domingo, 11 de octubre de 2015

Cervezas artesanas o el placer del trago perfecto a pie de barra o en la mejor de las mesas

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El pasado martes 6 de octubre tuvo lugar la última edición del gastroforo 'el Symposio’ al que tuve el placer de asistir, y nunca mejor dicho, dada la calidad de los productos presentados y sus elaboraciones. En esta ocasión el tema central fue ‘las micro-cerveceras artesanales valencianas’ y la consolidación y crecimiento de un sector en continua expansión. Como viene siendo habitual el encuentro tuvo lugar en el hotel SH Valencia Palace. Los invitados a la cena-debate fueron: Gonzalo Abia (de Cervezas Tyris), Vicente Solaz y Esperanza Gadea (de Cervezas Galana), Jacobo Fernández (de Cervezas Fernández Pons), Christian Jardel (Director General de Bierwinkel) y José Rosell (Director General de Vacum), que se sentaron frente a una representación de periodistas y divulgadores gastronómicos de diversos medios, completando la mesa Francisco Corredor (Director del hotel) y Javier Vallés (Director del grupo hotelero SH).

Si tuviera que escoger 4 palabras que definieran las sensaciones que me han transmitido los protagonistas del Symposio, sin dudarlo, serían: creatividad, sensibilidad, ilusión y profesionalidad. Creatividad, para elaborar con acierto un amplio abanico de cervezas de lo más sorprendente, y convertir en un placer la experiencia de su degustación. Sensibilidad, reflejada en la infinitud de matices con que son capaces de dotar a cada una de ellas, que sorprenden al consumidor y terminan por atraparlo incondicionalmente. Ilusión, la que muestran orgullosos al hablar de todo ello y por las perspectivas de futuro que su buen hacer les está abriendo. Y profesionalidad, demostrada día a día en sus pequeñas empresas, que les ha llevado a consolidarse como asociación y ha recibir el sello que les distingue como uno de los Productos Artesanales de la Comunidad Valenciana. Circunstancias todas ellas que está llevando poco a poco al consumidor a cambiar su opinión sobre la idea que tradicionalmente se ha tenido de la cerveza: la de un mero refresco.

Y ése es uno de sus grandes retos: transformar la idea generalizada de la cerveza como un trago ‘menor’ que únicamente sofoca la sed y nos refresca, y dotarla de la categoría real que posee. La buena cerveza, claro. Ser  capaces de situarla a la altura del vino, porque lo está; de motivar al consumidor a pagar por una cerveza artesana de calidad lo que realmente vale, y valorar el trabajo que hay detrás de ella, su excelencia y dedicación. Además, por supuesto, de mejorar los canales de distribución y de comercialización para llegar al gran público, el talón de Aquiles de esta incipiente industria, a pesar de que ya comienzan a haber establecimientos especializados en su venta y locales o espacios donde poder disfrutar de ella. Estos eran sin duda los objetivos que todos los cerveceros tenían en mente y que, a pesar de los obstáculos a superar, a bien seguro verán cumplidos gracias a su buen hacer. 

El chef Alejandro del Toro (que excusó su presencia en esta ocasión) diseñó un menú con las carnes de Vacum perfectamente maridado con las ‘artesanales’ de las cerveceras invitadas. Doy fe de lo acertado del ensamblaje, la delicia del producto y la exquisitez de los platos elaborados. 

Probamos muchas cervezas. Cada una de ellas con unas cualidades que la hacían singular por su elaboración, por sus aromas y por su sabor. Cada una de ellas con unos rasgos que la diferencian, haciéndola más apropiada para un momento del día, para un plato determinado e incluso para un estado de ánimo. Pero si tuviera que decantarme por alguna que me acompañase a lo largo de toda una velada donde la carne fuera el hilo conductor, sin temor a equivocarme me quedaría con una de las siguientes: la Galana 5 (Cervezas Galana), Altura de Vuelo (Cervezas Fernández Pons) o Vipa (Cervezas Tyris). Todas ellas tipo Ale, de alta fermentación, de profundos y marcados aromas dulces y un paso por boca fresco, largo y persistente, con recuerdos tostados y florales, a frutos secos y a miel. Todas ellas valencianas y tan bien elaboradas que no defraudarán; antes al contrario: sorprenderán por su exquisitez.
 
Si  además acompañan a finas lascas del Iberico Beeff de Vacum, cuya carne ha sido curada en sal y al viento, y sometida a un ligero toque de ahumado natural de encina; o a un Steak Tartar de solomillo de vaca simmental (en la foto, el que se sirvió), tan dulce y jugoso que se deshace a su paso por boca, probablemente estaremos muy cerca de lo que entendemos por placer en estado puro. 

Poco más se puede pedir. Tal vez maridar el festín con un par de buenos temas para que el gozo sea completo. Que sea la música quien dé la nota como sólo ella sabe hacerlo para hacer más redonda, si cabe, una velada de cerveza y carne. Disfrutarla será tan sencillo como desearlo y ponerse a ello.

Ahí van, pues:


Que lo disfrutes.