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El pasado martes 6 de
octubre tuvo lugar la última edición del gastroforo 'el Symposio’ al que tuve
el placer de asistir, y nunca mejor dicho, dada la calidad de los productos
presentados y sus elaboraciones. En esta ocasión el tema central fue ‘las
micro-cerveceras artesanales valencianas’ y la consolidación y crecimiento de
un sector en continua expansión. Como viene siendo habitual el encuentro tuvo
lugar en el hotel SH Valencia Palace. Los invitados a la cena-debate fueron:
Gonzalo Abia (de Cervezas Tyris), Vicente Solaz y Esperanza Gadea (de Cervezas
Galana), Jacobo Fernández (de Cervezas Fernández Pons), Christian Jardel (Director
General de Bierwinkel) y José Rosell (Director General de Vacum), que se
sentaron frente a una representación de periodistas y divulgadores
gastronómicos de diversos medios, completando la mesa Francisco Corredor
(Director del hotel) y Javier Vallés (Director del grupo hotelero SH).
Si tuviera que escoger 4
palabras que definieran las sensaciones que me han transmitido los protagonistas
del Symposio, sin dudarlo, serían: creatividad, sensibilidad, ilusión y
profesionalidad. Creatividad, para elaborar con acierto un amplio abanico de
cervezas de lo más sorprendente, y convertir en un placer la experiencia de su
degustación. Sensibilidad, reflejada en la infinitud de matices con que son
capaces de dotar a cada una de ellas, que sorprenden al consumidor y terminan
por atraparlo incondicionalmente. Ilusión, la que muestran orgullosos al hablar
de todo ello y por las perspectivas de futuro que su buen hacer les está
abriendo. Y profesionalidad, demostrada día a día en sus pequeñas empresas, que
les ha llevado a consolidarse como asociación y ha recibir el sello que les
distingue como uno de los Productos Artesanales de la Comunidad Valenciana.
Circunstancias todas ellas que está llevando poco a poco al consumidor a
cambiar su opinión sobre la idea que tradicionalmente se ha tenido de la
cerveza: la de un mero refresco.
Y ése es uno de sus
grandes retos: transformar la idea generalizada de la cerveza como un trago
‘menor’ que únicamente sofoca la sed y nos refresca, y dotarla de la categoría
real que posee. La buena cerveza, claro. Ser
capaces de situarla a la altura del vino, porque lo está; de motivar al
consumidor a pagar por una cerveza artesana de calidad lo que realmente vale, y
valorar el trabajo que hay detrás de ella, su excelencia y dedicación. Además,
por supuesto, de mejorar los canales de distribución y de comercialización para
llegar al gran público, el talón de Aquiles de esta incipiente industria, a
pesar de que ya comienzan a haber establecimientos especializados en su venta y
locales o espacios donde poder disfrutar de ella. Estos eran sin duda los
objetivos que todos los cerveceros tenían en mente y que, a pesar de los
obstáculos a superar, a bien seguro verán cumplidos gracias a su buen hacer.
El chef Alejandro del
Toro (que excusó su presencia en esta ocasión) diseñó un menú con las carnes de
Vacum perfectamente maridado con las ‘artesanales’ de las cerveceras invitadas.
Doy fe de lo acertado del ensamblaje, la delicia del producto y la exquisitez
de los platos elaborados.
Si además acompañan a finas lascas del Iberico
Beeff de Vacum, cuya carne ha sido curada en sal y al viento, y sometida a un
ligero toque de ahumado natural de encina; o a un Steak Tartar de solomillo de
vaca simmental (en la foto, el que se sirvió), tan dulce y jugoso que se
deshace a su paso por boca, probablemente estaremos muy cerca de lo que
entendemos por placer en estado puro.
Poco más se puede pedir.
Tal vez maridar el festín con un par de buenos temas para que el gozo sea
completo. Que sea la música quien dé la nota como sólo ella sabe hacerlo para
hacer más redonda, si cabe, una velada de cerveza y carne. Disfrutarla será tan
sencillo como desearlo y ponerse a ello.
Ahí van, pues:
Que lo disfrutes.