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Que algo está cambiando, es
evidente: Grecia jamás ha estado tan de moda; ni en el ‘PAI’ de Pericles que
gestó el Partenón, ni cuando Anthony Queen levantaba los brazos al ritmo de sirtaki,
ni cuando la crisis y la mala gestión la arrastró a los infiernos de la miseria
de la mano de unos recortes salvajes y humillantes inducidos desde Europa. No
han pasado más que unas horas desde que Syriza se ha hecho con el poder
en un país devastado por la pobreza, cansado y asfixiado, y ya ha recibido la
visita de varias delegaciones, no para felicitar por el éxito electoral y
presentar sus respetos, sino para recordarles que nada cambia. Pertrechados con
la guadaña de la anti-esperanza, estos diosecillos menores hablan por boca de la
Troika y Merkel, los grandes dioses que determinan el destino de los hombres y
le anuncian que, lejos de la insolencia que manifiestan, siguen teniendo sus
testículos cogidos entre sus manos y prometen una agonía infinita en caso de
desobediencia. ‘¡Que te pego, leche!’ parecen decir, en un aviso para
navegantes que puedan verse cegados por los cantos de sirena de una Grecia
eufórica.
España no es Grecia, pero Grecia,
como Charlie, somos todos. Y es que en Grecia se ha mirado España, como lo ha
hecho toda Europa y en especial sus políticos. Todas las izquierdas posibles se
han dado cita allí las horas previas a las elecciones para levantar un puño
entrelazado al de Syriza, cansado de recibir golpes y no soltar ninguno, y cuyo
triunfo supone un contundente directo a los cimientos ultraconservadores de las
políticas de austeridad europeas; un metafórico puñetazo, en cuyo significado
se encierra el no rotundo a seguir por el camino de la austeridad demoledora
para el ciudadano y el no ‘pasar por el
aro’ inmisericorde del recorte injusto, degradante y brutal. Un directo que ha
hecho temblar los Mercados y sembrado de incertidumbre el futuro de losgriegos, pero, sobre todo, que ha hecho estremecer los principios de las políticas
económicas dominantes y llenado de ilusión el corazón del ciudadano europeo.
El ‘diablo vestido de Prada’
contra ese otro diablo que viste de Zara o Carrefour y grita ¡Basta ya! Un
diablo artero y tenaz que dispara a la línea de flotación de las negociaciones
con Grecia para evitar un contagio político más allá de sus fronteras,
pero que obtiene como respuesta el no reconocimiento de la Troika como
interlocutor válido. Todo un desafío que sólo
por la cara del emisario europeo, ya ha valido la pena.
El primer paso ya está dado, el
más difícil; porque en situaciones excepcionales es sencillo tomar conciencia
política, y probados todos los remedios que un doctor interesado nos ha
prescrito, sometidos a tratamientos de choque ineficaces sin más resultado que
el de empeorar nuestra salud, sólo queda una opción: el cambio.
El de Grecia ha sido el primero,
pero hoy se ha visto seguido por otro paso más en las calles de Madrid con ‘la Marcha del Cambio’, convocada por Podemos, que ha transcurrido como se esperaba
por unos y se temía por otros: con un abrumador éxito de asistencia, donde el
clamor ciudadano por el cambio parece señalar el camino de lo que pueden ser
los profundas transformaciones políticas a las que vamos a asistir en el futuro
inmediato de este país. Otro aviso para navegantes dentro y fuera de nuestras
fronteras. Una cuenta atrás a un cambio imparable. Tictac, tictac, tictac.
Jamás un enero tan agitado y emocionado ni con tantas expectativas de cambiar
las cosas.
Porque lo de hoy ha sido otra
forma de tomar Madrid, pero a la inversa. Del ‘No pasarán’, al pasamos todos
porque tenemos mucho que decir y más aún que cambiar. Del ‘No pasarán’ desde
las trincheras contra el fascismo, a pasar para luchar con la palabra desde la
calle contra el autoritarismo político y económico. Una manifestación de fuerza
que gracias a su éxito consolidan a Podemos y al ciudadano como una alternativa
seria y triunfadora para el cambio de tendencia. Un todo o nada que lejos de
dejar abierta la puerta para la frustración y el desgaste ha sido un revulsivo
que marca el camino a seguir. Ya se ha pasado el Rubicón. No hay vuelta atrás.
La suerte está echada. Tictac, tictac,
tictac, tictac…
Porque estamos de celebración y
en homenaje a todos los ciudadanos empeñados por el cambio, esta receta; un
plato facilón y sin complejos, colorista y económico; un sushi reinterpretado y
bizarro, que entretendrá al mismo tiempo tus manos y el paladar: Bolas de arroz Tictac, las bolitas del cambio. Un auténtico
cóctel Molotov de sabor inigualable, que hará las delicias de los paladares más
inquietos y protestones. Unas bolas tan dúctiles y maleables que servirán tanto
para saciar con estilo y glamour el hambre, como para ser el proyectil estrella
en una guerra de tomates por las calles de Madrid...Todo sea por el cambio.
Que las disfrutes.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 150g de arroz
- 75g de bacalao ahumado
- 75g de salmón ahumado
- Perlas de wasabi y soja
- 1 bolsita de tinta de calamar
- Sal y pimienta
- 1 hoja de laurel
- 2 dientes de ajo
- Agua
ELABORACIÓN
- Coge la mitad del arroz y cuécelo en un cazo con el doble del volumen de agua que de arroz junto a la hoja de laurel y un diente de ajo entero pero ‘roto’. Cuando ya esté retira el ajo y el laurel, salpimienta al gusto y reserva.
- Cuece el resto del arroz del mismo modo junto al otro diente de ajo. A mitad de cocción incorpora la bolsita de tinta, remueve y deja cocer hasta que termine de hacerse. Retira el ajo, salpimienta y reserva.
- Con las manos haz bolas de arroz del tamaño de una albondiguita, introduciendo en las mismas pequeñas porciones de salmón en el blanco y de bacalao en el negro.
- Emplatado: coloca las bolas alternándolas y corónalas con unas perlas de soja las primeras y de wasabi las segundas.
NOTA
Rellénalas con el ahumado que más
te guste, también con anchoa o atún. Si quieres puedes enriquecerlas un poquito
más incorporando al agua de cocción media pastillita de caldo de pescado o
cociéndolo directamente en caldo de pescado.
Las perlitas de soja o Wasabi
(también de otros sabores) se encuentran en tiendas especializadas o en la
sección de Delicatessen de supermercados y son muy asequibles; si no las
encuentras, con salsa de soja y de Wasabi clásicas están igual de buenas.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Somebody that i ussed to know, Gotye
Para la degustación: Home, Edward Sharpe & The Magnetic Zeros
VINO RECOMENDADO
Crínel, tinto. DO Tarragona
DÓNDE COMER
Sin lugar a dudas en la calle,
por lo que pueda pasar y para darles la multitud de usos que por sus
características tienen, según convenga; pero antes de adentrarte en ‘territorio
comanche’ con ellas, cuídalas como es debido colocándolas delicadamente en
fiambrera, bien holgadas, que vayan a gusto. Y si te decides por ellas como el
plato estrella de tu cena romántica, viste la mesa para la ocasión, súrtete
bien de vino y que sea tu mano el
instrumento que deposite con delicadeza tan suave bocado en su boca. En
cualquier caso, a triunfar.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Da igual la ocasión en que las
utilices, correr siempre será una opción acertada.