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Ni Platón ni prozac ni carísimas
sesiones en el psicólogo; cuando la vida te pesa, estás de ‘hematocrito plano’,
porque sientes que la sangre no te corre, y tu voz interior tan solo acierta a
decir: “Dame veneno que quiero morir, dame veneno”, lo más eficaz, balsámico y
‘shenshato’ (como diría un presidente de gobierno) para venirse arriba es tirar
de canción, olvidarse de todo y dejarse arrastrar por ella. Tan sencillo como
eficaz. Tan cierto como seguro. Si quieres volver a sentir que eres el rey de
la pista de tu vida, ponte los auriculares, sube el volumen, cierra los ojos, levanta
los brazos…y déjate llevar; te aseguro que te sentirás como Mia (Uma Thurman)
en ese instante en que Vincen (John Travolta) le metió un chute de adrenalina
directo al corazón.
Y es que ojalá la vida viniera
con banda sonora de serie, una selección musical impresa en el ADN a modo de
termostato sonoro, que regulara el ánimo automáticamente según la situación. Pero
a falta de ese kit prodigioso, al menos tenemos la opción de seleccionar los
temas que queremos nos acompañen en ella. Porque está demostrado: la música influye
en nosotros de tantas formas que incluso un estudio ha determinado que el 64%de las personas sin pareja que escuchan el Hello de Adelle sienten deseos devolver con sus ex; por tanto, cuidado con lo escuchas. Pero además de provocarnos
morriña o amansarnos cuando toca, también nos activa, nos levanta el ánimo y
nos hace ver las cosas de manera positiva. No importa el motivo de nuestra
apatía; más allá de los problemas sentimentales y de las tristezas emocionales
que nos arrastran a la melancolía, de la pereza que nos provoca enfrentarnos a
un jefe tirano o a la rutina diaria, siempre está esa canción que actúa como un
chute directo a los sentidos, nos pone las pilas y hace que nos reencontremos
con nosotros mismos olvidándonos de todo lo demás. Un croché directo a las
penas que nos quita la tontería de golpe y nos hace sentir la realidad de
manera muy diferente, siquiera por esos instantes, y concebirla menos terrible
de como la percibíamos ¿Acaso hay alguna otra cosa que tenga efectos
secundarios tan beneficiosos? Que la OMS aún no se ha pronunciado al respecto
al menos tranquiliza.
De hecho, se ha determinado cuál
es la mejor canción de la historia para venirse arriba aplicando una serie de fórmulas y teniendo en
cuenta variables que van desde la letra hasta el ritmo: Don´t stop me now, deQueen. Ahora bien, todos tenemos nuestra banda sonora particular, ésa que
sólo aplica fórmulas que brotan
directamente de la emoción y que en la galería de melodías de nuestro ADN
sonoro tienen la etiqueta de espitosas. Éstas son algunas. Probablemente no
coincidan con las tuyas, pero de lo que no te quepa duda es de que funcionan,
vaya que si funcionan; te lo aseguro.
¿Y las tuyas? ¿Cuáles son?
Si además las acompañas de buenos
amigos, un buen vino y algo de picar…vamos, a las penas, ‘puñalas’. Algo de
picar sencillo, apetitoso y adictivo como este bocado: Endivia Cochina. La envidia servida a modo de receta y en su doble
vertiente: la que desata por su finura y elegancia en todos aquellos de mirada
atenta que desearán pasarse a tu mesa en cuanto las pongas encima, y en esos
otros que te observan y comprueban con asombro que, pese a tus problemas,
siempre hay un aura brillante y musical que te acompaña a todas partes y aún no
saben por qué.
Que las disfrutes.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 4 endivias grandes
- Mermelada de arándanos.
- 75 g de queso de cabra de rulo.
- 50 ml de leche.
- Un puñado de nueces y piñones.
- Sal y pimienta.
- Un poco de aceite de oliva virgen extra.
ELABORACIÓN
- Lava las endivias enteras en abundante agua. Sécalas bien y córtalas longitudinalmente por la mitad. Extrae de cada parte la mitad, con cuidado de no romper el ‘tallo’ que mantiene unidas las hojas. Procede de igual modo con los trozos sustraídos y reserva para otra preparación lo que sobra. Habrás obtenido 4 barquitas de endivia (por supuesto de diferente tamaño).
- Salpimiéntalas y pásalas por una sartén con unas gotas de aceite bien caliente. Ásalas ligeramente y reserva.
- En una sartén y a fuego lento deslía el queso en la leche hasta obtener una crema de queso de cabra.
- Asa en unas gotas de aceite las nueces y los piñones hasta que se doren.
- Emplatado: coloca en una fuente las barquitas de endivia, dentro de cada una de ellas una cucharadita de mermelada de arándanos, encima la crema de queso de cabra y para terminar los frutos secos asados.
Umm, tan sencillo como delicioso.
Para disfrutar.
NOTA
Si quieres puedes servir tus
endivias sin pasar por la sartén, pero ese toque de asado le va de maravilla. La
naranja amarga en sustitución de la mermelada de arándanos es muy buena opción
también.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Cualquiera de los temas
recomendados.
VINO RECOMENDADO
Vermut Miró Casero. Reus,
Tarragona.
DÓNDE COMER
En casa, en el coche, en el
trabajo, en la playa, en el campo, en… ¿O acaso hay algún lugar prohibido donde
dejarse llevar por el placer y la música?
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Correr, saltar, bailar…, dejarse
llevar. Sin más.