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Me encantan las FEMEN, su violencia empitonada, su terrorismo
de tatuaje al agua. Me cautivan con la escenificación de su protesta,
convertidas en las protagonistas de una performance donde sus cuerpos son
personaje, escenario y mensaje. Me atrapan por su significado en un tiempo en
que la injusticia y la violencia del estado están a la orden del día. Sin leyes
como la del Aborto o la de Seguridad Ciudadana, y sin la soberbia y fundamentalismo con que se
hacen, no tendrían razón de ser, no serían más que un espectáculo exótico venido
del frío, una extravagancia singular, pero engarzadas en el momento político
que vivimos, están más que justificadas.
Al ministro de Justicia no le deben gustar las FEMEN. Sus tetas, las tetas, es evidente que tampoco. Seguramente le
fascinan, pero en la sombra, en la intimidad del hogar, alejado de los ojos que
puedan reconocer debilidad. En público muestra con su discurso la asepsia ofensiva
de quien determina lo que está bien o mal, la arrogancia del que nunca dará su
brazo a torcer, como un auténtico cruzado de la razón a cualquier precio. Al ministro de Interior, de lo interior,
de lo íntimo y lo privado, como a aquel, seguramente tampoco. Cogidos de la
mano diseñan leyes desmesuradas por excesivas y coartadoras, y con la otra
limpian la cara de un Rouco Varela complacido
con las mismas, pero agraviado y agredido por unas bragas ensangrentadas y unas
tetas enfurecidas. A fin de cuentas les une la misma complicidad y el mismo
pensamiento. Violencia, dicen; violencia y agresividad, intimidación y terrorismo.
Y siguen siendo ellos quienes con sus leyes y sus anacronismos violentan, agraden e intimidan
al ciudadano.
Me encanta que molesten, porque
siendo quienes son los que se expresan ofendidos y afrentados demuestran que no
se equivocan. Estos sujetos siniestros que no contentos con cargarse la clase
media se atreven a inmiscuirse y controlar su vida privada, son en realidad
quienes marcan el camino: más FEMEN,
más Escraches, más calle; todo cuanto les molesta. Pero todos, que no hay
cárceles suficientes para tantos.
Y es que, realmente, es
inexplicable y ridículo que el torso desnudo y subtitulado de unas chicas cause
el mismo efecto que un bombardeo. Que unos pezones contraídos por el frío
disparen con la destreza de un francotirador. Pero es así, y eso me tiene
seducido. Afortunadamente para ellos les protege Sta Teresa, cuya intercesión, como Sta Lucía, les preserva la vista aunque cierren
los ojos al descontento ciudadano, y descansan tranquilos, no temen nada; pero en
su fuero interno desean verlas como a StaÁgueda, con las tetas ofrecidas en una bandeja, resignadas y complacientes,
como chicas buenas. Porque ya se sabe, las chicas buenas, las obedientes, van
al cielo, pero las malas, las libres y valientes, a todas partes, incluso a
luchar al infierno contra leyes como la del aborto.
El conejo es su plato. El conejo exaltado es un plato FEMEN. Conejos exaltados es la receta de hoy. Un conejo exaltado por el
furor del picante. Una versión indignada del conejo a la diabla. Una carne delicada
y amable que la guindilla subleva poniéndola guerrera, y que lejos de provocar
la huída, nos invita a seguir adelante hechizados con su ardoroso sabor hasta no
dejar más que los huesos.
Que lo disfrutes y que se les
atragante.
NECESITARÁS (para 4 personas)
- 1 conejo troceado.
- 1 cebolla mediana.
- 1 diente de ajo.
- 3 ó 4 tomates de pera rallados.
- 1 cucharadita de pasta de chile o 2 guindillas (o una, según el nivel de “exaltación” que quieras darle al plato).
- 200cl de agua.
- Tomillo, romero, orégano y pimienta.
- 1 puñado de piñones y de cubitos de almendra (se vende en bolsitas en los supermercados. El molido de la almendra es más grueso).
- Aceite y sal.
ELABORACIÓN
- Al menos 2h antes salpimienta los trozos de conejo y mézclalos bien con las hierbas aromáticas. Mételo en la nevera hasta que lo vayas a freír. Transcurrido ese tiempo sofríelo bien, retíralo de la sartén y reserva.
- En ese mismo aceite sofríe la cebolla y el ajo cortados muy fino. Cuando veas que está casi hecha, añade el tomate rallado y la cucharada de pasta de chile (la venden en las grandes superficies en la sección especializada o gourmet) o las guindillas. Sofríelo durante unos minutos, incorpora los piñones y la almendra, dale unas vueltas, el vaso de agua y la carne de nuevo, y déjalo cocer hasta que la salsa se reduzca.
- Emplatado: en cazuelilla de barro y humeante.
NOTA
Si no encuentras la pasta de
chile (se vende en tubitos en forma de crema muy picante, por lo que hay que
ser cuidadoso con las cantidades) los resultados con la guindilla son
igualmente satisfactorios.
Acompaña muy bien con unas
patatas panadera o a lo pobre.
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Siempre me quedará, Bebe.
Para la degustación: Quién manda,
La Mala Rodríguez.
VINO RECOMENDADO
Care T Roble 12. DO Cariñena
DÓNDE COMER
En la playa, cómodamente sentado
en silla de camping y acodado a la mesita plegable o en casa, en mesa redonda y
rodeado de buenos amigos, servido el conejo en fuente y al medio y bien
custodiado de vino que rebaje el ardor guerrero del picante. Por supuesto, con
el torso desnudo a modo de encuentro nudista.
Si decides comerlo en pareja,
viste bien la mesa, ilumínala adecuadamente, súrtela bien de vino y utilizad
vuestros cuerpos para rotular mensajes de deseo nada sublimizares.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Ya que vamos a pecho descubierto,
no desaprovechemos la oportunidad. Si la ocasión lo requiere, manifiéstate, y
no precisamente como un fenómeno extraño sino necesario y reivindicativo. Y si
lo prefieres o ya estás rn ella, levántate y trota, Lázaro, por la orilla,
despacito pero constante; y aprovecha, que la brisa del mar es perfecta para
aclarar las ideas.