Apechugar, apechugar y apechugar,
esa es la función del pobre asalariado, siempre condicionado a la voluntad
de los mercados y no lo olvides, tú lo eres.
Que no te cuenten cuentos: que hay gente en peor situación, que si tienes suerte, que no te quejes…Que no te
engañen, eres un sencillo jornalero, cobres lo que cobres, trabajes donde
trabajes, porque dependes del sueldo que Él te paga. Así que no hagas caso, ni
les sigas el juego convirtiendo esta situación en una lucha de iguales, eso es
justo lo que quieren. Precisamente por esto, ser consciente de lo que eres te
legitima para la confrontación y para unirte a los que como tú navegan en el
mismo barco.
Y este es un buen comienzo: tomar
conciencia; y como todo principio nos abre caminos aún no transitados, te
invito a que te cargues de energía con esta receta, a que te identifiques con
sus cualidades y marchar después a por ellos, porque la pechuga de pollo es una
carne tan socorrida que apechuga con estoicismo cualquier tipo de elaboración
mostrando su abnegada actitud para contentar todo tipo de paladares. Algo
similar a lo que te pasa en el trabajo, cada día más cargado de horas, cada día
más brevemente remunerado y sin embargo agradecido porque lo tienes. Es por
ello que las llamaremos Apechugas, porque siempre son sus
espaldas, como las tuyas, las que han de aguantar cuanto les caiga encima. Unas
espaldas anchas, capaces de soportar con elogiosa dignidad todo tipo de
trabajos o de elaboraciones y de contentar tanto a los empresarios más
insaciables como a los paladares de exigencia contrastada.
Una carne delicada, asequible,
socorrida, sabrosa y de fácil digestión, rasgo este último a tener en cuenta en
unos tiempos en los que se nos obliga a tragar lo indigestible. Y un conjunto
de cualidades tal vez en exceso provechosas desde el punto de vista del
asalariado hostil y belicoso, que sueña con sabotear el sistema: tan honesta y
sana que nos mantiene fuertes y dinámicos al pie del cañón, siempre
engrasándolo y a su disposición. En definitiva, una carne tan socorrida y digerible
que se nos antoja adaptable, servil y subordinada, valores estos, en cierto
modo, insolidarios con una ciudadanía en pie de guerra.
Pero que no te condicione esta
reflexión sin fundamento, porque si eres de los que sus profundas convicciones
de clase le hacen decantarse más por el pavo, vas a estar en las mismas: una y
otra son carnes exquisitas y deliciosas y de trayectorias parecidas, que casi
vas a poder utilizar indistintamente. Así que, seamos beligerantes, de acuerdo,
pero vayamos fuertes y convencidos a la gresca pacífica y disfrutemos de este
plato y la sutileza de su carne: el pollo es como ese amigo de toda la vida al
que puedes pedirle un favor y sabes que siempre está ahí para echarte una mano.
Y como prueba, la receta que te
presento: un delicado risotto de setas y apechugas de pollo con
bechamel de naranja y parmesano, otro segundo de primera: Abrir la
nevera, mirar, sollozar por lo escuálido de su contenido, ver el pollo, unos
champiñones, una naranja... sonreír aliviado y…Umm.
Deléitate con estas apechugas de
pollo con todo…con todo lo que he pillado. Que sean ellas las que apechuguen
con la responsabilidad de darte un auténtico placer al comerlas. Y tú libérate,
déjate seducir y apechuga sólo con el gustazo de disfrutarlas.
Que te aproveche.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 300gr de arroz redondo.
- 10 champiñones.
- 2 setas de cardo.
- 1 diente de ajo.
- 1 pastilla de caldo de pollo.
- 1 vaso de vino de vino blanco.
- 1lt de agua aproximadamente.
- Sal, pimienta y romero molidos y una puntita de nuez moscada.
- 12 filetes de pechuga de pollo o la parte de la misma que llaman solomillos (es lo que he utilizado yo).
- 125cl de aceite de oliva virgen.
- 25gr aproximadamente de mantequilla.
- 1 cucharada rasa de harina.
- El zumo de un limón.
- 2 cucharadas de salsa de soja.
- 1 naranja.
- 150gr aproximadamente de queso parmesano rallado.
