La naturaleza nos ha hecho
distintos los unos de los otros porque de no ser así la especie se extinguiría.
Nos ha hecho diferentes con el fin de generar el deseo, mover la pasión,
exaltar la carne para que el impulso sexual actúe, nos reproduzcamos y garanticemos
la pervivencia de la especie. Un acto, el de la reproducción, que sabiamente
nos procura placer, porque de otro modo el invento tampoco funcionaría, y que
la cultura ha ido sofisticando hasta convertir en un arte. Si fuéramos
idénticos, la pasión, el deseo, la exaltación y el impulso desaparecían y nos
extinguiríamos como especie. En la variedad está el gusto dice el refrán, y
pocas verdades se manifiestan tan acertadas, tan en sintonía con la naturaleza.
Me pregunto si ese milagro de la
variedad en la naturaleza es aplicable a la política. Frente al abanico de
posibilidades que se abre de cara al 25 M, lejos de las diferencias que deben
hacer singulares como especie política a cada formación, lejos de la pluralidad
que nos garantice la pervivencia como ciudadanos representados, no se ve más que uniformidad, similitud cuando no igualdad; y lo que es peor: lejos de mover al ánimo, la ilusión y la esperanza, mueve a la indiferencia cuando no al hastío o al asco. El descrédito al que
la política ha llegado, le brecha abierta con el ciudadano es tan grande, que
éste no tiene ningún interés en votar. Y ellos lo saben, porque les beneficia.
Me refiero a las grandes formaciones políticas, esas en que no confías se
muestren diferentes en materia de política económica, la que condiciona tu
futuro inmediato. Si dicen que los perros terminan por parecerse a su amo ¿a
qué amo sirven? Porque al ciudadano, desde luego, no. Entre las otras formaciones, las más pequeñas,
la cosa es diferente. En ellas se habla en otro idioma; se habla de desahucios,
se habla de recortes, se habla de pérdida de derechos laborales y sociales, se
habla de la realidad de la calle, sin eufemismos, sin triunfalismos,
percibiendo los estragos de la crisis en primera persona del presente de
indicativo y no en pasado. Tal vez ese impulso que las distingue esté movido
por su propia convicción de que no van a poder hacer nada, dada su escasa
representación, pero se muestran como una alternativa ilusionante frente a quienes se alternan en el juego
eterno de la silla. Una alternativa modesta, pero que puede acercar la voz del
ciudadano a una Europa alejada y casi perdida, sorda a todo aquello que no sea
dinero y que tal vez pueda suponerle por primera vez en mucho tiempo sentirse
representado. Por algo se empieza: por votar, por uno o muy pocos
representantes, por situarse frente a quienes nos han llevado hasta aquí.
Y es frente al PP fundamentalmente
donde hay que situarse; aquí y en Europa. Frente a un partido que, más allá de
la economía, invade todos los aspectos de nuestra vida con políticas y políticos
infames que no nos merecemos. Sin dejar espacio a la duda, sin disimulo: desde
la ley de reforma laboral, hasta los anteproyectos de ley sobre el aborto o seguridad ciudadana y la pérdida de
derechos que suponen; desde el desmantelamiento de los servicios públicos,
hasta la vergonzante financiación ilícita del partido; desde el rescate a los
bancos, hasta la sangría de los desahucios. Y lo último: Un ministro y candidato
a Europa machista al que le pierde la lengua y las formas por más que se haya
visto abocado a pedir perdón. La cara más rancia y reaccionaria de una sociedad
hipócrita que mide las palabras en público y cuyo patinazo no ha mostrado más
que el verdadero corazón de quien las pronuncia y representa. O un ministro de
Justicia, que al hilo de un sórdido suceso, pretende limitar la libertad de
expresión comparando la mala educación, la ofensa verbal y la falta de
sensibilidad con un delito similar al de terrorismo o al que motivó los
comentarios ofensivos. Es como equiparar el hecho de que alguien se
masturbe con el de haber tenido relaciones con la persona en que pensó. Que una
persona lance un comentario ofensivo en una red social tiene el mismo valor que
si otra se masturba pensando en quien le lleva loco, la diferencia estriba en que este último queda en la esfera de lo íntimo y privado, pero en cualquier
caso son dos actos inofensivos. Realmente, con la que está cayendo, tienen
suerte muchos políticos de que todo quede en el ámbito de los pensamientos. Deberían
dar gracias. Sólo faltaría que pusieran puertas a la imaginación.
Tal vez es ese el problema, que
se masturban poco. Quizás si lo hicieran con más frecuencia se relajarían más,
está demostrado, mejorarían el carácter y olvidarían si quiera por unos
instantes ese afán enloquecido por controlarlo todo. Tal vez si se masturbaran
más dejaran de pensar tanto en cómo fastidiarnos la vida.
Es muy difícil llegar a ser tan
falso y mentiroso como los profesionales de la política que solo sirven a los
intereses de su partido o del dinero cuando no a los dos, pero puestos a
ponernos a su altura, pese a la dificultad de la empresa, esta receta los
representa. Una receta, más que falsa, impostora, pero eso sí, a cara
descubierta y orgullosa de serlo: Falso
caviar de Quinoa. Todas las ventajas de uno de los alimentos más completos
que nos ofrece la naturaleza, pero con la apariencia sofisticada del caviar.
Unas falsas huevas de recuerdos marinos, pero con los pies en la tierra. Un
juego de sabores y texturas que no dejara indiferente a nadie; un inocente juego
muy alejado del que nos tienen acostumbrados aquellos que nos representan.
Que no te engañe y que lo
disfrutes.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 150gr de quinoa.
- 1 latita de anchoas.
- 2 bolsas de tinta de sepia congelada.
- El doble de volumen de agua que de quinoa.
- Sal y pimienta.
- Pan tostado.
- Mantequilla.
ELABORACIÓN
- Bate las anchoas y las dos bolsitas de tinta en el agua, llévala a ebullición e incorpora la quinoa previamente lavada. Deja cocer aproximadamente entre 17’-20’ a fuego bajo. Retira, remueve, añádele una punta de pimienta y rectifica de sal si fuera necesario. Ya tenemos un Falso caviar de Quinoa.
- Tuesta pequeñas cortadas de pan de pueblo y acompáñalas de mantequilla.
- Emplatado: Sirve el falso caviar en cuenco o en recipiente adecuado para caviar, en este caso con la copa con hielo para que el efecto sea más aparente. Junto al mismo, las pequeñas rebanadas de pan y la mantequilla.
- Sorprendente, muy aparente y delicioso.
NOTA
Se pueden acompañar los canapés
con bacalao en aceite, salmón o tollina, reforzando aún más el sabor.
Un toque de pimentón dulce de la
Vera potenciará aún más el falso caviar.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: El columpio asesino, Babel.
Para la degustación: Blue Monday, New Order.
VINO RECOMENDADO
Viñatorondos, R13. DO Cigales.
DÓNDE COMER
Es un plato para compartir, de
los del medio de la mesa. Un plato para aparentar, por lo que vístela con
distinción, buena vajilla y cristalería, y cuchillería fina para extender la
mantequilla con elegancia. Dale, pues, el empaque que le corresponde a pesar de
las falsas apariencias, pero sin ponerte tan solemne como aquellos a quienes
representa… eso empalaga demasiado.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Correr un rato, tampoco mucho,
pues, después de darte el pisto con un plato tan aparente como impostor, tal
vez tengas que salir por piernas. La distancia y el tiempo dependerán del fondo
físico de tus perseguidores, por lo que no has de preocuparte demasiado.