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El verano ya está aquí. Y no es
que el Corte Inglés lo diga, es que se percibe en el ambiente. Este año, más
allá del ‘caloret’ al mediodía, de las terrazas hasta la bandera, de los
vestidos vaporosos o las bermudas y las chanclas, el buen rollito y el subidón
que despierta la estación ha traspasado fronteras y ha llegado a la política,
al menos la municipal. Por fin un brote verde percibido por el ciudadano. Por
fin un salto hacia el cambio. Por fin un presagio real del final de esta puta
crisis.
El sábado 13 de junio, como en
las buenas playas, las plazas de muchos pueblos y capitales de provincia se han
llenado hasta la bandera (y no precisamente azul) de ciudadanos celebrando el
cambio de color y de políticas, y arropando en muchos casos a ‘perroflautas’
que han cogido las riendas del gobierno local, que cuatro años antes eran
desalojados de las mismas. Hacía muchos años que unas elecciones municipales no
ilusionaban tanto ni levantaban tanta expectación, pero no podía ser de otra
manera: la prepotencia y el desprecio con que se ha actuado, así como el
hartazgo generado han condicionado por lógica el resultado. De tal modo que
aquellos que entonces mandaban desalojar las plazas han terminado siendo
desalojados de los ayuntamientos. No es un tema de revancha, es un tema de
regeneración. El PP se ha quedado sin saldo y los consumidores, entre la
recarga y la ‘portabilidad’, se han decantado por ésta última. Viva el cambio.
Ha sido como abrir las ventanas y
que entre el aire fresco para renovar la atmosfera viciada, para limpiar los
espacios comunes, para arrastrar lo que no sirve. Y aunque el paradigma de los
dos modelos se ha dado en muchos lugares, ha sido en Madrid donde ha encontrado
su zénit entre Aguirre y Carmena, entre la caspa de casta y la frescura y
honestidad. Ha ganado esta última, como no podía ser de otra manera, porque por
más que lo crea Manuela, el ciudadano sabe que la “reinserción” es imposible…o
al menos la Esperanza en ella.
Y es que cuando no se ha ganado
por goleada ha habido que pactar para poder estar, por mucho que le pese a más
de uno y a su formación más votada. A fin de cuentas ¿qué es si no una
corporación municipal? Ayuntamiento y ayuntar tienen la misma etimología:
juntar, unir (también copular, pero esa acepción aquí, aunque más interesante,
no procede). Pactar, por tanto, para gobernar y cambiar las cosas, para cambiar
las formas y llenar de frescura la política local. Tal vez bajarse los sueldos,
ir en bici a trabajar, hacer acto de presencia en un desahucio, tener como
prioridad en sus programas medidas sociales o cesar a un concejal por su pésimo humor
negro, no sean más que gestos intrascendentes, pero todos nuestro actos lo son
y hay algunos a quienes no cabía más caspa en sus hombros y tocaba
sacudirla ¿no te parece?
Para celebrarlo nada como una
receta llena de colores alegres, que sabe a verano y a aire fresco bajo la
sombrilla: Rollitos de calabacín y
gazpacho con almendra; un plato que simboliza el buen rollito que se
respira en los ayuntamientos, la ilusión que han despertado y la esperanza por
un cambio. Un bocado lleno de cromatismo y matices que combina el mar y la
tierra con sutileza; tan ligero, fresco y alegre, que lejos de empacharte te
hará sentir ligero y no podrás parar hasta dar con su final.
Que lo disfrutes.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 250 g de salmón fresco (de la parte de la cola, mejor).
- 2 calabacines.
- ½ l de gazpacho andaluz.
- 1 manzana mediana.
- 1 y ½ cucharadas de almendra molida.
- Sal.
- Pimienta.
- 1 lima y su ralladura (o limón).
- 3 cucharadas de salsa de soja.
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- Un chorrito de salsa Perrins o pasta de guindilla (opcional).
ELABORACIÓN
- Quítale la piel al salmón con un cuchillo largo (o que lo hagan en la pescadería). Córtalo en tiras alargadas de unos 2 cm de grosor aproximadamente. Salpimiéntalo. Introdúcelo en un bol junto al zumo y la ralladura de la lima, la salsa de soja, el aceite y el chorrito de salsa Perrins. Déjalo macerar en la nevera al menos 1h.
- Mientras, pela la manzana córtala en trocitos e introdúcela en un vaso batidor junto al gazpacho y la almendra molida. Batir. Si crees que queda muy espeso añádele un poquito de agua hasta conseguir la textura deseada.
- Pela el calabacín y con una mandolina de cocina córtalo en tiras largas y finas. Salpimiéntalas y pásalas por una sartén con unas gotitas de aceite.
- Corta un cuadrado de papel film lo suficientemente grande como para extender en él las tiras de calabacín. Ponlas superpuestas una sobre la otra hasta formar una cama de la misma longitud que los trozos de salmón.
- Pasa el salmón por la sartén caliente por todas sus caras 15’’ aproximadamente por cada una de ellas Debe quedar hecho por fuera pero jugoso por dentro.
- Coloca una tira de salmón en el lecho de calabacín y con la ayuda del papel film (como si fuera una esterilla de sushi) enróllalo. Hecho esto, retira el papel y corta el rulo en porciones de 5 o 6 cm.
- Emplatado: en un plato hondo verter 3 cucharadas de gazpacho a temperatura ambiente y sobre el mismo ‘de pie’ 3 o 4 rollitos de calabacín ligeramente calientes.
Umm, buenísimo, económico, fácil
de elaborar y muy, muy aparente.
NOTA
Puedes utilizar salmorejo si lo
prefieres, pero la manzana y la almendra le dan un sabor de recuerdos dulces y
una textura a este plato muy especial. En lugar de salmón puedes utilizar
cualquier otro pescado de carne firme que aguante bien la elaboración e incluso
gambas o chipirones.
También puedes cortar previamente
el pescado en tacos y una vez pasado por la sartén envolverlos individualmente
en una tira de calabacín.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Changes, David Bowie
Para la degustación: Wonderwall, Cat Power
VINO RECOMENDADO
Tesoro de Bullas, rosado 14. DO
Bullas.
DÓNDE COMER
Es plato para quedar como un
marqués en una cena familiar o íntima, pero también bocado de combate glamuroso
para llevar en fiambrera al escaño del hemiciclo municipal. Así que ya sabes,
sea la que sea tu preferencia a dar envidia con el resultado y a disfrutarlo,
solo o en campañía.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Bocado tan ligero no tiene mucho
que quemar, así que no te preocupes, ir y volver al trabajo en bicicleta o
moverte con ella después de comer, será ejercicio suficiente que lo compense.