viernes, 14 de febrero de 2014

Conejos Exaltados

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Me encantan las FEMEN, su violencia empitonada, su terrorismo de tatuaje al agua. Me cautivan con la escenificación de su protesta, convertidas en las protagonistas de una performance donde sus cuerpos son personaje, escenario y mensaje. Me atrapan por su significado en un tiempo en que la injusticia y la violencia del estado están a la orden del día. Sin leyes como la del  Aborto o la de Seguridad Ciudadana, y sin la soberbia y fundamentalismo con que se hacen, no tendrían razón de ser, no serían más que un espectáculo exótico venido del frío, una extravagancia singular, pero engarzadas en el momento político que vivimos, están más que justificadas.   


Al ministro de Justicia no le deben gustar las FEMEN. Sus tetas, las tetas, es evidente que tampoco. Seguramente le fascinan, pero en la sombra, en la intimidad del hogar, alejado de los ojos que puedan reconocer debilidad. En público muestra con su discurso la asepsia ofensiva de quien determina lo que está bien o mal, la arrogancia del que nunca dará su brazo a torcer, como un auténtico cruzado de la razón a cualquier precio. Al ministro de Interior, de lo interior, de lo íntimo y lo privado, como a aquel, seguramente tampoco. Cogidos de la mano diseñan leyes desmesuradas por excesivas y coartadoras, y con la otra limpian la cara de un Rouco Varela complacido con las mismas, pero agraviado y agredido por unas bragas ensangrentadas y unas tetas enfurecidas. A fin de cuentas les une la misma complicidad y el mismo pensamiento. Violencia, dicen; violencia y agresividad, intimidación y terrorismo. Y siguen siendo ellos quienes con sus leyes y sus  anacronismos violentan, agraden e intimidan al ciudadano.

Me encanta que molesten, porque siendo quienes son los que se expresan ofendidos y afrentados demuestran que no se equivocan. Estos sujetos siniestros que no contentos con cargarse la clase media se atreven a inmiscuirse y controlar su vida privada, son en realidad quienes marcan el camino: más FEMEN, más Escraches, más calle; todo cuanto les molesta. Pero todos, que no hay cárceles suficientes para tantos.

Y es que, realmente, es inexplicable y ridículo que el torso desnudo y subtitulado de unas chicas cause el mismo efecto que un bombardeo. Que unos pezones contraídos por el frío disparen con la destreza de un francotirador. Pero es así, y eso me tiene seducido. Afortunadamente para ellos les protege Sta Teresa, cuya intercesión, como Sta Lucía, les preserva la vista aunque cierren los ojos al descontento ciudadano, y descansan tranquilos, no temen nada; pero en su fuero interno desean verlas como a StaÁgueda, con las tetas ofrecidas en una bandeja, resignadas y complacientes, como chicas buenas. Porque ya se sabe, las chicas buenas, las obedientes, van al cielo, pero las malas, las libres y valientes, a todas partes, incluso a luchar al infierno contra leyes como la del aborto.

El conejo es su plato.  El conejo exaltado es un plato FEMEN. Conejos exaltados es la receta de hoy. Un conejo exaltado por el furor del picante. Una versión indignada del conejo a la diabla. Una carne delicada y amable que la guindilla subleva poniéndola guerrera, y que lejos de provocar la huída, nos invita a seguir adelante hechizados con su ardoroso sabor hasta no dejar más que los huesos.

Que lo disfrutes y que se les atragante.

NECESITARÁS (para 4 personas) 

  • 1 conejo troceado.
  • 1 cebolla mediana.
  • 1 diente de ajo.
  • 3 ó 4 tomates de pera rallados.
  • 1 cucharadita de pasta de chile o 2 guindillas (o una, según el nivel de “exaltación” que quieras darle al plato).
  • 200cl de agua.
  • Tomillo, romero, orégano y pimienta.
  • 1 puñado de piñones y de cubitos de almendra (se vende en bolsitas en los supermercados. El molido de la almendra es más grueso).
  • Aceite y sal.
ELABORACIÓN

  1. Al menos 2h antes salpimienta los trozos de conejo y mézclalos bien con las hierbas aromáticas. Mételo en la nevera hasta que lo vayas a freír. Transcurrido ese tiempo sofríelo bien, retíralo de la sartén y reserva.
  2. En ese mismo aceite sofríe la cebolla y el ajo cortados muy fino. Cuando veas que está casi hecha, añade el tomate rallado y la cucharada de pasta de chile (la venden en las grandes superficies en la sección especializada o gourmet) o las guindillas. Sofríelo durante unos minutos, incorpora los piñones y la almendra, dale unas vueltas, el vaso de agua y la carne de nuevo, y déjalo cocer hasta que la salsa se reduzca.
  3. Emplatado: en cazuelilla de barro y humeante.
Garantizado: se te va a exaltar el sentido con su sabor.
NOTA

Si no encuentras la pasta de chile (se vende en tubitos en forma de crema muy picante, por lo que hay que ser cuidadoso con las cantidades) los resultados con la guindilla son igualmente satisfactorios.
Acompaña muy bien con unas patatas panadera o a lo pobre.


MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Siempre me quedará, Bebe.
Para la degustación: Quién manda, La Mala Rodríguez.

VINO RECOMENDADO

Care T Roble 12. DO Cariñena

DÓNDE COMER

En la playa, cómodamente sentado en silla de camping y acodado a la mesita plegable o en casa, en mesa redonda y rodeado de buenos amigos, servido el conejo en fuente y al medio y bien custodiado de vino que rebaje el ardor guerrero del picante. Por supuesto, con el torso desnudo a modo de encuentro nudista.
Si decides comerlo en pareja, viste bien la mesa, ilumínala adecuadamente, súrtela bien de vino y utilizad vuestros cuerpos para rotular mensajes de deseo nada sublimizares.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Ya que vamos a pecho descubierto, no desaprovechemos la oportunidad. Si la ocasión lo requiere, manifiéstate, y no precisamente como un fenómeno extraño sino necesario y reivindicativo. Y si lo prefieres o ya estás rn ella, levántate y trota, Lázaro, por la orilla, despacito pero constante; y aprovecha, que la brisa del mar es perfecta para aclarar las ideas.