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En la Playa o en la montaña, en
el pueblo o en la ciudad, con amigos o en familia, en terracita o en
chiringuito, de bodeguitas o barecillos, de charanga, discoteca o de concierto,
sentado, recostado o de pie, de día, de tarde o por la noche …Si eres de los
que, más allá del lugar, te tomas muuuy en serio tus vacaciones y acostumbras a
acompañar cada uno de tus pasos con un quinto, vinillo, vermut, licor,
combinado, cubalitro o todo en su conjunto, dependiendo del momento. Si eres de
los que concibes tus vacaciones como la verdadera luz al final del túnel, y a
la terraza, al bar o al chiringuito como el oasis en medio del desierto, la
tierra prometida del encuentro divertido y la ‘catedral del mar’ al mismo
tiempo, es posible que estos trucos te interesen.
Es probable que seas en las lides
del sarao todo un profesional al que los años de experiencia avalan; que
conozcas con más precisión los detalles de las estantes de tus bares de cabecera
o la decoración de los locales de moda, que las obras de arte estrella de tu
lugar de veraneo habitual (conocimientos, por otra parte, para nada
incompatibles); pero, lo seas o no, sabes que nadie escapa a su destino, y si
la cara amable del trago alegre y mal calculado es lo que disfrutas hasta
percatarte de este hecho, la cruz es la resaca del día después y el consabido
‘nunca mais’. Porque sí, es cierto, somos incapaces de ponernos en el lugar de
nosotros mismos unas horas más tarde, pero es que somos humanos, y el humano se
despista, el humano fluye y se deja llevar… y es que se pasa tan bien…
Resaca o resacón, llámala como quieras,
pero más allá del nombre sus perversos efectos
son inequívocos: Has llegado a la cama como has podido (no lo recuerdas, ni sabes
cómo; es todo un misterio). Te zumban los oídos y la cabeza y no hay mosquitos
ni aeródromos cercanos. No te atreves a mover ni un dedo, de eso sí eres
consciente; ni se te ocurre. Levantar la cabeza de la almohada es toda una
proeza para la cual te sientes incapacitado, y del mismo modo que no mueves un
dedo, tampoco se te ocurre. Te sientes cansado, muy cansado, y quieres dormir, lo
intentas con todas tus fuerzas, incluso rezas a pesar de tu agnosticismo, pero es
una tarea muy complicada: lo deseas, te esfuerzas y, más allá de las
incontables veces que te has levantado a orinar, a duras penas consigues
sobrevolar un sueño intermitente que te dejará prácticamente aletargado al día
siguiente. Tienes hambre, mucha hambre, pero el estómago, irritado en todos los
sentidos, casi no te admite nada.
Si estos son los efectos más
conocidos que todos hemos vivido alguna vez ¿qué causas los provocan? La influencia del alcohol en las personas va a
depender, fundamentalmente, de las
cantidades ingeridas, del sexo, de la complexión física y, podríamos aventurar,
de lo habituado que se esté a su consumo.
La resaca es un puntual síndrome de
abstinencia provocado por la bajada de alcohol en sangre una vez hemos dejado
de ingerirlo (de ahí que haya quien recomiende comenzar la mañana con alguna
bebida alcohólica para elevar los niveles de alcohol nuevamente, es decir:
apagar un incendio con gasolina. Lo nuestro, sin embargo, no es ‘seguir
enchufados’, sino sobrellevar con dignidad la resaca). Básicamente, el alcohol
actúa como un diurético que hace que produzcamos más orina y perdamos líquidos,
llegando a una mayor o menor deshidratación dependiendo de las cantidades
ingeridas. Es esta deshidratación la que provoca mareo, palpitación en las
sienes, dolor de cabeza, mal aliento y sed.
