Este país se está convertido en
un auténtico freak show, aquel espectáculo de fenómenos itinerante donde sus
protagonistas exhibían sus deformaciones y habilidades en una suerte de
performance excéntrica y trastornada; la diferencia es que hoy y aquí, quienes
nos gobiernan y quienes tienen el dinero nos muestran sus anomalías y
aberraciones, grotescas y rarunas, a
través de lo que dicen, de sus decisiones y lo que generan; y lo que es peor,
lo hacen con tanta frecuencia que se pierde el valor fundamental de lo que
mueve al asombro o al morbo: la sorpresa por extraordinario. No es casualidad, puesto que, además de ser unos
profesionales del freak show, son auténticos y verdaderos frikis, si atendemos
a la definición que la RAE da del término en una de sus acepciones: “Persona
que practica desmesurada y obsesivamente una afición”; y realmente, es muy
difícil encontrar individuos que encarnen con tanto acierto este concepto, dada
su propensión a exhibir sin reparos su ‘afición desmesurada y obsesiva’ por sí
mismos y su entorno a costa de quien sea.
Son espectáculos los suyos mucho
más inquietantes y perturbadores que aquellos que mostraban mujeres de 4 pechos
u hombres con dos cabezas, pues dejan al descubierto un corazón deformado por
la falta de moral y un cerebro enfermo y
esquizo incapaz de ponerse en la piel del otro. Sus performance nos han llevado
al empobrecimiento generalizado y a la pérdida de derechos y libertades, y es
tanto el tiempo que llevan en esas que ya el cuerpo del ciudadano ha hecho
callo y como que se ha habituado, pues se trata de una exhibición de rarezas y
realidades sucias que nunca deberían darse, pero que sepultadas por estratos
sucesivos de frecuencia y reiteración terminamos casi por aceptar, puesto que
la capacidad de asombro, como la libido, termina diluida en la desgana y el
hastío de la costumbre.
Así que, de tanto en tanto, es
necesario un golpe de efecto para que el freak show siga vivo y no deje de
asombrarnos. El espectáculo debe continuar y su capacidad para alimentarlo e
incorporar nuevos protagonistas está fuera de toda duda. ¡Pasen y vean! Dos
nuevos números se han incluido en el show: la gestión del contagio por ébola de
la auxiliar infectada en Madrid y el escándalo de las tarjetas B de Caja
Madrid. La habilidad para reinventarse de los miembros de nuestra particular
‘Parada de los monstruos’ es infinita. Son de los mejores que pudiéramos desear
y capaces por sí solos de mantener encendida la llama del espectáculo.
Y menos mal que es así, pues ya
casi nada nos sorprende; ya casi nada nos conmueve. Nos hemos habituado a sus
salidas de tono y a su incompetencia, como a la sangre televisada de los otros,
y asistimos apáticos al espectáculo que
nos tienen acostumbrados, salvo cuando los números que nos presentan, como los
mencionados, son tan desproporcionados que nos escandalizan e indignan al mismo
tiempo. Los medios de comunicación se han convertido en la arena donde mostrar
sin pudor sus deformaciones éticas y morales, del mismo modo que aquellos
circos viajeros exhibían a sus deformes.
El freak show continúa con la
performance deformada e indecente de una víctima transmutada en culpable en la crisissanitaria del ébola en Madrid. Número éste, en el que en lugar de tratar a
la paciente como una heroína, han pretendido presentarla a la opinión pública
como responsable de su desgracia, siendo incluso objeto de burdas parodias
televisivas. Que en lugar de arroparla y defenderla, se le ha llegado a acusarde mentir bajo no sabemos qué siniestros intereses. Que en lugar de buscar
posibles fallos en los protocolos de actuación, se han negado categóricamente
en un principio, a diferencia de EEUU, que en un caso similar investiga
desde el minuto uno qué pudo fallar en los mismos. Que en lugar de reconocer la
posible falta de preparación del personal sanitario, ponen en duda su
profesionalidad. Y lo peor: dando una sensación de incompetencia e inseguridaden los gestores de la crisis, que ha generado una desconfianza y miedo en el
ciudadano innecesarios. Lo más grave de todo es que a pesar de ello nadie va a reconocer,
así los maten, la segura relación causa-efecto entre lo que está pasando y los
recortes efectuados en sanidad.
Tan sólo ahora que el virus ha
entrado en nuestra casa parece que reaccionan, se activan las alarmas y se
preparan con más o menos prisas otros centros en diferentes comunidades por lo
que pueda pasar…pero el virus llevaba meses tocando a la puerta. Cosas del
directo. El espectáculo debe continuar.
