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Si pensabas dejarte algo
por hacer antes de que estuviera prohibido, ya has llegado tarde. Con la
aprobación esta semana de la ley de Seguridad Ciudadana, en la práctica
ya lo está casi todo, incluso el juego. No es ya la vulneración del derecho de
reunión o de manifestación o el lugar o los términos en que se lleven a cabo y
la indefensión frente al agente policial que puede actuar con total impunidad,
es que incluso tendrás que pensártelo dos veces antes de decirle a tu hijo que
se baje un rato a jugar a la calle, porque como se emocione y le dé al balón
algo más fuerte de lo que toca o moleste a quien no deba, ya no saldrá un vecino
a decirle que vaya a incordiar a otro lado, sino que podrá venirle un policía y
multarle con entre 100 y 600€, pues la práctica de juegos o actividades
deportivas en espacios públicos no habilitados para ello, y el posible riesgo
de ocasionar algún daño, se considera una falta leve sancionada con esa
cuantía. Así que tenlo en cuenta: puede salirte más barato irte con tu hijo todas
las tardes a merendar a París en vuelo chárter que el hecho de que le pegue
cuatro patadas mal dadas a un balón.
Es increíble. A la vista
del importe de las multas podemos deducir que el gobierno del PP tiene una
visión asimétrica del valor de la realidad, pues resulta curioso que pueda
castigarse con hasta 600€ jugar en la calle y considere 21’51€ al día, 645’30€
al mes, dinero suficiente para vivir con dignidad. Es tal la desfachatez, que
más que irritantes son urticantes y mezquinos.
Todo está tipificado.
Todo está regulado. No dejan espacio para la improvisación, para la
espontaneidad en un mundo donde cada vez se limitan más los derechos y las
libertades. Han aprobado una ley que queda tan ceñida sobre el cuerpo del
ciudadano que no da pie a otra lectura que no sea la asfixia de su protesta, de
cualquier atisbo de crítica, y la eliminación de toda iniciativa que pueda
tomar frente a ellos la sociedad civil. No es una ley de Seguridad Ciudadana,
es una ley de blindaje político frente al ciudadano. Se ha creado para hacer
frente a la decepción profunda e insondable que éste siente con quienes le
gobiernan, para atajar la frustración generada por la pésima gestión política,
para silenciar el desengaño de un país; y no muestra otra cosa que el miedo del
político, que con cobardía se parapeta tras el texto, por encima del cual asoma
la cabeza para escupir amenazas y advertir con voz de loca chillona lo que
cuesta la desobediencia.
Se ha aprobado, en
definitiva, por una razón muy simple, que
atiende al principio básico de causa-efecto: Cuando los caminos de protesta
permitidos al ciudadano se manifiestan como un erial estéril e ineficaz, otras
formas más contundentes de hacerse oír son necesarias, y ‘salirse del tiesto’
es lo correcto y la única solución, ante lo cual el gobierno reacciona
convirtiendo en ilegal los espacios por donde el ciudadano encauza su acción.
Un ciudadano que se ha sentido defraudado por muchas razones: por la pérdida de
derechos laborales y civiles, por un futuro laboral incierto y triste, por la
prevalencia de las finanzas sobre el humanismo, pero por encima de todo por la
pérdida del futuro, porque después de asimilar el discurso del perfecto burgués
inculcado desde el poder, en virtud del cual si eras bueno y te portabas bien
tenías garantizado un futuro plácido y prometedor, ha podido comprobar cómo era
víctima por enésima vez de un engaño y su futuro se desvanecía ante sus ojos
como un espejismo en medio de una realidad cruel e implacable. Y por si eso
fuera poco, aún te hacen pagar si te quejas o te cierran la boca a porrazos.
Afortunadamente, queda
poco para las elecciones. No hace falta hacer mucho, se bastan solitos; tan
solo dejarles hacer: ellos mismos irán hundiéndose un poquito más día tras día
a cada paso que den. Ya desandaremos el camino por donde nos han llevado; ya desharemos cuanto sea necesario.
Para todos nosotros,
porque nos la merecemos, esta receta: Pulpo
con polenta, el pulpo a la ‘orwelliana’,
el Gran Hermano del mar. Una exquisitez que simboliza con sus largos brazos
el ansia del poder por llegar a todas partes y su férrea determinación por
controlarlo todo. Una combinación sutil y acertada entre la humilde y montaraz
polenta, que, como aquí las gachas, ha acallado los estómagos hambrientos de
Italia durante siglos, y la blanca y poderosa carne de un animal tan fuerte
como delicado. Cromatismo, sencillez y sutileza, que lejos de acercarse al
poder se han puesto al servicio de nuestro paladar.
Que la disfrutes.
NECESITARÁS
(para 4 personas)
- 1 pulpo mediano (sobrará).
- 1 vaso de agua de polenta.
- 2 vasos de agua.
- 1/2 vaso de caldo de la cocción del pulpo.
- Sal.
- Pimienta.
- Pimentón dulce de la Vera.
- Cebollino.
- Aceite de oliva virgen extra.
ELABORACIÓN
- Pon a hervir agua con abundante sal en una cazuela. Cuando bulla,’ asusta’ el pulpo introduciéndolo y sacándolo del agua 3 veces y déjalo cocer (debe cubrirlo) aproximadamente 15’por kg de peso que tenga la pieza. Pínchalo de tanto en tanto para comprobar que ya está hasta que quede blando pero con la carne tersa, no debe despegarse la piel ni perder las ventosas. Retira y reserva.
- Vierte los 2 vasos de agua y el de caldo de la cocción a una cazuela y llévalo a ebullición. Baja el fuego y añade la polenta, una puntita de sal y pimienta al gusto y remueve sin parar para que no haga grumos hasta que adquiera una textura cremosa pero consistente, aproximadamente durante 10’. Si te gusta algo menos espesa añádele ½ vaso de agua hirviendo más.
- Emplatado: enmoldamos sobre el plato unas cucharadas de polenta y sobre la misma colocamos el pulpo cortado, espolvoreado de escamas de sal, pimentón y aceite crudo con generosidad. Picamos un poquito de cebollino que dejamos caer por encima, decoramos el plato, retiramos el molde y servimos.
NOTA
Si no te ves con ganas o
no crees que te vaya a quedar en su punto, puedes comprar un par de patas de
pulpo ya cocidas, sale más caro, pero te garantizas el punto exacto. Puedes
sustituir la polenta por puré de patatas. También le queda muy bien un puré de
garbanzos, elaborado con un poquito de agua de la cocción y aderezado con un
hilo de aceite, sal y pimienta.
MÚSICA
PARA ACOMPAÑAR
Para
la elaboración: Tangos de la retranca, Las Migas
Para
la degustación: Pequeño Vals Vienés, Silvia Pérez Cruz
VINO
RECOMENDADO
Finca Resalso, roble13.
DO Ribera del Duero
DÓNDE
COMER
Donde te dé la gana, no
donde te digan o se suponga que debas hacerlo: sobre la mesa o sobre un banco;
en el comedor, en el patio, en la calle, en la cocina…en el lugar que hayas
decidido porque es tu opción y además te
apetece. Eso sí, siempre compartido y rodeado de quienes como tú lo aprecian y
no rinden cuentas a nadie.
QUÉ
HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Depende de dónde hayas
decidido comerlo: si ha sido en casa, no tienes de qué preocuparte; pero si
decides hacerlo en los alrededores del congreso, de algún organismo oficial o a
las puertas de alguna familia desahuciada, una buena carrera será suficiente
para compensarlas... además de necesaria para evitar llevarte algún que otro
porrazo y acabar arruinado si te cogen.