Lo ha dicho el Rey “Una nueva generación reclama el papel protagonista”. El rey abdica, y con sus palabras
parece abrir el camino no sólo a su hijo, sino a toda una nueva era de cambios
que vaticinan un mundo diferente al que estamos acostumbrados. Un discurso
premonitorio que habla de futuro, de esperanza, de juventud, de nuevas energías y
compromiso para emprender las transformaciones que sean necesarias. Como si
hubiera sido escrito en la Noosfera de Teilhard de Chardin, en ese espacio
virtual que nos envuelve, donde ocurren todos los actos del pensamiento y nos
hace establecer curiosas analogías y a caminar en la misma dirección sin apenas
percatarnos.
Los cambios son buenos. Los cambios
son sanos. Los cambios son buenos, sanos y sobre todo necesarios. Y más cuando
todos los indicios nos impelen a ello.
Los hijos quieren irse de casa. Los hijos se
hacen adultos, se rebelan, y miran con insolente irreverencia la mano
falsamente paternal que dice protegerles. Ya es hora.
Casi al mismo tiempo en que el
Rey lee su discurso, García-Margallo rinde cuentas de lo sucedido con Podemos en la Reunión Bilderberg, el auténtico poder en la sombra, los amos del
mundo. Su cometido es expresar que el gobierno ha cumplido exactamente con todo lo que les
habían ordenado, hasta la última palabra, pero se han encontrado con la
ingratitud de unos ciudadanos paletos y desagradecidos incapaces de comprender
la grandeza de sus políticas y que comienzan a cuestionar el sistema. Toca, por
tanto, seguir analizando qué está
pasando, en qué se han equivocado, perdidos como aún se encuentran en la vorágine
que prosigue a los acontecimientos.
Y cabría preguntarse: ¿Qué más
hay que analizar? ¿Qué es lo que no han entendido? ¿Qué error han cometido en
la interpretación de la realidad? ¿Por qué se sienten perdidos? ¿10 días más
tarde y aún analizando el por qué del éxito de Podemos? El mensaje no da pie a
la confusión. El mensaje es claro y rotundo: Estamos hartos de vosotros.
Estamos, más que indignados con vosotros, hasta los mismísimos de vosotros.
Si deseas que las cosas se hagan como tú quieres, hazlas tú mismo y no
dejes que otro las haga por ti. El ciudadano quiere gestionar su futuro y éste
pasa por entrar en el ruedo político y hacerles frente en su propio terreno.
Más allá de la crisis y el paro, de las ideologías, de la corrupción y los
recortes, está el hartazgo. No se puede presionar tanto al ciudadano y esperar
contener la indignación con leyes represoras. Un amplio sector de la sociedad
ha dicho ¡Basta ya! Y ha visto en Podemos la posibilidad de construir su propio
futuro. Podemos y Pablo Iglesias
representan la ilusión que se había perdido, la esperanza de cambiar el feo
mundo que nos están dejando.
Siguen sin entenderlo. Siguen
perdidos en su propia interpretación de la realidad, porque, apoltronados en su
mundo, su realidad es muy distinta de la nuestra. Y mientras tanto, mientras se
sacuden la estupefacción inicial, generando miedo, sembrando insidia y
discordia, han sacado toda su artillería
mediática y desde los platós de televisión, en los periódicos y en las emisoras
de radio, insultan y mienten. Identifican Podemos con el extremismo, con el
terrorismo, con los antisistema, sin darse cuenta que su miedo, el miedo que
intentan extender, indica que vamos en la buena dirección.
Quien siembra discordia recoge
tempestades. Desearían una reacción violenta, eso justificaría sus palabras,
pero han llegado tarde. Ya no mueven al ciudadano a la rabia, hay ilusión;
mueven a la indiferencia, el peor de los desprecios. Al olvido. El ciudadano ya
no se siente representado por los grandes partidos, que, como cíclopes enormes y
pétreos, miran en una sola dirección y con un único interés: perpetuarse. Lo
interesante del movimiento ciudadano precisamente es su cristalización como
opción política para un amplio sector social de diferentes ideologías y cansado.
Y en este contexto Podemos se consolida como un firme candidato al poder si son
capaces de gestionar con inteligencia las expectativas y la ilusión que han
sabido generar.
Da igual lo que los grandes
partidos hagan a partir de ahora. Ya es tarde. Da igual que el PSOE prometa renovación y abrir sus puertas a las bases. Da igual que Rajoy y su
gobierno, como una cutre compañía de telefonía móvil, prometa mejor oferta ante
la amenaza de portabilidad del voto. Han zarandeado el avispero y van a tener que
sacudirse los picotazos a manotazos. La realidad es que Podemos está ahí, que
el ciudadano está ahí y por primera vez en mucho tiempo se siente representado.
Por lo pronto, sólo por ver la
cara de tontos que se les ha quedado ya ha valido la pena. Adelante pues,
porque Podemos, ya lo creo que Podemos.
Y para celebrarlo este postre: Tiramisú Podemos. Un postre para
disfrutar no como dulce epílogo a una buena comida (en todo caso, el colofón agridulce de un reinado), sino como celebración, por
el comienzo de una buena amistad, por el inicio de un futuro prometedor. Dicen que
su nombre significa “tráeme arriba” “súbeme el ánimo”. Pues entonces que sirva
de homenaje para quién ha sido capaz de vencer la apatía y el decaimiento y
traernos de nuevo la ilusión.
Porque Podemos, porque debemos,
que nos aproveche.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 250gr de queso mascarpone.
- 50gr de azúcar.
- 2 huevos.
- 150gr de rosegones.
- 100cl de café.
- 150gr de cerezas.
ELABORACIÓN
- Separa las claras de las yemas. Mezcla bien estas últimas con el azúcar. Monta las claras a punto de nieve (si añades unas gotitas de limón y una punta de sal estando las claras temperatura ambiente, te resultará más fácil) y reserva.
- Incorpora a las yemas el queso, mézclalo todo muy bien y con energía. Añade poco a poco las claras montadas hasta obtener una mezcla esponjosa y aérea.
- Prepara café y una vez frío moja en él los rosegones, que machacarás hasta obtener una pasta consistente.
- Lava las cerezas y córtalas por la mitad.
- Emplatado: en copa alta o vaso transparente, dispón, por este orden, una cucharada de pasta de rosetón, dos buenas cucharadas de mascarpone y sobre él las cerezas.
- Umm, espectacularmente sencillo y delicioso. Todo un bocado de optimismo.
NOTA
- Puedes sustituir las cerezas por fresas, plátano, piña o la fruta que más te guste, pero el contraste de colores con las primeras lo convierte en un postre muy atractivo y sugerente.
- Si te gustan las punzaditas alcohólicas, macerar en una copa de brandy las cerezas durante 1h le da un sabor muy sutil e interesante.
- Las soletillas a falta de rosegones es una buena opción, aunque los tropezones de almendra de los primeros son todo un acierto en este postre.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: What a Wonderful World, Joey Ramone
Para la degustación: Oak Tree, Mirel Wagner
VINO RECOMENDADO
Moscatel Dolce Prima, do Valencia
DÓNDE COMER
Es plato de celebración, por lo
que hay que degustarlo con optimismo, en buena y numerosa compañía y con
ilusión, de igual que sea en la plaza, por las calles o en tu casa mientras impregne en tu memoria el dulce momento
de su degustación.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Algo tan exquisito es imposible
que empache y menos que engorde. Convéncete de ello, porque cuando eso es así,
todo es posible.