El exceso de alcohol estimula al
mismo tiempo la irritación de las paredes estomacales, que puede llegar a
generar náuseas e incluso vómito, y afecta al equilibrio de azúcar en sangre, que entre otras causas incide en la sensación
de cansancio que tenemos. Provoca, además, la pérdida momentánea o la
disminución de sustancias fundamentales para el funcionamiento equilibrado del
organismo, como el zinc (cuya reducción resta capacidad para metabolizar el
alcohol), el magnesio o el potasio (su descenso hace que nos duela la cabeza y
nos sintamos más cansados), el calcio (que nos ayuda a proteger y disminuir la
irritación estomacal) o la vitamina B (cuyos niveles óptimos mitigan los
efectos de la resaca) o C (que ayuda al hígado a descomponer el alcohol), entre
otras alteraciones.
Siendo conscientes de todo ello, si
tus noches te confunden y son de vino, rosas e inconsciencia, estas recomendaciones
te ayudarán a levantarte al día siguiente y no morir en el intento.
Bebe y bebe y vuelve a beber... Agua, mucha agua, sin miedo a
encharcarte, antes durante y después. Ya lo sabes, el responsable fundamental
de la resaca es la deshidratación, así que no te cortes. Es importante encarar
la jornada bien hidratado y alternar agua o bebidas sin alcohol (por ejemplo
cerveza 00) con las que sí lo llevan cuando te encuentres en plena faena
festiva. Antes de acostarte y al levantarte bebe al menos dos vasos de agua. El
agua pura es la mejor opción, pero también puedes hidratarte al día siguiente a
través de infusiones, té, café, etc. En este caso, ten en cuenta que también
estos últimos pueden actuar como diuréticos, provocando una pérdida de líquidos
que no le interesa en nada a tu resaca. Igualmente, las bebidas isotónicas
pueden ayudarte a recuperar los niveles de electrolitos perdidos e incentivar
tu recuperación.
No mezcles o hazlo poco. Si el alcohol en exceso ya de por sí se
basta solito para dejarnos fuera de juego, combinado con otras sustancias
acelera y aumenta sus efectos. No hace falta que sean psicotrópicos, la propia
nicotina los potencia, y mucho. Del mismo modo, combinar a lo largo del día
diferentes tipos de alcohol (sean destilados entre sí, como ginebra, orujos,
ron, whisky…, o estos y fermentados, como la cerveza, los vinos o los cavas)
también los amplifica. Puestos a escoger y para minimizar los efectos de la
resaca, decántate por los fermentados, donde la presencia de alcohol es menor a
expensas de la de agua.
Come sin reparo, que la suerte está echada y estos no son días de
andarse con remilgos. Totalmente prohibido beber alcohol con el estómago
vacío. A la guerra no se va sin protección, a cualquier guerra. Una comida rica
en hidratos antes de comenzar a beber o mientras se bebe es importante para
mantener los niveles de glucosa en sangre, evitar que estos caigan como efecto del
consumo de alcohol y ayudar a reabsorberlo. Pica entre horas cuando la velada
se alarga, no te cortes, no son momentos de mirar las calorías, sea alimentos
dulces, como golosinas o chocolate, o salados, como patatas fritas, colines, etc.,
cualquier variedad que nos eleve el azúcar
en la sangre. Al día siguiente, por el contrario, cuando ya la suerte
está echada, y en el caso de no haber podido esquivar la resaca, no fuerces la
máquina e ingiere alimentos ligeros, ricos en agua, que nos ayuden a recuperar
los niveles perdidos. Zumos naturales como los de naranja y tomate serán
ideales, del mismo modo que frutas frescas en cualquiera de sus variedades y
especialmente los plátanos, infusiones, leche y yogures, comidas ligeras, frías
o calientes, como gazpachos y sopas, y en general cualquier cosa que te guste y
tu cuerpo, que es más listo que tú, admita.
Noches de desenfreno, días de Ibuprofeno. El ibuprofeno puede ayudarte
a mitigar los efectos del alcohol. Uno antes de acostarte y otro al levantarte
tomados con el agua son de probada eficacia. Sin embargo, el paracetamol o la
aspirina, en cualquiera de sus formas, no son recomendables para combatirlos;
el primero, requiere de grandes esfuerzos por parte del hígado para
metabolizarlo (y bastante faena tiene con intentar metabolizar el alcohol), y
el segundo, puede llegar a irritar el estómago aún más, además de actuar como
anticoagulante, igual que el alcohol y no nos interesa. Un protector estomacal
antes de comenzar a beber alcohol, no después, nos ayudará también a reducir
los efectos del día después.