Y continúa con la incorporación
al freak show de un nuevo número de corrupción y abuso, el enésimo (en esto hay
que admitir cierta falta de originalidad, aunque se ha visto compensada con el
descaro con que se ha representado). Se trata del escándalo de las tarjetasB, en negro o Black, donde han actuado rostros conocidos de la
‘parada de los monstruos’ nacional habituales del show. Si la performance
desarrollada con el expolio de dinero a través de tarjetas sin declarar es
grotesca y escandalosa, quienes la representan confirman lo que de ellos se
piensa: que son gente sin escrúpulos, sin vergüenza, prepotentes y vomitivos,
que con su forma de actuar no muestran más que lo que son: auténticos ladrones
sin moral y carentes de toda ética en cuyas manos ha estado el destino de miles
y miles de personas. Mientras se efectuaban desahucios y se dejaba a familias
enteras en la calle; al mismo tiempo que se despedía a empleados o se efectuaba
el rescate bancario más caro de la historia con dinero público, estos deformes
amorales gastaban a través de tarjetas no declaradas el dinero de los
ahorradores. Trajes, viajes, hoteles, comidas, vinos, masajes, regalos, citas…
¿Por qué? Porque yo lo valgo, dirán. Porque son ladrones, sin más; además
de proporcionar un argumento vulgar, patético y ordinario al espectáculo.
Qué mala pata que el freak show
que nos ofrece la ‘Parada de los monstruos’ patria, en lugar de dar morbo dé
tanto asco. Qué pena la mala imagen que ofrecen a aquellos artistas de lo
morboso y la triste. Forma parte ya de la marca España, qué se le va a hacer. Y
lo peor es que son tan profesionales que son capaces de improvisar sobre la
marcha, y a poco que les rasques se vienen arriba y montan otro numerito de los
de vomitar. Tenlo claro, habrá más. El espectáculo debe continuar.
Qué lástima que las televisiones
o los diarios, como aquellos circos viajeros, no tengan jaulas donde guardar
los viejos leones, porque el único número que podría librarnos de estos
deformes amorales, contrahechos y sin ética, sería verlos allí dentro
compartiendo espacio…aunque, probablemente, los pobres animales acabarían
también vomitando y huyendo.
Esta receta va por nosotros, por
los sufridos espectadores de la ‘Parada de los monstruos’. Una receta que como
ellos lleva impresa en los genes la marca España, pero por sabor verdadero y
auténtico y por ingredientes: Sardinas Freak Show, las sardinas espectáculo. Si
te van las sardinas picantonas con tomate, pasa de la lata y tírate de cabeza a
esta receta. Sencillísima, económica, natural, cromática y buenísima. La
combinación perfecta de sardina, guindilla, tomate y ajo ¿Hay algo más del
terreno y bueno?
Que te aproveche…y que se les
atraganten.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 24 sardinas.
- 1 cabeza de ajos.
- 1 tomate maduro.
- 2 guindillas.
- 1 cucharada de vinagre.
- 2 hojas de laurel.
- 1 ramita de tomillo o de romero.
- 1 vaso de agua.
- Aceite para freír.
- Harina.
- Sal y pimienta.
- Quitar las cabezas y limpiar bien las sardinas de escamas y tripas. Salpimentar, enharinar y sofreír en una sartén. Retirar y colocar en una cazuela donde habremos puesto previamente las 2 hojas de laurel y la rama de tomillo.
- Pelar los ajos y sofreírlos en el mismo aceite de las sardinas. Pasar a la cazuela.
- Rallar el tomate y sofreírlo junto a las dos guindillas y la cucharada de vinagre. Rectificar de sal y verter sobre las sardinas.
- Cubrirlas con agua y dejar cocer, moviéndola de tanto en tanto, hasta que el agua haya bajado y la salsa trabado, unos 12’ aproximadamente.
- Servir al medio en la misma cazuela.
NOTA
Puedes consumirlas recién hechas,
pero si las reservas en la nevera un par de días ganarán muchísimo, pues el
sabor se potencia de una manera sorprendente. Aguantan perfectamente hasta una semana, por lo que es
un plato ideal para ir desahogado en una cena programada.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Viaje con nosotros, la Orquesta Mondragón
Para la degustación: Mal ô Mains, Sanseverino
VINO RECOMENDADO
Tavs tinto 11, DO Jumilla
DÓNDE COMER
En cualquier lugar en el que no
haya televisión, ni diario, ni Internet, ni nada que se le parezca y te acerque
‘la parada de los monstruos’ a la mesa; que sean quienes te rodean y la delicia
de esta receta el único y verdadero espectáculo que te entretenga.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Reír, charrar, levantarte a por
más vino... ¿te parece poco ejercicio? Y, sobre todo, ¿se te ocurre algo más
entretenido?