jueves, 22 de mayo de 2014

Falso caviar de quinoa o por que algunos políticos tal vez deberían masturbarse más

 
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La naturaleza nos ha hecho distintos los unos de los otros porque de no ser así la especie se extinguiría. Nos ha hecho diferentes con el fin de generar el deseo, mover la pasión, exaltar la carne para que el impulso sexual actúe, nos reproduzcamos y garanticemos la pervivencia de la especie. Un acto, el de la reproducción, que sabiamente nos procura placer, porque de otro modo el invento tampoco funcionaría, y que la cultura ha ido sofisticando hasta convertir en un arte. Si fuéramos idénticos, la pasión, el deseo, la exaltación y el impulso desaparecían y nos extinguiríamos como especie. En la variedad está el gusto dice el refrán, y pocas verdades se manifiestan tan acertadas, tan en sintonía con la naturaleza.


Me pregunto si ese milagro de la variedad en la naturaleza es aplicable a la política. Frente al abanico de posibilidades que se abre de cara al 25 M, lejos de las diferencias que deben hacer singulares como especie política a cada formación, lejos de la pluralidad que nos garantice la pervivencia como ciudadanos representados, no se ve más que uniformidad, similitud cuando no igualdad; y lo que es peor: lejos de mover al ánimo, la ilusión y la esperanza, mueve a la indiferencia cuando no al hastío o al asco. El descrédito al que la política ha llegado, le brecha abierta con el ciudadano es tan grande, que éste no tiene ningún interés en votar. Y ellos lo saben, porque les beneficia.  

Me refiero a las grandes formaciones políticas, esas en que no confías se muestren diferentes en materia de política económica, la que condiciona tu futuro inmediato. Si dicen que los perros terminan por parecerse a su amo ¿a qué amo sirven? Porque al ciudadano, desde luego, no. Entre las otras formaciones, las más pequeñas, la cosa es diferente. En ellas se habla en otro idioma; se habla de desahucios, se habla de recortes, se habla de pérdida de derechos laborales y sociales, se habla de la realidad de la calle, sin eufemismos, sin triunfalismos, percibiendo los estragos de la crisis en primera persona del presente de indicativo y no en pasado. Tal vez ese impulso que las distingue esté movido por su propia convicción de que no van a poder hacer nada, dada su escasa representación, pero se muestran como una alternativa ilusionante  frente a quienes se alternan en el juego eterno de la silla. Una alternativa modesta, pero que puede acercar la voz del ciudadano a una Europa alejada y casi perdida, sorda a todo aquello que no sea dinero y que tal vez pueda suponerle por primera vez en mucho tiempo sentirse representado. Por algo se empieza: por votar, por uno o muy pocos representantes, por situarse frente a quienes nos han llevado hasta aquí.

Y es frente al PP fundamentalmente donde hay que situarse; aquí y en Europa. Frente a un partido que, más allá de la economía, invade todos los aspectos de nuestra vida con políticas y políticos infames que no nos merecemos. Sin dejar espacio a la duda, sin disimulo: desde la ley de reforma laboral, hasta los anteproyectos de ley sobre el  aborto o seguridad ciudadana y la pérdida de derechos que suponen; desde el desmantelamiento de los servicios públicos, hasta la vergonzante financiación ilícita del partido; desde el rescate a los bancos, hasta la sangría de los desahucios. Y lo último: Un ministro y candidato a Europa machista al que le pierde la lengua y las formas por más que se haya visto abocado a pedir perdón. La cara más rancia y reaccionaria de una sociedad hipócrita que mide las palabras en público y cuyo patinazo no ha mostrado más que el verdadero corazón de quien las pronuncia y representa. O un ministro de Justicia, que al hilo de un sórdido suceso, pretende limitar la libertad de expresión comparando la mala educación, la ofensa verbal y la falta de sensibilidad con un delito similar al de terrorismo o al que motivó los comentarios ofensivos. Es como equiparar el hecho de que alguien se masturbe con el de haber tenido relaciones con la persona en que pensó. Que una persona lance un comentario ofensivo en una red social tiene el mismo valor que si otra se masturba pensando en quien le lleva loco, la diferencia estriba en que este último queda en la esfera de lo íntimo y privado, pero en cualquier caso son dos actos inofensivos. Realmente, con la que está cayendo, tienen suerte muchos políticos de que todo quede en el ámbito de los pensamientos. Deberían dar gracias. Sólo faltaría que pusieran puertas a la imaginación.

Tal vez es ese el problema, que se masturban poco. Quizás si lo hicieran con más frecuencia se relajarían más, está demostrado, mejorarían el carácter y olvidarían si quiera por unos instantes ese afán enloquecido por controlarlo todo. Tal vez si se masturbaran más dejaran de pensar tanto en cómo fastidiarnos la vida.   

Es muy difícil llegar a ser tan falso y mentiroso como los profesionales de la política que solo sirven a los intereses de su partido o del dinero cuando no a los dos, pero puestos a ponernos a su altura, pese a la dificultad de la empresa, esta receta los representa. Una receta, más que falsa, impostora, pero eso sí, a cara descubierta y orgullosa de serlo: Falso caviar de Quinoa. Todas las ventajas de uno de los alimentos más completos que nos ofrece la naturaleza, pero con la apariencia sofisticada del caviar. Unas falsas huevas de recuerdos marinos, pero con los pies en la tierra. Un juego de sabores y texturas que no dejara indiferente a nadie; un inocente juego muy alejado del que nos tienen acostumbrados aquellos que nos representan.

Que no te engañe y que lo disfrutes.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 150gr de quinoa.
  • 1 latita de anchoas.
  • 2 bolsas de tinta de sepia congelada.
  • El doble de volumen de agua que de quinoa.
  • Sal y pimienta.
  • Pan tostado.
  • Mantequilla.
ELABORACIÓN

  1. Bate las anchoas y las dos bolsitas de tinta en el agua, llévala a ebullición e incorpora la quinoa previamente lavada. Deja cocer aproximadamente entre 17’-20’ a fuego bajo. Retira, remueve, añádele una punta de pimienta y rectifica de sal si fuera necesario. Ya tenemos un Falso caviar de Quinoa.
  2. Tuesta pequeñas cortadas de pan de pueblo y acompáñalas de mantequilla.
  3. Emplatado: Sirve el falso caviar en cuenco o en recipiente adecuado para caviar, en este caso con la copa con hielo para que el efecto sea más aparente. Junto al mismo, las pequeñas rebanadas de pan y la mantequilla.
  4. Sorprendente, muy aparente y delicioso.
NOTA

Se pueden acompañar los canapés con bacalao en aceite, salmón o tollina, reforzando aún más el sabor.
Un toque de pimentón dulce de la Vera potenciará aún más el falso caviar.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: El columpio asesino, Babel.
Para la degustación: Blue Monday, New Order.

VINO RECOMENDADO

Viñatorondos, R13. DO Cigales.

DÓNDE COMER

Es un plato para compartir, de los del medio de la mesa. Un plato para aparentar, por lo que vístela con distinción, buena vajilla y cristalería, y cuchillería fina para extender la mantequilla con elegancia. Dale, pues, el empaque que le corresponde a pesar de las falsas apariencias, pero sin ponerte tan solemne como aquellos a quienes representa… eso empalaga demasiado.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Correr un rato, tampoco mucho, pues, después de darte el pisto con un plato tan aparente como impostor, tal vez tengas que salir por piernas. La distancia y el tiempo dependerán del fondo físico de tus perseguidores, por lo que no has de preocuparte demasiado.