ELABORACIÓN
- Pelar el ajo y cortar muy fino. Lavar muy bien las setas y champiñones y cortarlos en trocitos pequeños. En una sartén con un poco de aceite sofreír el ajo; sin dejar que se dore, incorporar las setas y freír. Rectificar de sal y añadir un poco de pimienta y romero molidos.
- Espolvorear una pastilla de caldo, remover e incorporar el arroz, dándole unas vueltas para que se mezcle todo bien durante 1’.
- Añadir el vino blanco y dejar que vaya cociendo a fuego medio-bajo, removiendo de tanto en tanto. Cuando veas que ya casi se ha consumido, ve añadiendo agua caliente poco a poco removiendo con la cuchara frecuentemente hasta que alcance la textura deseada, aproximadamente 20’. Incorpora más o menos la mitad del parmesano rallado y remueve para que se funda en el arroz caliente e impregne con sus aromas y sabor el conjunto. El arroz debe quedar meloso pero no con líquido para poder enmoldar posteriormente. Ya tienes un risotto de setas.
- La noche anterior, mezcla el aceite, el zumo de un limón y la salsa de soja, incorpora las apechugas salpimentadas y déjalas macerando hasta la mañana siguiente.
- Sácalas y pásalas por la sartén hasta que se hagan. Con el aceite que llevan de la maceración será suficiente.
- En una sartén a fuego medio-bajo, pon los 25gr de mantequilla y dos cucharadas de aceite. Incorpora la harina y remueve bien hasta que se quede una masa uniforme. Ralla la piel de la naranja e incorpora junto a su zumo a la mezcla. Remueve hasta obtener una masa homogénea. Añade sal, un poco de pimienta y de nuez moscada y media pastilla de caldo de pollo. Incorpora un vaso de agua y ve dando vueltas hasta obtener la textura deseada. Yo la prefiero algo espesa para esta ocasión, por lo que si ves que se queda algo más líquida sube el fuego. Ya tenemos una bechamel de naranja.
- Pon en una bandeja de horno las apechugas, cubre con una cucharada de bechamel de naranja cada una de ellas, espolvorea con el resto del parmesano en polvo y poner en el horno a dorar.
- Emplatado: coloca en un lado del plato el risotto de setas que habremos enmoldado previamente con un aro de cocina redondo. Al lado pintaremos una raya de bechamel de naranja sobre la cual dispondremos con gracia 3 filetes de apechugas o sus solomillos, como montando unas sobre otras. Decoraremos con unas gotas de bechamel y unos tallos de romero. Servir muy caliente… ¿Te imaginas cómo está esto?...Caliente, caliente…Umm.
NOTA
Puedes sustituir el pollo por el
pavo, la carne es algo más dura y por supuesto los filetes más grandes por lo
que tienes que valorar lo tragones que
son tus comensales.
Para la bechamel en lugar de una
naranja puedes utilizar la ralladura de un limón y el zumo de medio. Le da un
toque ácido que acompaña muy bien a este plato, aunque a mí el punto dulzón de la naranja me encanta. Por supuesto, habrás obtenido una bechamel de
limón.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Soy la Cocinera, la Mala Rodríguez.
Para degustar: Eres para mi, Julieta Venegas y la Mala.
VINO RECOMENDADO
Viña Honda Rosado11. DO Jumilla
DÓNDE COMER
Un plato tan generoso y abnegado
que se nos ofrece a cara descubierta y siempre dispuesto a agradar, merece ser
tratado con exquisitez. Después de apechugar resignadamente para colmarnos de
placer, qué menos que vestir la mesa de fiesta,
arreglarnos para la ocasión, sentaremos cómodamente, porque nos lo
merecemos, y a modo de tributo compartido, disponer varios manteles que
ofrezcan una superficie mullida donde apoyar los codos y el plato con
delicadeza, y hacerle sentir como un rey, homenajeando su sacrificio con un
merecido descanso de guerrero.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Está demostrado, el descanso
además de reponer energías, repara. Así que con este plato estás de suerte:
después de tanto apechugar y apechugar, con media horita de siesta te
encontrarás como a los 18 y dispuesto de nuevo a aguantar cuanto te echen.