Lázaro, levántate y anda. No pases directamente de la mesa a la
cama, del garito al coche,… camina,
pasea, que te dé el aire, da un rodeo hasta llegar a casa o, si estás en ella,
distráete de algún modo: comiendo algo, recogiendo la mesa, fregando (para
alegría de tu pareja)…lo que se te ocurra, pero date tiempo. Cuanto más tiempo
pase desde la última copa hasta que te metas en la cama, mejor.
‘Si tu cuerpo pide tierra’…no lo fuerces, descansa. Si a pesar de
todo te crees morir, paciencia, es normal. Uno de los efectos de la resaca es
el cansancio y la dificultad para dormir. Aguanta con estoicismo y entereza lo
que te has ganado a pulso, búscate un lugar cómodo, fresco y ventilado, a poder
ser al aire libre, y déjate llevar, que fluya el tiempo mientras dormitas y
sientes cómo, poco a poco, tu cuerpo regresa de la otra dimensión…Seguro que, a
última hora de la tarde, algo envalentonado, aún preguntarás “¿Hoy qué hay? ¿Salimos
a tomar algo?”
Y para que puedas hacerlo sin
miedo, una receta perfecta: gazpacho de
pepino y manzana, el gazpacho anti-resaca.
Un gazpacho refrescante e hidratante; un gazpacho sutil y fino cargado de
vitaminas y con todo lo necesario para que recobres el ánimo y la templanza
para afrontar de nuevo otro día de vacaciones sin problemas.
Que te aproveche.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 500gr de pepino pelado.
- 1 manzana.
- 1 yogur natural desnatado.
- 50gr de nueces trituradas.
- 25gr de pan.
- 1 diente de ajo.
- 1 ½ cucharadas de vinagre de Módena.
- 3 cucharadas de aceite.
- ½ l. de agua.
- Sal al gusto.
- 1 pellizco de comino.
ELABORACIÓN
- Poner las nueces en el vaso batidor con una pequeña parte del agua y batir; adquirirá una tonalidad lechosa.
- Pelar y cortar en trocitos los pepinos, la manzana y el ajo y añadir al vaso junto al resto de ingredientes y batir hasta que todos los ingredientes queden integrados. Debe adquirir una textura fina. Si piensas que ha quedado espeso añádele un poco de agua.
NOTA
Puedes prescindir del ajo si no
es tu fuerte y sustituir el vinagre de Módena por vinagre de Jerez, pero el
toque dulce del primero le sienta muy bien a este gazpacho. La nuez (o la
almendra, si lo prefieres) debe estar triturada pero no en polvo para que se
aprecie al tomarlo.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Perfect Day, The Constellations.
Para la degustación: Perfect day, Lou Reed
VINO RECOMENDADO
Añil, macabeo. DO La Mancha.
DÓNDE COMER
Nada mejor que al aire libre: en
la terraza, en el porche, en el balcón, apoyado en el quicio de la ventana… o
en su defecto, bajo el ventilador o a su lado, o pegado al aire acondicionado, da
igual dónde sea, pero que corra el aire, que corra mucho y que te dé. La
compañía que sea de conversación discreta y sobre todo divertida e
intrascendente, no vaya a ponerte un dolor de cabeza mayor del que ya
aportabas; y por lo que más quieras, no se te ocurra cerrar ningún negocio en
estas condiciones, recuerda que estás de vacaciones.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Es un plato tan, tan ligero que
sólo tendrás que preocuparte por mitigar ese pertinaz dolor de cabeza que te
recuerda dónde estuviste ayer. Junto al gazpacho, un buen paseo por la montaña
o a la orilla de la playa hará que poco a poco sea nada más que un lejano
recuerdo.