y jornada futbolera será el complemento
ideal.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Jugar un partido de balonmano,
aunque sea en el banquillo (si te has pasado con el vino).