martes, 18 de marzo de 2014

Calabacines Empalmados

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Qué fálico es un calabacín. Qué perversa asociación sodomita. Qué maliciosa identificación con el poder y el sometimiento. Sodoma es el símbolo de lo inmoral y lo perverso, la ciudad del pecado. La historia cuenta que sabedor Dios de los pecados que allí se cometían, mandó a unos emisarios para comprobar si los rumores eran fundados. Cuando llegaron fueron recibidos hospitalariamente por Lot, sobrino de Abraham, mientras que el resto de ciudadanos intentó violarlos, demostrando que cuanto se decía de aquella ciudad era cierto. La ira de Dios la destruyó y sólo Lot y su familia pudieron salvarse, a pesar de que la curiosidad le gastó una mala pasada a su mujer que acabó convertida en estatua de sal.


Esta historia terrible fue manipulada por la moral judeo-cristiana para identificar a los sodomitas con todo tipo de comportamientos depravados y licenciosos. Sin embargo, los pecados mencionados en la biblia no se referían a prácticas sexuales de ningún tipo. Los vicios de Sodoma eran otros: la opresión a los más pobres, la corrupción de los jueces, la soberbia y la arrogancia entre otros muchos. Y la verdad es que suena todo tan actual que no puedo dejar de pensar en los sodomitas y en dedicarles un plato… a ellos y a los gobiernos insensibles, banqueros y empresarios sin escrúpulos que como aquellos comparten los mismos vicios.

En una performance moderna imagino a Merckel como Dios y a los famosos hombres de negro como emisarios divinos en post de una verdad omnímoda, la suya. Aquel que acepte sus exigencias será salvado y todos aquellos que osen pecar y desafiarle,  destruidos. Todos somos Sodoma y nuestros gobernantes los pecadores arrogantes y soberbios, los opresores que se creen dioses, los que nos arrastran al infierno con su comportamiento  indecoroso. La diferencia está en que, en este caso, Dios es también más malo que Caín y no busca justicia para los buenos, y junto a quienes nos gobiernan, los dioses menores, hace propio el mito judeo-cristiano del sodomita y nos sodomiza a pesar de los gritos y las quejas. Y cuidado, que si te revuelves más de lo que debes o protestas por los cauces que no toca, igual te conviertes en estatua de sal.

Dado que los dioses están en todas partes, hasta en las cocinas, como el ojo gigante de un Gran Hermano, riámonos de ellos aunque sea a escondidas, comámoslos enteros y hagamos de su cuerpo carne en forma de calabacín, hermoso y lúbrico falo de despensa capaz de saciar un hambre voraz y de satisfacer los sueños de venganza más inconfesables, que nunca como ahora Sodoma estuvo tan de actualidad.

Que nos aproveche y ellos que lo sientan.

NECESITARÁS (para 4 personas)

  • 2 calabacines bien rectos, de tamaño y grosor evocador.
  • 16 gambas gorditas.
  • 2 cucharadas de sucedáneo de caviar.
  • 1 cebolleta.
  • 1 diente de ajo.
  • Aceite.
  • Sal, pimienta y tomillo.
  • 1 cucharadita de harina.
  • 20gr de mantequilla.
  • 15cl de leche. Parmesano rallado u otro queso curado.
ELABORACIÓN
  1. Lava bien los calabacines y córtalos en trozos de 5 ó 6 cm como máximo. En los calabacines trempados el tamaño sí es importante, pero a la baja, de lo contrario no nos resistirán ni un asalto en el horno y se vendrán abajo, la pesadilla de todo playboy aunque sea de despensa. Vacíalos con el vaciador o una cucharilla dejando una base de medio cm aproximadamente y cuidando que las paredes no sean demasiado finas. Reserva la carne que has obtenido.
  2. En una cazuela con agua hirviendo y sal sumerge  los calabacines y déjalos hervir durante 10’. Saca, deja reposar y espolvorea por dentro con un poco de sal, pimienta y tomillo.
  3. En una sartén con un poco de aceite sofríe la cebolla y el ajo cortados finos. Cuando la cebolla esté transparentando, incorpora la carne de los calabacines y pochar. Salpimentar.
  4. Lavar y pelar las gambas. Cortar  en trocitos 8 gambas y saltear en un poco de aceite. Reservar. Saltear el resto enteras. Reservar.
  5. En una sartén incorpora a la mantequilla derretida la cucharadita de harina, remueve bien para que no queden grumos e incorpora poco a poco la leche para que todo se conjunte bien. Cuando veas que ya ha espesado lo suficiente, añade los trocitos de gamba salteados, el sucedáneo de caviar y rectifica de sal, añadiendo un poquito de tomillo y pimienta. Remueve, deja cocer 2’ y retira.
  6. Incorpora la bechamel al sofrito de cebolla, ajo y calabacín. Remueve bien y rellena con la mezcla los calabacines empalmados.
  7. Coloca una gamba entera en cada uno de los calabacines empalmados con gracia, así, sobre el borde del mismo, como enroscado y abrevando de la mezcla cuan néctar. Espolvorea con el parmesano rallado y hornea hasta que el queso se funda…
  8. Servir dos empalmados por cabeza…Umm, te garantizo una experiencia gastronómica casi lúbrica…casi.
NOTA

De la forma que te presento están espectaculares, pero si no dispones de gambas y sucedáneo o si lo prefieres, con atún y huevo duro rallado añadidos a la bechamel también están buenísimos, del mismo modo que con carne picada.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Look of Love, Diana Krall.

VINO RECOMENDADO

Azabache, rosado 12. DO La Rioja.

DÓNDE COMER

Un falo de despensa es toda una experiencia gastronómica y sensual, y por ello, un plato obvio. Hazte el remolón, siquiera un instante, la mirada evasiva, huidiza, que no detecte tu ansiedad por coronar el objeto de tus deseos más profundos, y de tanto en tanto hazte el encontradizo, porque habéis de comerlos arrebujados en mantita y en pareja, servidos con la mano directamente a la boca de tu amante; que sea él quien decida cómo comerlos, si a pequeños y delicados bocados cargados de romanticismo o a grandes dentelladas de pasión.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Ya me contarás: bajo la manta y con tu amante totalmente entregado, qué más da que la pasión se manifieste a bocaditos o a dentelladas, vas a tener que invertir muchas energías para sofocar tanto delirio…y sin duda, totalmente complacido con tan magna empresa.