Hoy hace un frío que pela. Un día de mierda que diríamos.
Aunque seremos educados y diremos que hoy hace mal día. Que hoy es un
mal día, un día pésimo, el día que coronan a Trump. El día que se desata la
Trumpmanía: la de aquellos que no lo pueden ver y la del inicio de su
administración. God save the King. Que dios nos pille confesados.
No se habla de otra cosa. Del frío que hace y de su
inminente coronación. Del colapso circulatorio que la nieve ha provocado en
buena parte de las carreteras del este peninsular; y de los manifestantes que
colapsan los accesos al Capitolio, en la capital estadounidense, en
protesta por la entrega de las llaves del país (y del mundo) a un sujeto de
este calibre. Es curioso cómo combinan con las mismas vocales Capitolio y manicomio. Tal vez política y locura, gobierno y psicopatía, no sean tan diferentes.
Noticias de mierda, en un día de mierda, en un mundo de mierda.
Noticias de mierda, en un día de mierda, en un mundo de mierda.
Hoy no caben más primicias. Hoy no hay partes de guerra. Hoy no existen refugiados en las fronteras de la noticia. Nadie
muere congelado. Ni de vergüenza. Es lo que tienen las primicias cuando dejan
de ser novedad.
Hay días Trumpantojo. Días de trampa, de insidia y
de engaño. Días Trump. Un 20 de enero comienza su era.
De entre todas las noticias de mierda de este gélido
día de mierda, tal vez la única cosa buena que ha sucedido es que el nuevo Amo
no ha encontrado quien le cante el día de su coronación. Que se joda. Pero que
pase pronto, el día, la tarde y su noche, no vaya a venir alguno y lo cague aún
más…aunque lo dudo.
Hoy no hay receta, se atragantaría; bastante tenemos ya con el protagonista de este día.